Las claves para entender el laberinto del diálogo estancado de Petro con el ELN
Tras el rechazo del grupo a una propuesta confidencial hecha por el presidente sobre una reforma económica, los negociadores del Gobierno llamaron a la guerrilla a aclarar su disposición de continuar en el proceso. ¿Qué se puede esperar del futuro de la mesa?
Luego de casi tres meses sin ninguna reunión y en medio de una fisura en las comunicaciones que crece semana tras semana, el proceso de paz con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) parece haber caído en un estancamiento sin salidas a la vista.
El último episodio de la crisis fue el rechazo del ELN a la propuesta confidencial que el Gobierno le hizo para descongelar la mesa de conversaciones, relacionada —según lo reveló el mismo presidente Gustavo Petro este jueves— con una “reforma económica”.
Esa declaración llevó a una rueda de prensa extraordinaria de la delegación de Gobierno en la que el senador Iván Cepeda, negociador del Gobierno, explicó el tema: “Generar un espacio en el cual estén los movimientos sociales, Gobierno, ELN y el empresariado y el objeto es discutir las transformaciones económicas que están en el acuerdo”.
Revisar el modelo económico es una pretensión histórica de la guerrilla que los presidentes anteriores siempre se negaron a concederle, y que está en la actual agenda de diálogos con el grupo. Sin embargo, el ELN rechazó la propuesta y señaló al Ejecutivo de “andar con rodeos” y “ofrecer algo que ya está acordado” para “dilatar el cumplimiento de acuerdos”.
Ante tal respuesta, la jefatura de la delegación de Petro en la mesa de diálogos puso de relieve un mensaje central tras ocho llamados a ese grupo armado a retomar las conversaciones en los últimos meses: que el balón está en la cancha del ELN y es la guerrilla quien debe hablarle con claridad al país sobre su disposición de continuar en el proceso de paz.
El pronunciamiento se da en uno de los momentos más complejos de la negociación, no solo por la falta de comunicación entre las partes, sino por los hechos de violencia y restricciones a la movilidad que sufren alrededor de 45.000 habitantes del Chocó por cuenta del paro armado ordenado por el ELN (este jueves, ante las denuncias de la muerte de tres bebés por falta de atención médica, se abrió un corredor humanitario).
En contexto: Así se vive la crisis por paro de ELN en Chocó: comunidades piden solución a Petro
El propio consejero comisionado de paz, Otty Patiño, dijo esta semana ante el Congreso que el proceso con esta guerrilla atraviesa su “mayor crisis”.
Lejos de lo que piden los opositores de la negociación, el Gobierno no contempla levantarse de la mesa. “Vamos a dar un tiempo para que el ELN responda. La ruptura del proceso no le sirve a nadie porque son las comunidades quienes más sufren sus efectos”, aseguró Vera Grabe, jefa negociadora del Gobierno en ese diálogo.
¿Qué esperar de la respuesta del ELN?
Grabe insistió en que “es el ELN quien tiene que asumir la responsabilidad de lo que viene, porque el gobierno ha dado las garantías para que estos diálogos sean fructíferos”. Pero, a decir verdad, es difícil saber si este será el momento definitivo para una respuesta de fondo por parte de la guerrilla o solo un nuevo episodio para tirarse la pelota.
Como dice Gerson Arias, investigador de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), “en estos momentos del proceso, negociar o superar la crisis a través de los micrófonos no es una estrategia eficaz ni tampoco creíble”.
Tal como lo hizo este jueves el Gobierno, en varios de sus comunicados el ELN ha planteado propuestas para descongelar la mesa y ha dejado el balón en terreno del Ejecutivo.
Le puede interesar: El detrás de crisis que llevó al fin del cese al fuego con ELN: ¿hora de replantear?
Entre las exigencias del grupo, además de salir de la lista de Grupos Armados Organizados (GAO) antes del 23 de agosto -que desde varios sectores ha sido interpretada como un ultimátum-, está un tema que Petro ya tiene descartado: suspender los diálogos con Comuneros del Sur, el frente que se separó del ELN en Nariño y empezó una negociación propia con el Gobierno, que fue el principal detonante de la crisis en el mes de febrero.
A eso se suma el endurecimiento de la postura de la guerrilla luego de su sexto congreso, la máxima instancia de reunión y decisión del ELN. En su momento, el Gobierno puso las expectativas en que esa convención sirviera para descongelar el proceso, pero aunque la guerrilla manifestó disposición de buscar la salida negociada al conflicto, mantuvo su declaratoria de crisis en la mesa, y desde entonces el tono confrontacional se ha exacerbado.
Lea: ELN insiste con ser retirado de GAO y pone fecha límite, ¿qué implica esa petición?
Para Luis Fernando Trejos, profesor de la Universidad del Norte, todos estos factores influyen en las tensiones actuales. “El silencio del ELN respecto a las reiteradas solicitudes del Gobierno de descongelar la mesa debe leerse dentro del marco de un pulso prolongado de poder para seguir controlando los ritmos, los tiempos y la agenda de la negociación, que la guerrilla estaba perdiendo ante el cambio del Gobierno, que pasó de una actitud pasiva a una proactiva y tuvo como evidencia de ese giro el inicio del proceso de diálogo en Nariño”.
De otro lado, Trejos resalta que el difícil momento de maniobrabilidad pólítica del presidente Petro ha puesto en tela de juicio su propuesta: “Puede que el ELN se haya dado cuenta de que el Gobierno ha perdido mucho capital político y su campo de decisiones se ha limitado. Así, para el ELN no sería significativo avanzar en una negociación cuyos acuerdos el Gobierno no está en capacidad de cumplir”.
Bajo ese panorama, lo único que resta es esperar a que la guerrilla se pronuncie frente al último llamado del Gobierno, que parece haber agotado sus últimos cartuchos para revivir el proceso que en algún momento fue la máxima apuesta de la paz total de Gustavo Petro.
Lo que se sabe de la propuesta confidencial de reforma económica
El jueves en la madrugada, tras conocer la respuesta del ELN frente a su propuesta confidencial, el propio presidente Petro se encargó de revelar que se trata de una reforma económica que busca socializar con los empresarios y movimientos sociales del país.
Luego, el senador Iván Cepeda, quien es negociador del Gobierno en la mesa con la guerrilla, explicó que la propuesta está supeditada a concertaciones, y que sólo generaría cambios en el modelo económico si todos los involucrados (incluidos los empresarios), están de acuerdo. Cepeda agregó que la propuesta se le daría a conocer al país en una fase más avanzada.
Sin embargo, el tema ha encendido el debate entre varios sectores. Como explica el investigador Gerson Arias, de la FIP, “discutir ajustes al modelo económico sin una claridad sobre cuándo sucederá el fin del conflicto armados con esta guerrilla incrementa las incertidumbres, dudas y hasta suspicacias que la sociedad tiene sobre este proceso”.
Luego de casi tres meses sin ninguna reunión y en medio de una fisura en las comunicaciones que crece semana tras semana, el proceso de paz con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) parece haber caído en un estancamiento sin salidas a la vista.
El último episodio de la crisis fue el rechazo del ELN a la propuesta confidencial que el Gobierno le hizo para descongelar la mesa de conversaciones, relacionada —según lo reveló el mismo presidente Gustavo Petro este jueves— con una “reforma económica”.
Esa declaración llevó a una rueda de prensa extraordinaria de la delegación de Gobierno en la que el senador Iván Cepeda, negociador del Gobierno, explicó el tema: “Generar un espacio en el cual estén los movimientos sociales, Gobierno, ELN y el empresariado y el objeto es discutir las transformaciones económicas que están en el acuerdo”.
Revisar el modelo económico es una pretensión histórica de la guerrilla que los presidentes anteriores siempre se negaron a concederle, y que está en la actual agenda de diálogos con el grupo. Sin embargo, el ELN rechazó la propuesta y señaló al Ejecutivo de “andar con rodeos” y “ofrecer algo que ya está acordado” para “dilatar el cumplimiento de acuerdos”.
Ante tal respuesta, la jefatura de la delegación de Petro en la mesa de diálogos puso de relieve un mensaje central tras ocho llamados a ese grupo armado a retomar las conversaciones en los últimos meses: que el balón está en la cancha del ELN y es la guerrilla quien debe hablarle con claridad al país sobre su disposición de continuar en el proceso de paz.
El pronunciamiento se da en uno de los momentos más complejos de la negociación, no solo por la falta de comunicación entre las partes, sino por los hechos de violencia y restricciones a la movilidad que sufren alrededor de 45.000 habitantes del Chocó por cuenta del paro armado ordenado por el ELN (este jueves, ante las denuncias de la muerte de tres bebés por falta de atención médica, se abrió un corredor humanitario).
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El propio consejero comisionado de paz, Otty Patiño, dijo esta semana ante el Congreso que el proceso con esta guerrilla atraviesa su “mayor crisis”.
Lejos de lo que piden los opositores de la negociación, el Gobierno no contempla levantarse de la mesa. “Vamos a dar un tiempo para que el ELN responda. La ruptura del proceso no le sirve a nadie porque son las comunidades quienes más sufren sus efectos”, aseguró Vera Grabe, jefa negociadora del Gobierno en ese diálogo.
¿Qué esperar de la respuesta del ELN?
Grabe insistió en que “es el ELN quien tiene que asumir la responsabilidad de lo que viene, porque el gobierno ha dado las garantías para que estos diálogos sean fructíferos”. Pero, a decir verdad, es difícil saber si este será el momento definitivo para una respuesta de fondo por parte de la guerrilla o solo un nuevo episodio para tirarse la pelota.
Como dice Gerson Arias, investigador de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), “en estos momentos del proceso, negociar o superar la crisis a través de los micrófonos no es una estrategia eficaz ni tampoco creíble”.
Tal como lo hizo este jueves el Gobierno, en varios de sus comunicados el ELN ha planteado propuestas para descongelar la mesa y ha dejado el balón en terreno del Ejecutivo.
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Entre las exigencias del grupo, además de salir de la lista de Grupos Armados Organizados (GAO) antes del 23 de agosto -que desde varios sectores ha sido interpretada como un ultimátum-, está un tema que Petro ya tiene descartado: suspender los diálogos con Comuneros del Sur, el frente que se separó del ELN en Nariño y empezó una negociación propia con el Gobierno, que fue el principal detonante de la crisis en el mes de febrero.
A eso se suma el endurecimiento de la postura de la guerrilla luego de su sexto congreso, la máxima instancia de reunión y decisión del ELN. En su momento, el Gobierno puso las expectativas en que esa convención sirviera para descongelar el proceso, pero aunque la guerrilla manifestó disposición de buscar la salida negociada al conflicto, mantuvo su declaratoria de crisis en la mesa, y desde entonces el tono confrontacional se ha exacerbado.
Lea: ELN insiste con ser retirado de GAO y pone fecha límite, ¿qué implica esa petición?
Para Luis Fernando Trejos, profesor de la Universidad del Norte, todos estos factores influyen en las tensiones actuales. “El silencio del ELN respecto a las reiteradas solicitudes del Gobierno de descongelar la mesa debe leerse dentro del marco de un pulso prolongado de poder para seguir controlando los ritmos, los tiempos y la agenda de la negociación, que la guerrilla estaba perdiendo ante el cambio del Gobierno, que pasó de una actitud pasiva a una proactiva y tuvo como evidencia de ese giro el inicio del proceso de diálogo en Nariño”.
De otro lado, Trejos resalta que el difícil momento de maniobrabilidad pólítica del presidente Petro ha puesto en tela de juicio su propuesta: “Puede que el ELN se haya dado cuenta de que el Gobierno ha perdido mucho capital político y su campo de decisiones se ha limitado. Así, para el ELN no sería significativo avanzar en una negociación cuyos acuerdos el Gobierno no está en capacidad de cumplir”.
Bajo ese panorama, lo único que resta es esperar a que la guerrilla se pronuncie frente al último llamado del Gobierno, que parece haber agotado sus últimos cartuchos para revivir el proceso que en algún momento fue la máxima apuesta de la paz total de Gustavo Petro.
Lo que se sabe de la propuesta confidencial de reforma económica
El jueves en la madrugada, tras conocer la respuesta del ELN frente a su propuesta confidencial, el propio presidente Petro se encargó de revelar que se trata de una reforma económica que busca socializar con los empresarios y movimientos sociales del país.
Luego, el senador Iván Cepeda, quien es negociador del Gobierno en la mesa con la guerrilla, explicó que la propuesta está supeditada a concertaciones, y que sólo generaría cambios en el modelo económico si todos los involucrados (incluidos los empresarios), están de acuerdo. Cepeda agregó que la propuesta se le daría a conocer al país en una fase más avanzada.
Sin embargo, el tema ha encendido el debate entre varios sectores. Como explica el investigador Gerson Arias, de la FIP, “discutir ajustes al modelo económico sin una claridad sobre cuándo sucederá el fin del conflicto armados con esta guerrilla incrementa las incertidumbres, dudas y hasta suspicacias que la sociedad tiene sobre este proceso”.