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Los proyectos con los que ex-FARC trabajan por la reconciliación en Antioquia

Excombatientes de Antioquia lideran varias iniciativas de turismo y café en Medellín y el área metropolitana, así como en Mutatá, Dabeiba, Urrao, San Carlos, Fredonia e Ituango, con la que han logrado mantener su proceso de reincorporación e involucrar a la comunidad.

Elizabeth Yarce *
08 de julio de 2024 - 01:15 p. m.
En La Marcha trabajan 12 mujeres, la mayoría excombatientes de la extinta guerrilla de las FARC.
En La Marcha trabajan 12 mujeres, la mayoría excombatientes de la extinta guerrilla de las FARC.
Foto: Misión de Verificación de la ONU en Colombia

Después de la dejación de armas, hace siete años y medio, María Elda Ramírez, una firmante de paz, de piel blanca y ojos claros, pasa sus días cultivando plantas aromáticas para producir jabones, champú y otros productos en La Marcha: Mujeres Artesanas por la Paz, emprendimiento femenino ubicado en la vereda Godó, del municipio de Dabeiba, en el occidente de Antioquia.

“¿Sabe a qué huele la paz?”, pregunta y responde de inmediato. “Huele a menta, hierbabuena, albahaca y romero. Es decir, a la tranquilidad de soñar con tener la familia, trabajar y ser mujer lideresa. Huele a empoderamiento. El aroma es mucho, porque los sueños siempre han sido aportarle a este proceso de paz, con el tema de la confianza, del diálogo, de la reconciliación con las comunidades y con las víctimas”, dice la mujer, que estuvo 35 años en las filas de las extintas FARC.

Doris Higuita, otra de las fundadoras del proyecto, explica cómo se creó esa iniciativa. “Somos un colectivo de mujeres firmantes de paz, artesanas, la mayoría madres, y estamos involucrando a la comunidad, en especial a las compañeras indígenas de la vereda Choromandó, en el Cañón de La Llorona. Antes, manejábamos solamente los jabones de lavar y de baño. Ahora, tenemos 17 líneas: contamos con crema corporal, champú y acondicionador sólidos. También estamos trabajando el producto de “mentiplantas” y la ventaja más grande es que nosotras mismas cultivamos”, explica.

Dioselina Tuberquia, madre de cuatro hijos, relata que por estar en la guerra no pudo criar a tres de ellos. Ahora que se reencontró con su familia y volvió a ser mamá, halló en este proyecto una posibilidad de progreso. “Fui madre, otra vez, a los 42 años, y por primera vez he podido compartir con mi hijo, estoy estudiando y trabajando. La mejor manera de hacerlo es con un proyecto que me permita trabajar sin dejarlo solo y animar a otras mujeres a que se unan. Ahora solo sueño que mi niño se sienta orgulloso”.

En La Marcha trabajan 12 mujeres, la mayoría excombatientes de la extinta guerrilla, quienes esperan que el colectivo se convierta en un proyecto que involucre a más mujeres de la comunidad, como una manera de fortalecer la economía del cuidado y el crecimiento inclusivo.

Según explican sus integrantes, desde 2020 han tenido varios apoyos en el proceso de crecimiento, entre ellos del PNUD, la Misión de Verificación de la ONU, embajadas de algunos países como Noruega y ONG nacionales e internacionales, elsector privado (a través de Alianza Soluciones y Sodexo) y Gobierno, a través de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización.

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La apuesta por los proyectos turísticos

A 35 kilómetros de ese lugar, en el antiguo Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) de Llano Grande, localizado a una hora de la cabecera municipal, los firmantes de paz también trabajan en otras iniciativas productivas, especialm ente de turismo, para avanzar en su reincorporación.

Al inicio del proceso de paz, el sueño que tenían para reincorporarse era estudiar y emprender proyectos agrícolas y de piscicultura. Hoy, aunque mantienen esa vocación agraria y la mayoría de esos proyectos continúan, las iniciativas individuales y colectivas para convertirse en guías turísticos y para ser caficultores y baristas son su gran proyecto.

Estas historias se repiten en varios municipios de Antioquia donde se están conformando asociaciones y cooperativas de exguerrilleros en las que involucran, poco a poco, a las comunidades para conformar, en su mayoría, iniciativas de turismo y café.

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Así se evidenció los pasados 24 y 25 de mayo durante un encuentro convocado por la Federación Efraín Guzmán (que agrupa a firmantes de paz de los departamentos de Antioquia, Chocó y Córdoba y la región del Eje Cafetero), donde se analizó cómo fortalecerse en esta materia.

“En el caso del turismo, es una apuesta que la Federación ha venido consolidando desde hace rato. Buscamos que los proyectos productivos que están un poco aislados en los territorios se vayan integrando. Y quienes están al frente de estos proyectos productivos se apropien y las vean en una extensión mayor”, explica Sebastián Berrío, subgerente de la Federación Efraín Guzmán.

En Dabeiba hay varios proyectos de turismo liderados por personas en proceso de reincorporación. Uno de ellos es Travesías de Paz. “Estamos desarrollando un proyecto de turismo rural de tipo comunitario. Se está trabajando el tema de unos senderos, hospedajes, también comunitarios, restaurantes y cascadas”, relata la firmante de paz María Higuita.

Otros desarrollos turísticos y ecoturísticos se afianzan en Antioquia, donde existen proyectos colectivos e individuales de turismo en Medellín y el área metropolitana, Mutatá, Dabeiba, Urrao y San Carlos. Mientras que surgen otros de café en Fredonia, Ituango, Dabeiba, Mutatá y Urrao.

La cooperativa Cotepaz, que agrupa a exguerrilleros de Medellín, el área metropolitana y el oriente antioqueño, desarrolla la iniciativa de turismo Memorias Comunes, que cuenta con cinco rutas: Medellín-Bello-Oriente, la montaña que siente; Rastros y rostros de paz en los barrios de la comuna 3 y el centro de la ciudad, y Cielo Escondido, Ecogranja y Memoria y Naturaleza, en el municipio de San Carlos.

Otros proyectos que se destacan son Turismo de Aventura La Quiebra, en Urrao, y San José de Leones, en Mutatá.

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En el municipio de Urrao, fomentan el turismo de aventura. “Desde Cascada La Quiebra, paraíso de inspiración, estamos invitando a recorrer tesoros ocultos. Allí tenemos un proyecto de ecoturismo donde podrán encontrar cuatro cascadas consecutivas y un río que se llama Nendó, que es maravilloso, encantador, con la idea de lograr que en nuestro territorio la paz sea una felicidad y llene de alegría a una región que por tiempos estuvo oculta por un conflicto”, comenta Élmer Piedrahíta, líder del proyecto.

Un tinto de reconciliación

En una finca de la vereda Llano Grande, en Dabeiba, víctimas del conflicto, comunidad y firmantes hacen realidad la historia de Café Trinidad, con aroma de paz.

“Estas iniciativas ayudan mucho en la comunidad para poder lograr la reconciliación”, dice María Rubiela Puerta, víctima del conflicto, quien ahora trabaja con los firmantes de paz de Dabeiba para sacar adelante el proyecto. Gracias al Acuerdo de Paz pudo regresar a la vereda, luego de varios años de destierro. El café es una de sus fuentes de ingreso.

Por iniciativa de Antonio Zapata, quien desde que inició su proceso de reincorporación vio en el grano una posibilidad de desarrollo económico, la comunidad de Llano Grande se ha unido en torno a la producción y comercialización del café. Ahora sueñan con generar más empleos y que la zona sea conocida por el aroma único de un tinto recién preparado.

“El año pasado ganamos el concurso Antójate de Antioquia 2023, convocado por la Gobernación de Antioquia y la Cámara de Comercio de Medellín. Hoy estamos recibiendo visitas de firmas reconocidas, que nos buscan por la calidad de nuestro producto”, relata Antonio. Pero, más allá de la calidad del producto, resalta que con cada café que sirve se aporta a la reconciliación: “Estamos buscando una mejor calidad de vida personal, familiar y comunitaria. Es un proyecto social y agrícola. Hoy todos nos juntamos en pro de la paz de Colombia. Tenemos un total de 62.500 árboles sembrados. Para nosotros es un orgullo poder hoy estar tomándonos y llevándoles a los consumidores un excelente café, porque es el aroma de la paz”.

La Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN) les hace seguimiento a varios de estos proyectos y espera que puedan ser incluidos en la estrategia de sostenibilidad de la entidad, tanto en la línea de turismo como en la de café.

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“Hay varios proyectos de la población reincorporada con mayores potenciales. En Ituango, por ejemplo, se produce café en uno de los predios que ya fue entregado a los firmantes y vemos mucho potencial allí, justamente por el trabajo colectivo que se viene haciendo”, explica Luz Nely Osorno, coordinadora de la ARN para Antioquia y Chocó. Frente al turismo, agrega que, si bien se está haciendo un inventario de todos los proyectos que hay, el conocimiento de los firmantes de paz sobre los territorios y ecosistemas a los que antes no se podría acceder por razones del conflicto es un valor agregado. “Reivindican la memoria y el proceso de paz y además el cuidado del medio ambiente. La ARN entra a apoyarlos en el marco de la estrategia de sostenibilidad que la agencia diseña para fortalecer estos procesos, con el fin de garantizar las condiciones de sostenibilidad a futuro”, añade Osorno.

La Misión de la ONU en Colombia, en el marco de su mandato, también verifica la reincorporación social, política y económica de los firmantes de paz. Según cuenta Enrique Sánchez Airas, jefe de la oficina regional de la Misión en Medellín, “las líneas productivas de turismo y café representan una gran oportunidad para el desarrollo de los territorios, los firmantes de paz y las comunidades. En Antioquia y en general, en Colombia, son un motor de la economía y tienen gran proyección internacional. Continuaremos apoyando este propósito”.

Según la ARN, 1.187 firmantes de paz participan en proyectos de reincorporación en Antioquia, 17 de esas iniciativas son de carácter colectivo, aprobadas por el Consejo Nacional de Reincorporación, mientras que existen 557 proyectos individuales aprobados.

A escala nacional, de acuerdo con el más reciente informe del secretario general de la ONU sobre la implementación del Acuerdo de Paz, en el país el 79 % de excombatientes acreditados participan en proyectos productivos, 63 % de ellos individuales y 37 % colectivos.

Proyectos productivos vinculan a cerca de 11.000 firmantes de paz

Desde la firma del Acuerdo de Paz, y a corte 31 de mayo de 2024, el Gobierno ha aprobado 5.899 proyectos productivos (colectivos e individuales), a través del Consejo Nacional de Reincorporación (CNR) y la ARN, los cuales vinculan de manera directa a 10.950 personas en proceso de reincorporación (8.119 hombres y 2.831 mujeres).

De la cifra general, 5.896 proyectos productivos (colectivos e individuales) han sido desembolsados, con recursos que superan los $100.000 millones. Solo relacionados con café, existen más de 100 proyectos productivos, ocho de ellos colectivos. Y relacionados con turismo y ecoturismo son 13. El número de proyectos en estos sectores, no obstante, podría ser mucho mayor, debido a que, en estas cifras no se suman los proyectos autogestionados por los propios excombatientes.

El principal desafío de los proyectos productivos derivados del Acuerdo de Paz, y de las formas asociativas a través de los cuales se implementan es la sostenibilidad. En ese sentido, la ARN abrió una convocatoria, con aprobación del CNR, de manera que las iniciativas productivas puedan aplicar a la financiación de una estrategia de sostenibilidad que lidera el Gobierno con recursos del Fondo Colombia en Paz.

*Oficial de Información Pública de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia. Oficina Regional Medellín.

Por Elizabeth Yarce *

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