El ultimátum que le dio el Ejército de Liberación Nacional (ELN) al Gobierno de sobre sacar a esa guerrilla de la lista de Grupos Armados Organizados (GAO) pone aún más contra las cuerdas el proceso de paz con ese grupo, que pasa por su peor crisis desde que se instaló el diálogo, y deja un profundo sinsabor para la apuesta de paz total de la administración de Gustavo Petro, que este miércoles cumple dos años en el poder.
Aunque el sábado ya habían puesto sobre la mesa el pedido de ser eliminadas de ese listado, manejado por las fuerzas militares y que es crucial para priorizar las operaciones militares estratégicas contra esas estructuras, un comunicado del martes en la noche sube bastante el nivel de presión hacia el Gobierno, pues no solo condiciona un regreso a la mesa de diálogos, sino que le pone una fecha límite: 23 de agosto.
“El Decreto Presidencial para retirar al ELN de la lista de los GAO debería haberse emitido en junio de 2023, jamás hemos recibido explicación alguna de las razones de no haberlo hecho. Pese a este incumplimiento y en aras de seguir reafirmando nuestra voluntad de paz, tenemos la disposición de esperar hasta el 23 de agosto para que se haga público el Decreto”, dice esa guerrilla.
¿Qué implica, en lo militar, mantener al ELN en lista de GAO?
Fuentes militares explican que la designación del ELN como un GAO le permite al Estado utilizar una “gama más amplia de medidas” en contra de esas estructuras, incluyendo operaciones militares y acciones legales específicas.
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Esa gama incluye el uso de la máxima fuerza legítima, con acciones como los bombardeos -que en teoría se usan tras la firma del Acuerdo de Paz solo con las estructuras que están dentro del listado GAO-. Aunque el Gobierno de Petro puso en pausa ese tipo de acciones, con el ELN fuera del listado no podría usarlas en contra de esa guerrilla.
Lo que hay detrás de la exigencia del ELN
Esa petición ya había sido puesta sobre la mesa por el ELN, por lo que para algunos observadores, el grupo está buscando aprovechar la urgencia de extender el cese al fuego para dar un nuevo golpe de autoridad en la negociación.
Por otro lado, es importante resaltar que el presidente Gustavo Petro ya ha reconocido en discursos públicos al ELN como un grupo rebelde con carácter político. El 8 de julio de 2023, el jefe de Estado expidió una resolución en la que se lee: “las referencias que se hagan del Ejército de Liberación Nacional en los diferentes actos administrativos expedidos por el Presidente de la República se harán sobre el reconocimiento de que son una organización armada rebelde”.
Esa resolución no fue suficiente para el ELN y ahora quieren la fuerza del decreto para lograr la salida de la lista.
“Una concesión prematura”
Los críticos argumentan que retirar al ELN de la lista de GAO sin garantías concretas de desmovilización y cese de hostilidades podría ser percibido como una concesión prematura que socava el Estado de derecho. Una de las preocupaciones más significativas es la posibilidad de que el ELN utilice su exclusión de la lista de GAO para buscar una declaración de “estado de beligerancia”.
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Entre quienes han advertido eso está Juan Camilo Restrepo, exnegociador del Gobierno con esa guerrilla durante la presidencia de Juan Manuel Santos, quien explica que ese retiro es una petición de vieja data del ELN y que siempre ha sido negada por el Gobierno porque tiene un “veneno”.
“Retirarlo de la lista GAO le puede facilitar al ELN una puerta para lo que se denomina como ‘estado de beligerancia’, que es ni más ni menos una categoría dentro del derecho internacional en la que entran grupos que se rebelan contra estados ilegítimos o dictadura y que le permite a ese grupo impartir justicia en algunos territorios que sean de su control”, explica.
Según Restrepo, el retiro de la lista no es un reconocimiento de su estado de beligerancia, pero si los pondría en una situación donde la postulación a ser considerados como grupos no beligerantes “es más fácil que la que tienen estando en la lista GAO”.
Y agrega que la petición del ELN es porque saben que si son declarados beligerantes les da “poder para establecerse sin que nadie pueda discutir, como un Estado dentro de un Estado. Eso en la práctica es una renuncia del Estado colombiano a su autonomía”, dice.
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Para Restrepo, llama la atención que esa pretensión la formularan unas horas antes de terminar el cese al fuego (el sábado pasado). “Fue una presión porque el Gobierno estaba afanado con lograr la prórroga. A mi modo de ver jugaron a la angustia y al afán del Gobierno, y me parece que el Gobierno hizo bien en no caer en eso”, asegura.
En el comunicado, la guerrilla también afirma que no adelantará acciones ofensivas contra la fuerza pública.
“Como el cese el fuego pactado culminó el pasado 3 de agosto, en el marco de esa voluntad de paz, el ELN no adelantará operaciones ofensivas contra las Fuerzas Militares, la Policía y los organismos de seguridad del Estado colombiano”, dice.
Sin embargo, la guerrilla detalla que sí hará “uso del derecho a la legítima defensa” si sus unidades guerrilleras son atacadas, “o si las fuerzas del Estado “amenazan” sus posiciones.
En términos prácticos, retirar al ELN de la lista de GAO implicaría precisamente algunos cambios en las políticas y una reducción en las operaciones militares contra el grupo, pero la no renovación del cese y el anuncio del Ministerio de Defensa de retomar esas acciones ofensivas ponen mucho más en duda que esos enfrentamientos no se den.
“Esa es la instrucción del comandante general de las Fuerzas Militares (Francisco Cubides) a todas las fuerzas, y también del director de la Policía Nacional”, declaró el ministro Velásquez ante los medios.
En los 60 años de existencia de la guerrilla del ELN, esta se ha comprometido a un total de 30 ceses al fuego, siendo la pactada con el Gobierno Petro la más sólida y extensa hasta ahora.
El enfoque más centrado en la negociación y la construcción de confianza se ha diluido no solo en este proceso, sino en la puesta de paz total del presidente Petro.
Se profundiza la crisis entre el Gobierno y la guerrilla
En este contexto, la petición del ELN añade una urgencia adicional a las negociaciones. Con la mesa congelada desde hace cinco meses, las delegaciones han estado haciendo cruces de comunicados públicos sin que aún lleguen a un acuerdo.
El ELN ha cuestionado públicamente la continuación del proceso de negociación con el gobierno, aumentando la tensión y la incertidumbre sobre el futuro de las conversaciones de paz. Mientras el Gobierno ha hecho hincapié en que se vuelvan a sentar a la mesa. Solo en el último comunicado de la delegación de Gobierno sí cambió el tono y le pidió al ELN claridad en si quiere o no seguir con la mesa.
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La no extensión del cese al fuego, que inicialmente se consideró un avance significativo en las relaciones entre el ELN y el gobierno -es el más largo en la historia de los procesos de paz con este grupo-, fue un duro un golpe duro para las esperanzas de paz en ese diálogo y consagró las desconfianzas y los retos persistentes de ese proceso de negociación. .
La decisión del Gobierno a esta demanda será crucial para determinar el curso de las negociaciones y el posible logro de una paz duradera.
Por ahora, ya con cuatro días sin cese al fuego, las comunicaciones del ELN han marcado la agenda, como casi toda la negociación, y han puesto aún más de manifiesto el silencio del Gobierno.
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