La ola de violencia del ELN ad portas de reunión de paz con Gobierno; ¿qué esperar?
La guerrilla arrancó el año con una serie de ataques. El asesinato de dos soldados, secuestros y desplazamientos complican el panorama del encuentro para descongelar los diálogos de paz.
Solo bastó llegar al final de su tregua navideña para que la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) comenzara una ola de ataques terroristas y hechos de violencia que, en apenas nueve días del 2025, tienen encendidas las alarmas en el país.
Al menos cinco acontecimientos dan pistas del recrudecimiento de sus acciones: el ataque con explosivos en Saravena, que dejó dos soldados muertos y tres heridos; la incineración de un camión con alimentos en la vía Quibdó-Pereira; los desplazamientos forzados en el Bajo Cauca antioqueño por combates con el Clan del Golfo y las didencias de las FARC; el secuestro de seis personas en Arauca, incluido un firmante de paz, que se suman al rapto de un policía y un ingeniero en Chocó a finales de diciembre, y la muerte, en medio de enfrentamientos en la vía a Puerto Jordán, de una persona que estaba en cautiverio.
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Un ambiente tenso previo a la reunión entre ELN y Gobierno
Si bien el grupo guerrillero no tiene activo el cese al fuego bilateral con el Gobierno Nacional desde hace casi tres meses, esta serie de hechos violentos volvieron a poner en tela de juicio la voluntad de paz del ELN.
Los cuestionamientos se agudizan si se tiene en cuenta que en los próximos días se deben reunir las delegaciones de paz de ambas partes.
El objetivo del encuentro es solucionar las tensiones que llevaron a la suspensión de la mesa de diálogos el pasado 18 de septiembre de 2024, una medida que tomó el presidente Gustavo Petro en respuesta al ataque del ELN a un batallón militar en Puerto Jordán, Arauca, que dejó dos soldados muertos y 25 más, heridos.
Otra de las preguntas que plantean los recientes ataques de la guerrilla es cuál es la posición de sus estructuras de cara a la negociación de paz. No es casual que el Frente de Guerra Occidental (que opera en Chocó) y el Frente de Guerra Oriental (Arauca) sean nuevamente los protagonistas de los hechos de violencia.
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Desde el inicio del proceso, diversos sectores advirtieron que el rol de esas estructuras sería determinante para el éxito o el fracaso del proceso, y aún no es del todo clara la relación de sus comandantes con la delegación de paz y su alineamiento en pro de las apuestas del proceso.
Y ahora, con el arranque de año marcado por la ola de violencia, ha aumentado la desconfianza de la sociedad civil y las críticas de los sectores que se oponen a la salida negociada al conflicto.
Aún no hay fecha para el encuentro
La crisis en los diálogos viene de mucho antes del ataque en Puerto Jordán. Hace casi un año, en febrero de 2024, la guerrilla declaró el congelamiento de la mesa por los acercamientos del Gobierno Petro con el Frente Comuneros del Sur, de Nariño, para un proceso de paz independiente. Ese proceso, en efecto, se materializó meses después, cuando dicha estructura se escindió del ELN e instaló un diálogo por su cuenta con el Ejecutivo.
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Todo eso, sumado a temas como la reactivación del cese al fuego, los puntos que planteó la guerrilla para retomar los diálogos y las demandas del Gobierno para dar continuidad a la mesa, será evaluado en el encuentro entre las delegaciones.
Aunque desde noviembre del año pasado se acordó que las partes se reunirían en enero de 2025 para descongelar el proceso de paz, fuentes cercanas a la mesa de diálogos le confirmaron a Colombia+20 que todavía no se ha definido la fecha ni la sede del encuentro, que se mantiene en pie.
Por ahora, las expectativas están puestas en que esa cita sirva para que el Gobierno y el ELN acuerden compromisos que garanticen la disminución de la violencia y se alivie el sufrimiento de las comunidades.
Solo bastó llegar al final de su tregua navideña para que la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) comenzara una ola de ataques terroristas y hechos de violencia que, en apenas nueve días del 2025, tienen encendidas las alarmas en el país.
Al menos cinco acontecimientos dan pistas del recrudecimiento de sus acciones: el ataque con explosivos en Saravena, que dejó dos soldados muertos y tres heridos; la incineración de un camión con alimentos en la vía Quibdó-Pereira; los desplazamientos forzados en el Bajo Cauca antioqueño por combates con el Clan del Golfo y las didencias de las FARC; el secuestro de seis personas en Arauca, incluido un firmante de paz, que se suman al rapto de un policía y un ingeniero en Chocó a finales de diciembre, y la muerte, en medio de enfrentamientos en la vía a Puerto Jordán, de una persona que estaba en cautiverio.
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Si bien el grupo guerrillero no tiene activo el cese al fuego bilateral con el Gobierno Nacional desde hace casi tres meses, esta serie de hechos violentos volvieron a poner en tela de juicio la voluntad de paz del ELN.
Los cuestionamientos se agudizan si se tiene en cuenta que en los próximos días se deben reunir las delegaciones de paz de ambas partes.
El objetivo del encuentro es solucionar las tensiones que llevaron a la suspensión de la mesa de diálogos el pasado 18 de septiembre de 2024, una medida que tomó el presidente Gustavo Petro en respuesta al ataque del ELN a un batallón militar en Puerto Jordán, Arauca, que dejó dos soldados muertos y 25 más, heridos.
Otra de las preguntas que plantean los recientes ataques de la guerrilla es cuál es la posición de sus estructuras de cara a la negociación de paz. No es casual que el Frente de Guerra Occidental (que opera en Chocó) y el Frente de Guerra Oriental (Arauca) sean nuevamente los protagonistas de los hechos de violencia.
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Y ahora, con el arranque de año marcado por la ola de violencia, ha aumentado la desconfianza de la sociedad civil y las críticas de los sectores que se oponen a la salida negociada al conflicto.
Aún no hay fecha para el encuentro
La crisis en los diálogos viene de mucho antes del ataque en Puerto Jordán. Hace casi un año, en febrero de 2024, la guerrilla declaró el congelamiento de la mesa por los acercamientos del Gobierno Petro con el Frente Comuneros del Sur, de Nariño, para un proceso de paz independiente. Ese proceso, en efecto, se materializó meses después, cuando dicha estructura se escindió del ELN e instaló un diálogo por su cuenta con el Ejecutivo.
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Aunque desde noviembre del año pasado se acordó que las partes se reunirían en enero de 2025 para descongelar el proceso de paz, fuentes cercanas a la mesa de diálogos le confirmaron a Colombia+20 que todavía no se ha definido la fecha ni la sede del encuentro, que se mantiene en pie.
Por ahora, las expectativas están puestas en que esa cita sirva para que el Gobierno y el ELN acuerden compromisos que garanticen la disminución de la violencia y se alivie el sufrimiento de las comunidades.