Las razones que llevaron al ELN a decir que diálogo con Gobierno podría congelarse
El martes en la noche esa guerrilla dijo que llamaría a consultas a los delegados de la mesa y que el proceso podría entrar en crisis porque el Gobierno ha incumplido acuerdos. ¿De qué se trata?
Cindy A. Morales Castillo
Un sorpresivo anuncio hizo el martes en la noche la delegación de la guerrilla del ELN en su cuenta de X (antes Twitter) al declarar que el proceso de paz que lleva desde hace más de un año con el Gobierno podría entrar congelamiento y abierta crisis.
En el comunicado, el ELN acusa al gobierno de Gustavo Petro de tener acciones violatorias a lo pactado en la mesa de conversaciones. “Sin ser de nuestra responsabilidad lo acontecido, los diálogos entre el ELN y el Gobierno Nacional entrarían en una fase de congelamiento mientras el Gobierno se disponga a cumplir lo acordado”, indicó esa guerrilla.
En contexto: ELN advierte crisis en diálogos con Gobierno y dice que entrarían en congelamiento
A estas alturas del proceso de paz, esa comunicación no deja de ser desconcertante sobre todo si se tiene en cuenta que hace apenas 15 días, la guerrilla y el Gobierno lograron —en una dura negociación— prolongar por 180 días más el cese al fuego que tiene acordado desde el pasado 3 de agosto, además de crear un fondo multidonante para financiar algunas actividades que se pacten en la mesa.
Pese a las tensiones en esa negociación, el sexto ciclo que se llevó a cabo en La Habana concluyó con éxito, si se suma el compromiso del ELN en dejar temporalmente los secuestros con fines extorsivos. Ahora, en retrospectivo, podría analizarse que algunos hechos ocurridos en los últimos días podrían haber ambientado la crisis que hoy se desata en la mesa. Por ejemplo, un supuesto informe de inteligencia, realizado al parecer por la Policía Nacional, en el que se afirmaba que esa guerrilla usaba al proceso de paz para fortalecer militarmente.
Tanto la delegación del Gobierno en esos diálogos como la Oficina del Alto Comisionado para la Paz afirmaron que el documento era apócrifo, que no existía y que buscaba “desacreditar” el proceso de paz.
El otro tema, mucho más delicado, tiene que ver con el incremento de la violencia en varias regiones —que incluía un paro armado en el Chocó decretado por uno de los frentes del ELN—, y que ponía en duda tanto la voluntad de paz de esa guerrilla como el cese al fuego. El Gobierno respondió a esto de dos maneras: la primera con un duro jalón de orejas del alto Comisionado para la Paz, Otty Patiño, quien dijo que los alto al fuego no eran “un permiso para cometer delitos”. La segunda fue una comitiva que llegó el pasado sábado a Chocó para destrabar el paro armado.
Además: Delegación de Gobierno responde a ELN: “Hemos cumplido a cabalidad todos los compromisos”
Los diálogos regionales, el ‘pero’ del ELN
Ese panorama apenas fue el escenario para lo que parece ser la verdadera razón del pronunciamiento del ELN. En el comunicado, y sin dar muchos detalles, la guerrilla cuestionó unos “diálogos regionales” en el departamento de Nariño, que fueron anunciados el pasado 18 de febrero por Luis Alfonso Escobar, gobernador de ese departamento.
“Habiendo pactado un proceso nacional de participación de la sociedad, ahora monta un diálogo regional en Nariño por fuera de dicho proceso nacional y desconociendo la Delegación del ELN y la mesa, donde participa la comunidad Internacional oficiando como garantes, así como también la ONU y la Conferencia Episcopal colombiana”, dijo la guerrilla en su comunicado.
El ELN se refiere al Comité Nacional de Participación, un mecanismo acordado por las partes el pasado 3 de agosto para que la sociedad civil participe en el proceso de paz. Entre las funciones del Comité está promover y desarrollar los espacios de diálogo con enfoque diferencial con diversos procesos de la sociedad para que puedan presentar sus propuestas.
Deberá también construir las metodologías para los talleres y actividades de los espacios regionales y sistematizar esas iniciativas de la ciudadanía para entregarlas a la mesa de diálogos. Todas las propuestas y recomendaciones para construir el Plan Nacional de Participación. Hasta ahora se han llevado 53 de los 77 encuentros, pero aún faltan algunas instancias para esas ideas puedan llegar a la mesa y, sobre todo, para que se pongan en práctica.
Inicialmente, el gobernador Escobar no precisó con qué grupo se harían esos diálogos, pero sí dijo que contaban con la anuencia del presidente Gustavo Petro y del comisionado Patiño, e incluso dio una fecha: arrancarían la primera semana de marzo. Sin embargo, luego dijo en varias entrevistas con medios de comunicación que ese grupo era el ELN.
Lea también: Violencia en regiones pone a prueba negociaciones de paz y ceses al fuego con grupos armados
A la guerrilla no le sonó para nada esa propuesta y menos en un departamento en el que se disputan el control con otros grupos armados —que también fueron invitados a esas mesas— como el Estado Mayor Central, EMC, y, en menor medida, la Segunda Marquetalia con la que tiene un suerte de alianza.
En su comunicado, la delegación del Gobierno no solo apoyó la idea de esos diálogos regionales, sino que dijo que alienta este tipo de iniciativas de mandatario locales. “El Gobierno Nacional ha definido claramente como una de sus prioridades desarrollar la paz en los territorios. En este sentido, respeta y alienta las iniciativas que mandatarios locales lideran para proteger a la población y realizar transformaciones sociales. La conducta y posición que asumen con relación a estas iniciativas los frentes y estructuras del ELN, no dependen ni son inducidas por el gobierno nacional, sino que responden a los clamores de comunidades cansadas de la violencia en el territorio”, dice el texto.
Lo cierto es que el Gobierno puede adelantar esos diálogos, no solo en virtud de su investidura, sino de la ley 2272 de 2022. En el artículo 88 se expone que el presidente puede crear unas “regiones de paz” en las que se adelanten, con su autorización, diálogos de paz e incluso nombrar comisionados de paz regionales.
El otro punto por el que el ELN podría no estar de acuerdo con estos diálogos es porque minaría la unidad de mando que tanto ha defendido en este proceso y que siempre ha estado en tela de juicio dada el carácter “federal” de esa guerrilla. Analistas afirman que los diálogos podrían tener efectos más expeditos en la reducción de la violencia porque se habla directamente con quienes comandan al grupo armado en esa zona, pero llevaría a una desarticulación con los máximos jefes, en este caso el Comando Central del ELN o un desconocimiento con la misma delegación nacional de paz en esos diálogos.
✉️ Si le interesan los temas de paz, conflicto y derechos humanos o tiene información que quiera compartirnos, puede escribirnos a estos correos: cmorales@elespectador.com; jrios@elespectador.com o aosorio@elespectador.com.
Un sorpresivo anuncio hizo el martes en la noche la delegación de la guerrilla del ELN en su cuenta de X (antes Twitter) al declarar que el proceso de paz que lleva desde hace más de un año con el Gobierno podría entrar congelamiento y abierta crisis.
En el comunicado, el ELN acusa al gobierno de Gustavo Petro de tener acciones violatorias a lo pactado en la mesa de conversaciones. “Sin ser de nuestra responsabilidad lo acontecido, los diálogos entre el ELN y el Gobierno Nacional entrarían en una fase de congelamiento mientras el Gobierno se disponga a cumplir lo acordado”, indicó esa guerrilla.
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A estas alturas del proceso de paz, esa comunicación no deja de ser desconcertante sobre todo si se tiene en cuenta que hace apenas 15 días, la guerrilla y el Gobierno lograron —en una dura negociación— prolongar por 180 días más el cese al fuego que tiene acordado desde el pasado 3 de agosto, además de crear un fondo multidonante para financiar algunas actividades que se pacten en la mesa.
Pese a las tensiones en esa negociación, el sexto ciclo que se llevó a cabo en La Habana concluyó con éxito, si se suma el compromiso del ELN en dejar temporalmente los secuestros con fines extorsivos. Ahora, en retrospectivo, podría analizarse que algunos hechos ocurridos en los últimos días podrían haber ambientado la crisis que hoy se desata en la mesa. Por ejemplo, un supuesto informe de inteligencia, realizado al parecer por la Policía Nacional, en el que se afirmaba que esa guerrilla usaba al proceso de paz para fortalecer militarmente.
Tanto la delegación del Gobierno en esos diálogos como la Oficina del Alto Comisionado para la Paz afirmaron que el documento era apócrifo, que no existía y que buscaba “desacreditar” el proceso de paz.
El otro tema, mucho más delicado, tiene que ver con el incremento de la violencia en varias regiones —que incluía un paro armado en el Chocó decretado por uno de los frentes del ELN—, y que ponía en duda tanto la voluntad de paz de esa guerrilla como el cese al fuego. El Gobierno respondió a esto de dos maneras: la primera con un duro jalón de orejas del alto Comisionado para la Paz, Otty Patiño, quien dijo que los alto al fuego no eran “un permiso para cometer delitos”. La segunda fue una comitiva que llegó el pasado sábado a Chocó para destrabar el paro armado.
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Los diálogos regionales, el ‘pero’ del ELN
Ese panorama apenas fue el escenario para lo que parece ser la verdadera razón del pronunciamiento del ELN. En el comunicado, y sin dar muchos detalles, la guerrilla cuestionó unos “diálogos regionales” en el departamento de Nariño, que fueron anunciados el pasado 18 de febrero por Luis Alfonso Escobar, gobernador de ese departamento.
“Habiendo pactado un proceso nacional de participación de la sociedad, ahora monta un diálogo regional en Nariño por fuera de dicho proceso nacional y desconociendo la Delegación del ELN y la mesa, donde participa la comunidad Internacional oficiando como garantes, así como también la ONU y la Conferencia Episcopal colombiana”, dijo la guerrilla en su comunicado.
El ELN se refiere al Comité Nacional de Participación, un mecanismo acordado por las partes el pasado 3 de agosto para que la sociedad civil participe en el proceso de paz. Entre las funciones del Comité está promover y desarrollar los espacios de diálogo con enfoque diferencial con diversos procesos de la sociedad para que puedan presentar sus propuestas.
Deberá también construir las metodologías para los talleres y actividades de los espacios regionales y sistematizar esas iniciativas de la ciudadanía para entregarlas a la mesa de diálogos. Todas las propuestas y recomendaciones para construir el Plan Nacional de Participación. Hasta ahora se han llevado 53 de los 77 encuentros, pero aún faltan algunas instancias para esas ideas puedan llegar a la mesa y, sobre todo, para que se pongan en práctica.
Inicialmente, el gobernador Escobar no precisó con qué grupo se harían esos diálogos, pero sí dijo que contaban con la anuencia del presidente Gustavo Petro y del comisionado Patiño, e incluso dio una fecha: arrancarían la primera semana de marzo. Sin embargo, luego dijo en varias entrevistas con medios de comunicación que ese grupo era el ELN.
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A la guerrilla no le sonó para nada esa propuesta y menos en un departamento en el que se disputan el control con otros grupos armados —que también fueron invitados a esas mesas— como el Estado Mayor Central, EMC, y, en menor medida, la Segunda Marquetalia con la que tiene un suerte de alianza.
En su comunicado, la delegación del Gobierno no solo apoyó la idea de esos diálogos regionales, sino que dijo que alienta este tipo de iniciativas de mandatario locales. “El Gobierno Nacional ha definido claramente como una de sus prioridades desarrollar la paz en los territorios. En este sentido, respeta y alienta las iniciativas que mandatarios locales lideran para proteger a la población y realizar transformaciones sociales. La conducta y posición que asumen con relación a estas iniciativas los frentes y estructuras del ELN, no dependen ni son inducidas por el gobierno nacional, sino que responden a los clamores de comunidades cansadas de la violencia en el territorio”, dice el texto.
Lo cierto es que el Gobierno puede adelantar esos diálogos, no solo en virtud de su investidura, sino de la ley 2272 de 2022. En el artículo 88 se expone que el presidente puede crear unas “regiones de paz” en las que se adelanten, con su autorización, diálogos de paz e incluso nombrar comisionados de paz regionales.
El otro punto por el que el ELN podría no estar de acuerdo con estos diálogos es porque minaría la unidad de mando que tanto ha defendido en este proceso y que siempre ha estado en tela de juicio dada el carácter “federal” de esa guerrilla. Analistas afirman que los diálogos podrían tener efectos más expeditos en la reducción de la violencia porque se habla directamente con quienes comandan al grupo armado en esa zona, pero llevaría a una desarticulación con los máximos jefes, en este caso el Comando Central del ELN o un desconocimiento con la misma delegación nacional de paz en esos diálogos.
✉️ Si le interesan los temas de paz, conflicto y derechos humanos o tiene información que quiera compartirnos, puede escribirnos a estos correos: cmorales@elespectador.com; jrios@elespectador.com o aosorio@elespectador.com.