Los reclamos al Gobierno Petro por trabas en la paz urbana con bandas de Medellín
Durante la segunda audiencia pública del Senado se evaluaron los avances y obstáculos del proceso en la ciudad en el marco de la paz total. Estas fueron las peticiones de la comunidad y las bandas. El principal llamado: que el comisionado Otty Patiño acompañe los dialogos.
Paulina Mesa Loaiza
Un edificio patrimonial de la Universidad de Antioquia encerró en sus antiguas columnas lo que significa la paz urbana en Medellín. Una cantidad de mundos cercanos y contradictorios se dieron cita este jueves, 5 de septiembre, en el Paraninfo de la plazuela San Ignacio, en el centro de la ciudad, para hablar sobre una promesa que todavía les es lejana y esquiva, pero que promete sostenerse por un tiempo más.
Senadoras como Isabel Zuleta, que acompaña el proceso con las bandas; la ministra de Justicia, Ángela María Buitrago; víctimas, victimarios y combos de un barrio y otro fueron llegando por separado a la plaza en fuertes esquemas de seguridad y camionetas blindadas, furgones del Inpec y buses de turismo. Pero dentro del edificio tuvieron que saludarse y sentarse uno al lado del otro.
Por un lado, llegaron los muchachos de las comunas, vestidos de camisetas blancas, gorras y tapabocas para mantener el bajo perfil. Algunos esperaban la señal de algún veterano del combo que les diera instrucción de bajarse el tapabocas.
Al otro lado del recinto, las víctimas entraron con camisetas con letreros que pedían la paz urbana, fotografías de sus desaparecidos y banderas blancas.
La entrada principal del auditorio estaba custodiada por miembros del Inpec a los que no les cabía una pistola más encima, pues las primeras sillas estaban reservadas para líderes del mundo criminal como Juan Carlos Mesa (también conocido como Tom), y Sebastián Murillo (Lindolfo), cabecilla de La Oficina de Envigado y vocero representante del espacio socio-jurídico en la cárcel de Itagüí.
Lea también: “Es inexplicable el silencio del Comisionado”: Lindolfo, jefe de banda de Medellín
En medio de todos los presentes en el espacio que atendieron la invitación a la audiencia, no fue una sorpresa pero sí un reclamo constante la ausencia del consejero comisionado de Paz, Otty Patiño, aunque al inicio de la audiencia habían avisado sobre la presencia de delegados de su oficina.
“Apoyamos la paz urbana y exigimos la presencia del alto comisionado en la mesa de Itagüí”, se leía en una de las pancartas en el lugar.
La senadora Jhael Quiroga, del Pacto Histórico, fue de las primeras en atender ese llamado. “Es bueno que el doctor Otty Patiño esté aquí y trabajaremos en el Congreso para que eso suceda”, aseguró.
“El gran ausente”: los reclamos al consejero comisionado
El auditorio del Paraninfo de la Universidad ya estaba lleno, pero los muchachos de los combos seguían llegando al edificio hasta que la plazuela se llenó de camisetas blancas en apoyo al diálogo de paz en la ciudad. La puerta solo se abrió para recibir a la ministra Buitrago, quien de entrada agradeció por la invitación al espacio, que ya había anticipado este diario y que tenía como finalidad analizar el tratamiento jurídico que se les podría dar a estas estructuras urbanas en Medellín.
Mientras la jefa de la cartera de Justicia ocupaba su lugar en el escenario, junto a la senadora Zuleta, el turno de tomar la palabra fue para las organizaciones sociales que rechazaron las actitudes del consejero comisionado Otty Patiño frente al proceso de paz.
“Mientras nos reunimos para hablar de paz urbana con las organizaciones delincuenciales de alto impacto que controlan el 85 % de la ciudad y sus zonas rurales, el comisionado de paz mira con displicencia a las organizaciones sociales y a los defensores de derechos humanos de Medellín y sus esfuerzos de paz, que no solo son desvalorados sino también mal vistos, como si la paz no fuera con las comunidades, como si fuéramos los invitados no deseados en un proceso que necesita de aliados y defensores en todas las esferas y en todos los bandos”, dijo Weimar Guarín, de la Agenda Ciudadana por la Paz. Y agregó una advertencia: “Se nos está agotando el tiempo. Estamos pasando a otra etapa del conflicto”.
Por su parte, Diego Herrera, del Espacio Autónomo de la Sociedad Civil, señaló que desde el pasado 15 de junio, cuando se realizó la primera audiencia sobre paz urbana en Medellín, una de las cosas que no ha cambiado es que el comisionado sigue siendo “el gran ausente” y reconoció que el proceso hoy por hoy está en crisis.
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“Nos metieron en la paz urbana, les pedimos que tengan mayor decisión política para avanzar y desarrollar este proceso (...) La consejería de paz, en cabeza de Otty Patiño, ha brillado por su ausencia y el trato desdeñoso. Hacemos un llamado de urgencia para que asuman el compromiso de materializar el éxito de los diálogos socio jurídicos. Esta es una oportunidad histórica para superar los ciclos de violencia urbana”, expuso Diego.
Las trabas para que el proceso avance
Durante el transcurso de la audiencia se escuchó que había una carta en la que se designaba a Fernando Quijano, experto en criminalidad urbana, como un delegado del consejero comisionado en ese espacio en Medellín. En entrevista con Colombia+20, el delegado aseguró la presencia de la Oficina del Consejero Comisionado en el espacio que fue citado por el Senado.
“Hay varias cosas que son importantes. El comisionado Otty Patiño sí estuvo. Aquí hay una persona que está delegada y fui enviado para felicitar el espacio en el que se están discutiendo todos estos asuntos de la paz. Es una conversación que se viene dando hace décadas, y que aquí hay continuidad de esa conversación de muchos actores, sectores de la sociedad que están comprometidos con el tema de la paz. El comisionado de paz no abandonó el barco, está comprometido con el proceso de paz urbana de Medellín y el Valle de Aburrá”, dijo Quijano.
Y añadió: “Celebramos el esfuerzo que está haciendo el Senado, en cabeza de la senadora Isabel Cristina Zuleta. Lo apoyamos, lo acompañamos y seguimos adelante. La paz hay que construirla y la queremos construir con la ciudadanía, los gremios económicos, los sectores políticos de oposición y la queremos construir con el alcalde de la ciudad de Medellín, Federico Gutiérrez, y con el señor gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón”.
Por su parte, Sebastián Murillo, o Lindolfo, le dijo a Colombia+20 que si bien la presencia de un delegado del comisionado en ese espacio es muestra de voluntad, todavía están esperando la presencia de Otty Patiño en la mesa. “Es un avance que haya enviado a una persona delegada por él, aunque nosotros seguimos esperando su presencia, porque es importante tanto como para todas las soluciones y avances del proceso, como para el respeto que merece este proceso y en general las comunidades en Medellín y Valle de Aburrá”, dijo tras cuestionar un “silencio inexplicable” del comisionado en el proceso de paz.
Otra de las grandes trabas en el proceso que salió a la luz durante la audiencia fue la latente necesidad de establecer un marco jurídico para los procesos de desarme de los grupos ligados al narcotráfico como las bandas en Medellín.
“Nosotros solos aunque queremos, no podemos. Necesitamos que el Estado diseñe un marco jurídico que se adapte. Las estructuras tienen toda la convicción de hacer el tránsito a una ciudadanía pacífica pero necesitamos el marco legal. No hay que reducir esto a un problema de justicia ordinaria (...) Sin marco jurídico y sin la presencia del Comisionado no podemos avanzar”, señaló Murillo, quien también hizo énfasis en la necesidad de socializar la agenda en la que han trabajado de manera constante pero que “por la ausencia de este señor no hemos podido lanzar”.
Se creó la comisión accidental en el Congreso
Para agilizar y darle acompañamiento al trámite del marco jurídico, la senadora Isabel Zuleta anunció durante la audiencia que fue aprobada la solicitud para crear una comisión accidental que acompañe los espacios de diálogo socio-jurídico y permita avances más concretos con las organizaciones. Así las cosas, la comisión pretende construir alternativas para la creación de un marco legal que permita la desmovilización y el sometimiento de estas organizaciones.
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Quijano es optimista frente al diálogo con las bandas en Medellín, pues señala que el proceso, a pesar de no tener acuerdos ni avances concretos, va por buen camino gracias a la participación masiva de la sociedad civil y los voceros representantes de las bandas, lo que de entrada reconoce como el mecanismo perfecto para movilizarse hacia la paz. “Hay que recordar que ni con cárcel, ni con aparato militar, ni con represión hemos podido mover las estructuras armadas organizadas de Medellín”, apuntó.
Sin embargo, la paz urbana en la ciudad deja un sinsabor. Pareciera patinar en un pantano del que no sale pero tampoco se termina de hundir. El llamado de todas las partes es entender con urgencia lo que significa una Medellín en guerra.
✉️ Si tiene información o denuncias sobre temas relacionadas con la paz, el conflicto, las negociaciones de paz o algún otro tema que quiera compartirnos o que trabajemos, puede escribirnos a: cmorales@elespectador.com; jrios@elespectador.com; pmesa@elespectador.com o aosorio@elespectador.com
Un edificio patrimonial de la Universidad de Antioquia encerró en sus antiguas columnas lo que significa la paz urbana en Medellín. Una cantidad de mundos cercanos y contradictorios se dieron cita este jueves, 5 de septiembre, en el Paraninfo de la plazuela San Ignacio, en el centro de la ciudad, para hablar sobre una promesa que todavía les es lejana y esquiva, pero que promete sostenerse por un tiempo más.
Senadoras como Isabel Zuleta, que acompaña el proceso con las bandas; la ministra de Justicia, Ángela María Buitrago; víctimas, victimarios y combos de un barrio y otro fueron llegando por separado a la plaza en fuertes esquemas de seguridad y camionetas blindadas, furgones del Inpec y buses de turismo. Pero dentro del edificio tuvieron que saludarse y sentarse uno al lado del otro.
Por un lado, llegaron los muchachos de las comunas, vestidos de camisetas blancas, gorras y tapabocas para mantener el bajo perfil. Algunos esperaban la señal de algún veterano del combo que les diera instrucción de bajarse el tapabocas.
Al otro lado del recinto, las víctimas entraron con camisetas con letreros que pedían la paz urbana, fotografías de sus desaparecidos y banderas blancas.
La entrada principal del auditorio estaba custodiada por miembros del Inpec a los que no les cabía una pistola más encima, pues las primeras sillas estaban reservadas para líderes del mundo criminal como Juan Carlos Mesa (también conocido como Tom), y Sebastián Murillo (Lindolfo), cabecilla de La Oficina de Envigado y vocero representante del espacio socio-jurídico en la cárcel de Itagüí.
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En medio de todos los presentes en el espacio que atendieron la invitación a la audiencia, no fue una sorpresa pero sí un reclamo constante la ausencia del consejero comisionado de Paz, Otty Patiño, aunque al inicio de la audiencia habían avisado sobre la presencia de delegados de su oficina.
“Apoyamos la paz urbana y exigimos la presencia del alto comisionado en la mesa de Itagüí”, se leía en una de las pancartas en el lugar.
La senadora Jhael Quiroga, del Pacto Histórico, fue de las primeras en atender ese llamado. “Es bueno que el doctor Otty Patiño esté aquí y trabajaremos en el Congreso para que eso suceda”, aseguró.
“El gran ausente”: los reclamos al consejero comisionado
El auditorio del Paraninfo de la Universidad ya estaba lleno, pero los muchachos de los combos seguían llegando al edificio hasta que la plazuela se llenó de camisetas blancas en apoyo al diálogo de paz en la ciudad. La puerta solo se abrió para recibir a la ministra Buitrago, quien de entrada agradeció por la invitación al espacio, que ya había anticipado este diario y que tenía como finalidad analizar el tratamiento jurídico que se les podría dar a estas estructuras urbanas en Medellín.
Mientras la jefa de la cartera de Justicia ocupaba su lugar en el escenario, junto a la senadora Zuleta, el turno de tomar la palabra fue para las organizaciones sociales que rechazaron las actitudes del consejero comisionado Otty Patiño frente al proceso de paz.
“Mientras nos reunimos para hablar de paz urbana con las organizaciones delincuenciales de alto impacto que controlan el 85 % de la ciudad y sus zonas rurales, el comisionado de paz mira con displicencia a las organizaciones sociales y a los defensores de derechos humanos de Medellín y sus esfuerzos de paz, que no solo son desvalorados sino también mal vistos, como si la paz no fuera con las comunidades, como si fuéramos los invitados no deseados en un proceso que necesita de aliados y defensores en todas las esferas y en todos los bandos”, dijo Weimar Guarín, de la Agenda Ciudadana por la Paz. Y agregó una advertencia: “Se nos está agotando el tiempo. Estamos pasando a otra etapa del conflicto”.
Por su parte, Diego Herrera, del Espacio Autónomo de la Sociedad Civil, señaló que desde el pasado 15 de junio, cuando se realizó la primera audiencia sobre paz urbana en Medellín, una de las cosas que no ha cambiado es que el comisionado sigue siendo “el gran ausente” y reconoció que el proceso hoy por hoy está en crisis.
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“Nos metieron en la paz urbana, les pedimos que tengan mayor decisión política para avanzar y desarrollar este proceso (...) La consejería de paz, en cabeza de Otty Patiño, ha brillado por su ausencia y el trato desdeñoso. Hacemos un llamado de urgencia para que asuman el compromiso de materializar el éxito de los diálogos socio jurídicos. Esta es una oportunidad histórica para superar los ciclos de violencia urbana”, expuso Diego.
Las trabas para que el proceso avance
Durante el transcurso de la audiencia se escuchó que había una carta en la que se designaba a Fernando Quijano, experto en criminalidad urbana, como un delegado del consejero comisionado en ese espacio en Medellín. En entrevista con Colombia+20, el delegado aseguró la presencia de la Oficina del Consejero Comisionado en el espacio que fue citado por el Senado.
“Hay varias cosas que son importantes. El comisionado Otty Patiño sí estuvo. Aquí hay una persona que está delegada y fui enviado para felicitar el espacio en el que se están discutiendo todos estos asuntos de la paz. Es una conversación que se viene dando hace décadas, y que aquí hay continuidad de esa conversación de muchos actores, sectores de la sociedad que están comprometidos con el tema de la paz. El comisionado de paz no abandonó el barco, está comprometido con el proceso de paz urbana de Medellín y el Valle de Aburrá”, dijo Quijano.
Y añadió: “Celebramos el esfuerzo que está haciendo el Senado, en cabeza de la senadora Isabel Cristina Zuleta. Lo apoyamos, lo acompañamos y seguimos adelante. La paz hay que construirla y la queremos construir con la ciudadanía, los gremios económicos, los sectores políticos de oposición y la queremos construir con el alcalde de la ciudad de Medellín, Federico Gutiérrez, y con el señor gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón”.
Por su parte, Sebastián Murillo, o Lindolfo, le dijo a Colombia+20 que si bien la presencia de un delegado del comisionado en ese espacio es muestra de voluntad, todavía están esperando la presencia de Otty Patiño en la mesa. “Es un avance que haya enviado a una persona delegada por él, aunque nosotros seguimos esperando su presencia, porque es importante tanto como para todas las soluciones y avances del proceso, como para el respeto que merece este proceso y en general las comunidades en Medellín y Valle de Aburrá”, dijo tras cuestionar un “silencio inexplicable” del comisionado en el proceso de paz.
Otra de las grandes trabas en el proceso que salió a la luz durante la audiencia fue la latente necesidad de establecer un marco jurídico para los procesos de desarme de los grupos ligados al narcotráfico como las bandas en Medellín.
“Nosotros solos aunque queremos, no podemos. Necesitamos que el Estado diseñe un marco jurídico que se adapte. Las estructuras tienen toda la convicción de hacer el tránsito a una ciudadanía pacífica pero necesitamos el marco legal. No hay que reducir esto a un problema de justicia ordinaria (...) Sin marco jurídico y sin la presencia del Comisionado no podemos avanzar”, señaló Murillo, quien también hizo énfasis en la necesidad de socializar la agenda en la que han trabajado de manera constante pero que “por la ausencia de este señor no hemos podido lanzar”.
Se creó la comisión accidental en el Congreso
Para agilizar y darle acompañamiento al trámite del marco jurídico, la senadora Isabel Zuleta anunció durante la audiencia que fue aprobada la solicitud para crear una comisión accidental que acompañe los espacios de diálogo socio-jurídico y permita avances más concretos con las organizaciones. Así las cosas, la comisión pretende construir alternativas para la creación de un marco legal que permita la desmovilización y el sometimiento de estas organizaciones.
Lea: Se aprobó comisión en Senado para acompañar diálogos de paz con bandas urbanas
Quijano es optimista frente al diálogo con las bandas en Medellín, pues señala que el proceso, a pesar de no tener acuerdos ni avances concretos, va por buen camino gracias a la participación masiva de la sociedad civil y los voceros representantes de las bandas, lo que de entrada reconoce como el mecanismo perfecto para movilizarse hacia la paz. “Hay que recordar que ni con cárcel, ni con aparato militar, ni con represión hemos podido mover las estructuras armadas organizadas de Medellín”, apuntó.
Sin embargo, la paz urbana en la ciudad deja un sinsabor. Pareciera patinar en un pantano del que no sale pero tampoco se termina de hundir. El llamado de todas las partes es entender con urgencia lo que significa una Medellín en guerra.
✉️ Si tiene información o denuncias sobre temas relacionadas con la paz, el conflicto, las negociaciones de paz o algún otro tema que quiera compartirnos o que trabajemos, puede escribirnos a: cmorales@elespectador.com; jrios@elespectador.com; pmesa@elespectador.com o aosorio@elespectador.com