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El Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá fue el escenario de la décima segunda entrega del Premio Nacional de los Derechos Humanos 2023.
Para la edición número 12, este premio se enfocó en la búsqueda de la paz, la justicia, la equidad y el respeto por la dignidad humana que han realizado los y las defensoras de derechos humanos en el país.
“Este premio reconoce los logros y sacrificios de aquellos que han liderado diferentes iniciativas en defensa de los derechos humanos”, señalan sus organizadores Diakonía y Act Iglesia, apoyados por el gobierno del Reino de Suecia.
Gilles Bertrand, embajador de la Unión Europea en Colombia destacó que este premio reconoce a quienes trabajan por las comunidades más apartadas y marginadas del país. “Sabemos que esta lucha se ganará, los que están luchando por la vida, por los derechos, son los que van a poder construir un país mejor. Son las personas que cambian el mundo”, aseguró el embajador.
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Por su parte Juan Carlos Monge, quien asistió como delegado de la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Colombia, aseguró que con hechos como el asesinato de líderes sociales “estamos sacrificando el futuro de este país y el derecho a una vida en paz, donde se respeten los derechos humanos”.
En el evento también hizo presencia Danilo Rueda, comisionado para la paz, quien destacó la importante labor de la defensa de los derechos humanos y “la defensa de los derechos de los pueblos”, recordando que estas luchas empezaron en los años sesenta con la resistencia a las masacres y la búsqueda de desaparecidos. “La paz es la posibilidad de reconstruirnos como país”, aseguró Rueda, “para nuestro gobierno los derechos humanos son la esencia de la paz, sin ellos la paz será una quimera”.
“Gracias a sus voces, gracias a sus críticas, gracias a sus iniciativas seguiremos empeñados en construir el país que queremos”, concluyó el Alto Comisionado.
Durante el evento hubo espacio para un homenaje a Alfredo Vásquez Carrizosa, precursor de la defensa de de los derechos humanos en el país, y la presentación musical de la agrupación Doctor Krápula.
¿Quiénes son las ganadoras?
En la modalidad de defensora del año el máximo premio se lo llevó Elizabeth Moreno Barco “Chava”, lideresa del río San Juan en Chocó y antigua representante legal del Consejo Comunitario General del San Juan (Acadesan), una organización étnico-territorial de la que fue su representante legal por dos periódos consecutivos hasta este año, siendo la primera mujer en ostentar dicho cargo. Actualmente Moreno integra la dirección del Foro Interétnico Solidaridad Chocó.
“Ser líder no es algo que se construya solo, siempre está la familia y personas que acompañan”, declaró Moreno, agradeciendo a la cooperación internacional y la iglesia católica por el acompañamiento que han dado a sus comunidades. “Este premio es el legado de esos líderes y lideresas que hoy no están con nosotros”, aseguró; “es de gran importancia defender la vida, ese es el compromiso que tenemos”.
Moreno, a quien en el río San Juan todos conocen como “Chava”, lleva años denunciando las amenazas que la confrontación entre grupos armados ilegales y los megaproyectos representan para las comunidades afrocolombianas de su región.
“El proceso organizativo nace precisamente por la defensa de la vida y el territorio para las poblaciones afrodescendientes. Es una lucha que ha venido dándose de generación en generación, trabajando por el beneficio de nuestras comunidades”, había explicado Elizabeth Moreno a este diario en uno de varios recorridos por el río San Juan que buscaban visibilizar la grave crisis humanitaria por cuenta de los enfrentamientos entre la guerrilla del ELN y el Clan del Golfo.
En la categoría de colectivo u ONG acompañante lo ganadores fueron la Fundación de Derechos Humanos Joel Sierra, del departamento de Arauca, que ajusta tres décadas denunciando crímenes de Estado y el paramilitarismo en esa región del país. Su trabajo también ha sido por la defensa, promoción y formación de los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario en Arauca.
Sonia Milena López, quien asistió por la Fundación a recibir el premio, aseguró que el reconocimiento era para “el heróico pueblo araucano y del Centro Oriente, hombres y mujeres que en un foro en 1994 proyectaron esta fundación, que lleva por nombre un homenaje a un compañero campesino desaparecido y masacrado por las fuerzas estatales. A la memoria de él, pero también de muchos más hombres y mujeres que han caído a lo largo de estos 29 años de lucha, a los que han pasado por las cárceles, a los que están y a los que nos arrebataron violentamente”.
Durante su trayectoria, gestionó la implementación de medidas de protección para liderazgos campesinos, indígenas, estudiantiles y ha acompañado a las víctimas de judicializaciones y a familiares de víctimas de ejecuciones extrajudiciales de esa zona del país.
También lideraron las denuncias y litigios por la célebre masacre de Santo Domingo, en la que un avión de la Fuerza Aérea colombiana bombardeó el caserío del mismo nombre en septiembre de 1998, matando a 17 personas, lo que costó una condena al Estado colombiano en tribunales internacionales.
Juan Carlos Torregrosa, miembro de la Fundación Joel Sierra, explicó a este diario una semana antes de la premiación que la labor de la Fundación se ha centrado sobre todo en “un ejercicio fuerte de denuncia a través de todos los mecanismos”, así como en la labor de “acompañamiento a las víctimas” de los crímenes de Estado y otros hechos ocurridos en el marco del conflicto armado.
El 19 de enero de 2022 la Fundación Joel Sierra fue atacada en su sede principal de Saravena con un carro bomba que destruyó parte de su edificio, mientras adentro pernoctaban medio centenar de líderes sociales que participaban de un taller de derechos humanos. El hecho fue atribuido a las disidencias de las FARC.
La ganadora al reconocimiento de toda una vida fue para Doria Yanette Bautista, abogada y directora de la Fundación Nidya Erika bautista, dedicada a la búsqueda de desaparecidos en el país. Bautista se quebró al pronunciar el nombre de su hermana Nidya Erika, desaparecida por el Ejército Nacional en 1987. “Este premio es para seguir soñando con una Colombia sin desaparecidos, sin impunidad, sin madres esperando a sus hijos por una ventana: una Colombia sin huérfanos por culpa de la desaparición forzada”, dijo.
Desde el 30 de agosto de 1987, cuando desaparecieron a Nydia Érika, Doria Yannette no ha dejado de luchar por la memoria de su hermana y la defensa de la población víctima de desaparición forzada del país.
“Mi lucha nació en las calles porque ahí fue donde acudí para repartir los volantes con las fotos de Nydia en Bogotá. Así empezó mi trayectoria y de ahí, fui aprendiendo y combinando los sentimientos de amor por Nydia Érika, que se convirtió en el amor por los desaparecidos”, manifestó Bautista a Colombia +20.
Durante 10 años de exilio, Doria Yannette siguió trabajando por la justicia del caso de su hermana, quien fue militante del Movimiento 19 de Abril (M-19) y desaparecida por hombres de la Brigada XX de Inteligencia Militar “Charry Solano” del Ejército Nacional, bajo el mando del exgeneral Álvaro Velandia Hurtado.
Doria Yannette ha trabajado por 36 años en la búsqueda incansable de la verdad y justicia en más de 500 casos de desaparición forzada que representan desde la Fundación. Su labor también ha sido con las mujeres y familiares de las víctimas de desaparición forzada, pues son quienes han asumido el rol de buscadoras, recibido los impactos diferenciales de la deparición y han sido foco de discriminación, impunidad e indolencia en sus procesos.
En la categoría de proceso social comunitario el galarón fue para el Consejo Nacional de Paz Afrocolombiano (CONPA). El ex procurador étnico Richard Moreno, quién hace parte de esa organización, declaró al recibir el premio que asumían “un mayor nivel de compromiso por la dignidad de nuestro pueblo y por la paz de los territorios”.
“Creemos que vivir en este país sin violencia es posible, creemos que defender los derechos humanos también es defender la dignidad de los pueblos”, concluyó Moreno, “el CONPA seguirá trabajando para hacerle a entender a los grupos armados que hay una oportunidad de construir la paz desde los territorios, para los territorios y con los territorios”.
El Consejo Nacional de Paz Afrocolombiano (CONPA) se creó en 2015 como un acuerdo entre 13 organizaciones del pueblo negro, afrocolombano, raizal y palenquero para la defensa de sus derechos y una vida digna en el país.
El CONPA es una instancia autónoma de diálogo político que participa en diferentes escenarios de diálogo político en el país para exigir el derecho a la paz de los pueblos étnicos e incidir en el diseño de políticas públicas con enfoque étnico-racial.
El CONPA también participó en las discusiones sobre el capítulo étnico del Acuerdo de Paz con las FARC de 2016 y hace parte de las 80 organizaciones que conforman el Comité Nacional de Participación del proceso de negociación de paz con el ELN.
Vea la transmisión de la premiación aquí: