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Una serie de declaraciones que este miércoles dio del consejero comisionado para la paz, Otty Patiño, elevaron la tensión en la mesa de diálogos de paz con la Segunda Marquetalia, la disidencia de las FARC comandada por Luciano Marín (conocido en la guerra como Iván Márquez).
Este miércoles, durante un debate de control político en la Cámara de Representantes, Patiño aseguró que Márquez condicionó la continuidad del proceso de negociación a que le sea levantada la orden de captura que pesa en su contra.
“Después de una declaración inicial que nos llenó de optimismo, hoy la Segunda Marquetalia está pidiendo algo que se planteaba superado, y es que sin la suspensión de la orden de captura de Iván Márquez, no es posible que ellos adelanten este proceso. Es una echada para atrás y genera un crisis porque la suspensión de la orden de captura no es posible, porque está pedido para extradición”, dijo el comisionado ante el Congreso.
La declaración no tardó en despertar críticas al interior de la delegación del grupo disidente. Fuentes cercanas al proceso le dijeron a Colombia+20 que no hubo tal condicionamiento, sino que se trata de un acuerdo pactado en Caracas (durante el primer ciclo) y consignado en un acta, durante los primeros encuentros entre el Gobierno y los negociadores de la Segunda Marquetalia.
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Sin embargo, este diario estableció que el Ejecutivo no hizo ningún compromiso explícito frente al caso de Márquez. Otra fuente cercana al proceso aseguró que “no hubo un compromiso de levantar la orden” y que lo que se dijo era que “se iba a estudiar y analizar por las implicaciones” que tiene el tema de Márquez. Agregó que, en los encuentros, el Gobierno planteó la imposibilidad de suspender la orden, y el grupo armado se comprometió a revisar el tema internamente.
¿Qué dice el acuerdo confidencial?
Colombia+20 tuvo acceso a un documento reservado que detalla el protocolo de la mesa de diálogos e incluye reglas de funcionamiento, y fue firmado por los seis delegados del Gobierno, sus homólogos de la Segunda Marquetalia, los representantes de Cuba, Noruega y Venezuela, la ONU y la Iglesia.
En uno de los apartados del acta de nueve páginas dice que “en el ejercicio de su autonomía, cada delegación define el equipo para el desarrollo de las negociaciones que adelante la mesa”.
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En el punto siguiente, la delegación del Gobierno de Colombia se compromete a gestionar “ante las autoridades competentes las garantías jurídicas para el equipo de apoyo técnico de la Delegación de Paz de la Segunda Marquetalia-Ejército Bolivariano, así como para integrantes de esta organización necesarios para el desarrollo del proceso de negociación”.
Según conoció este diario, este es uno de los temas que ha causado tensión entre las partes, pues efectivamente la disidencia busca que Iván Márquez (quien actualmente no hace parte de la mesa) participe en la negociación, pero el tema de la orden de captura es una traba.
No obstante, en otros tableros de negociación, como el recientemente anunciado con el Clan del Golfo, se designó como representante a su máximo líder, Jobanis de Jesús Ávila Villadiego —conocido como Chiquito Malo—, quien también tiene orden de captura y solicitud de extradición.
¿Por qué Iván Márquez busca que le levanten la orden de captura?
Fuentes cercanas a la Segunda Marquetalia aseguraron que la intención de suspender la orden de arresto, como ha ocurrido con miembros del ELN y el Estado Mayor Central (EMC), es facilitar la llegada de Márquez a la mesa de conversaciones, no como negociador, sino bajo el rol de asesor y acompañante.
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“Él tiene el control efectivo sobre el grupo, hay decisiones que requieren explicación y consulta con el comandante. Esto ayudaría a que la mesa avance más rápido”, dijo un miembro de la delegación de paz de la Segunda Marquetalia.
Lo que está claro es que, por ahora, no parece haber un acuerdo viable sobre el tema en el corto plazo, y la actual tensión se suma a algunos episodios que han ocasionado trabas en la mesa. De hecho, se esperaba que la semana pasada se conociera la fecha del nuevo ciclo de conversaciones, pero esto no ocurrió.
Tampoco se llevó a cabo un encuentro entre miembros de la delegación de la disidencia de las antiguas FARC y representantes del Gobierno en Tumaco, Nariño.
Como contó Colombia+20, la cita estaba prevista para hacerse durante tres días con el objetivo de allanar algunas discusiones de cara al segundo ciclo de diálogos con ese grupo armado, pero un día antes de que empezara el encuentro, todo se pospuso.
La Oficina del Alto Comisionado no dio detalles sobre el porqué del aplazamiento, pero, según conoció este diario, la razón fue una condición a última hora del Ministerio de Defensa y las Fuerzas Militares.
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Aunque siempre que hay desplazamientos de miembros de los grupos armados en las mesas de diálogo se hace una pausa de las operaciones militares por unas horas y en un radar de 10 kilómetros, a última hora las autoridades indicaron que solo se haría en cinco kilómetros. De acuerdo con las fuentes, las Fuerzas Militares no cedieron en esa concesión y los delegados de la Segunda Marquetalia afirmaron que se incumplía el acuerdo y que esa distancia no les daba garantías.
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