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No se puede distinguir plantas de coca silvestres de usadas para producir cocaína

Así lo dio a conocer este miércoles un estudio científico en el que participaron botánicos colombianos y que pone en duda el método que se ha usado durante 20 años para identificar esas plantas. ¿Qué implicaciones tiene?

Cindy A. Morales Castillo
10 de julio de 2024 - 11:49 a. m.
Por miles de años hasta el presente, la planta de coca ha jugado un rol esencial en la existencia y el diario quehacer de pueblos indígenas en Sudamérica. Más recientemente, su explotación a gran escala para fines de extracción de cocaína ha puesto la planta en el centro del conflicto armado. Esta infografía encapsula los aspectos más relevantes de los involucrados en el estudio de la clasificación de las cocas cultivadas publicado en la revista Molecular Biology and Evolution.
Por miles de años hasta el presente, la planta de coca ha jugado un rol esencial en la existencia y el diario quehacer de pueblos indígenas en Sudamérica. Más recientemente, su explotación a gran escala para fines de extracción de cocaína ha puesto la planta en el centro del conflicto armado. Esta infografía encapsula los aspectos más relevantes de los involucrados en el estudio de la clasificación de las cocas cultivadas publicado en la revista Molecular Biology and Evolution.
Foto: Molecular Biology and Evolution.

Durante 20 años, las autoridades han usado únicamente la forma de las hojas como método para identificar las plantas de coca destinadas para la producción de cocaína. Es decir, basados en cómo se ve la planta, se determina si es o no una planta de coca silvestre o alguna de las variedades cultivadas se cultivan con fines de producción del alcaloide.

Pero un reciente artículo publicado en la madrugada de este miércoles en Molecular Biology and Evolution, pone en duda ese proceso y los científicos afirman que no es posible hacer de manera confiable esa distinción entre plantas de coca silvestres y cultivadas y que, por tanto, se necesita un enfoque más preciso en la identificación de las mismas, como el estudio a través del código genético. “Si bien la identificación a menudo se basa en la forma y tamaño de las hojas, esto no refleja las diferencias entre las variedades de coca cultivadas para extraer el alcaloide cocaína (el ingrediente activo de la droga ilícita que porta el mismo nombre), la coca cultivada para propósitos tradicionales y las plantas de coca que crecen de forma silvestre”, dice el comunicado de prensa.

De acuerdo con el estudio, en el que participan cuatro científicos colombianos, a pesar de los esfuerzos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen (UNODC) para monitorear los cultivos de coca en América del Sur, las técnicas actuales basadas en la forma y tamaño de las hojas no son suficientes para diferenciar las diferentes variedades.

“Los estudios revelan que las variedades de coca cultivadas aparecieron mucho antes de la llegada de los humanos a América del Sur hace aproximadamente 15.000 años”

La principal consecuencia de este problema de identificación es que un sistema inadecuado puede dificultar el monitoreo de qué variedades se están cultivando para la producción de cocaína, y cuáles son prevalentemente usadas para propósitos alternativos. “Esto es relevante para las plantaciones dedicadas a la extracción de cocaína, pero, lo que es más importante, también contribuye al conocimiento sobre la identidad de plantas sembradas de manera tradicional y usadas como fuente de suplementos alimenticios, y medicinas obtenidas de las hojas”, dicen los científicos.

La planta de coca, es un cultivo ancestral en las comunidades andinas y amazónicas y ha sido utilizada durante al menos 8.000 años. Sus hojas, ricas en compuestos activos, entre ellos la cocaína, desempeñan roles vitales en rituales culturales, tratamientos medicinales y como estimulantes diarios. Sin embargo, la creciente demanda global de cocaína ha impulsado el cultivo intensivo de coca, convirtiéndola en un centro de conflicto armado y deforestación, que afecta especialmente a Colombia, que siempre está dentro de los países con mayor área de cultivo y producción de alcaloide.

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El reto científico de la genética de la coca

El género Erythroxylum, al cual pertenece la coca, incluye más de 270 especies nativas de los trópicos americanos. Entre estas, las más cultivadas son Erythroxylum coca y Erythroxylum novogranatense.

Tradicionalmente, se ha creído que las hojas de las especies cultivadas de coca, como Erythroxylum coca (la que es más cultivado hoy en día) y Erythroxylum novogranatense (que históricamente se ha cultivado en los valles secos de las cordilleras y la Sierra Nevada de Santa Marta), eran diferentes de sus contrapartes silvestres, con hojas más pequeñas, redondas y suaves. “Esta simple diferencia se ha utilizado en el campo para los monitoreo de plantaciones de coca conducidos por la UNODC”, dice el estudio científico, que afirma que estas diferencias morfológicas no son fiables para la identificación.

El estudio se centró en analizar 1.163 contornos de hojas de 342 especímenes de herbario, tanto de coca silvestre como cultivada. Utilizando métodos estadísticos, los investigadores demostraron una alta superposición entre las especies y variedades, lo que ha llevado a identificaciones erróneas en los monitoreos.

Oscar Alejandro Pérez-Escobar, científico colombiano del Royal Botanic Gardens Kew de Reino Unido y coautor del estudio, subraya la necesidad de un sistema de clasificación estable y una base de datos genética integral. “Esto nos permitirá identificar con confianza las diferentes poblaciones, variedades y especies de coca cultivada y sus parientes silvestres. Un sistema así, junto con sistema de clasificación integral, es crucial para desarrollar programas de bioprospección sostenible,” explicó.

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Para cambiar la percepción pública de la coca, es esencial separar su valor medicinal, nutricional y cultural de su asociación con la droga recreativa. Este enfoque no solo beneficiará a las comunidades indígenas y locales que dependen de la coca, sino que también abrirá nuevas oportunidades para el uso sostenible de este valioso recurso natural.

El estudio destacó que las características genéticas son una herramienta más precisa para identificar y monitorear las poblaciones de coca. Al analizar las relaciones genéticas y comparar estos datos con la clasificación taxonómica existente, los investigadores pudieron rastrear el origen de las diferentes variedades de coca, muchas de las cuales aparecieron antes de la llegada de los humanos a América del Sur.

Fabio Andrés Ávila, botánico colombiano y estudiante de doctorado del New York Botanical Garden, afirma: “Estamos repensando cómo clasificar las plantas de coca después de agregar nuevos datos sobre sus hojas y genes. Esto es crucial para la biodiversidad de Colombia y para las comunidades que utilizan la coca con fines tradicionales.”

Este estudio reafirma que la coca es mucho más que una planta asociada con la droga ilícita. Es una parte integral de la identidad cultural y la biodiversidad de Sudamérica. Al adoptar métodos científicos más precisos para su identificación y monitoreo, podemos fomentar un uso sostenible y respetuoso de este cultivo ancestral.

Los investigadores también exploraron las relaciones genéticas entre las plantas de coca, comparando sus hallazgos con la clasificación taxonómica existente. Los estudios revelan que las variedades de coca cultivadas aparecieron mucho antes de la llegada de los humanos a América del Sur hace aproximadamente 15.000 años, aunque la línea de tiempo para la aparición de plantas productoras de cocaína sigue siendo incierta.

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Cindy A. Morales Castillo

Por Cindy A. Morales Castillo

Periodista con posgrado en Estudios Internacionales. Actualmente es la editora de Colombia+20 de El Espectador y docente de Narrativas Digitales de la Universidad Javeriana.@cinmoralejacmorales@elespectador.com

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