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El primer acuerdo que tuvieron las Farc y el Gobierno en los diálogos de La Habana fue que la principal causa del conflicto armado en Colombia está sembrada en el abandono histórico de los confines del mundo rural. Y este diagnóstico fue la semilla del Acuerdo en Política de Desarrollo Rural Integral, que se firmó el 26 de mayo de 2013. En este punto se acordó que “en las regiones más afectadas por el conflicto y la pobreza, con presencia de economías ilegales y mayor debilidad institucional, se pondrán en marcha los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), con el fin de implementar con mayor celeridad, recursos y coordinación los planes nacionales sectoriales”. Han pasado más de cinco años desde ese día, año y medio desde que se firmó el Acuerdo Final en Bogotá y, por fin, este sueño dio sus primeros frutos.
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La semana pasada el hasta hoy presidente, Juan Manuel Santos, firmó los dos primeros pactos regionales. El sur de Bolívar y Arauca fueron las primeras regiones, de 16 priorizadas, en construir una hoja de ruta para cosechar el desarrollo; uno que promueva la equidad, la inclusión y el respeto por las diferencias. Se llaman Planes de Acción para la Transformación Regional y provienen de un intenso ejercicio colectivo, en el que la Agencia de Renovación Territorial impulsó más de cien talleres en once municipios del sur de Bolívar y Arauca.
Participaron más de 12.000 personas. Campesinos, indígenas, afros, empresarios, alcaldes, académicos y representantes de la Fuerza Pública se reunieron durante horas para discutir los principales problemas que enfrentan, cómo solucionarlos y construir una visión común de lo que debería ser su vereda, municipio y región en los próximos diez años. Y para lograrlo fueron primero a las comunidades que componían las veredas. Allí, en ocho grupos conformados por temas, establecieron un pacto comunitario, con la visión, el diagnóstico y las lista de sus prioridades.
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Luego, los representantes comunitarios se juntan para hacer una asamblea municipal, en la que, a partir del mandato veredal, se busquen puntos de encuentro y se involucre a nuevos actores territoriales, como las autoridades locales, los gobernadores, el sector privado o las organizaciones de base. Este diálogo permitió que las radiografías y propuestas maduraran y al final se produjeron dos documentos que contienen un nuevo pacto entre las regiones más marginadas y el Estado. Es una nuevo intento y una oportunidad para que se salde una vieja deuda; esa en la que los gobiernos centrales abandonaron a las regiones inhóspitas, donde no hay agua, luz, salud ni educación. Millones de colombianos que viven en los tiempos de la prehistoria a causa de la corrupción de las grandes ciudades industriales, donde se maneja el poder.
Así se construyó el PDET
En un ejercicio de diálogo social entre los actores que habitan la subregión del sur de Bolívar, se construyó el primer Plan de Acción para la Transformación Regional (PATR). Este documento se edificó sobre la consulta a 6.637 personas, que concertaron siete pactos comunitarios e igual número de pactos municipales. Durante casi un año, los actores del territorio participaron en 54 reuniones de carácter veredal y siete espacios del ámbito territorial. Al final, se suscribió un documento que define la proyección de los habitantes para los próximos diez años, identificando una visión subregional, un diagnóstico de sus problemas y un listado de iniciativas con su respectivo grado de prioridad. Esta es la subregión que sueña el sur de Bolívar.
Visión del 2028
Para el 2028 la región del sur de Bolívar y Yondó estará habitada por un pueblo multicultural que por medio del dolor y el perdón aprendió a generar unión, convivencia, reconciliación y paz. La región se ha convertido en un modelo de desarrollo económico, político, social, cultural, ambiental y sostenible a escala nacional e internacional, gracias al trabajo conjunto y participativo de los campesinos, pescadores, pequeños y medianos mineros, pueblos étnicos, víctimas del conflicto armado, organizaciones sociales fortalecidas y población en general, con instituciones públicas y privadas, teniendo en cuenta el enfoque de género y diferencial. La región estará ordenada de manera integral e incluyente, protegiendo los ecosistemas biodiversos presentes en el territorio, y generando prácticas agromineras amigables con el medio ambiente. Contará con conectividad tecnológica, vial y fluvial, y primarán los derechos como la seguridad ciudadana, el derecho a la vida, la tierra y permanencia en el territorio, la soberanía alimentaria y el derecho a la alimentación, la salud, la vivienda digna y a una educación pertinente y de calidad.
Los problemas del sur de Bolívar
El diagnóstico participativo realizado en estos municipios permite inferir que las dificultades de esta región se relacionan con el ordenamiento del territorio, expresado en tres problemas: 1) El ordenamiento social de la propiedad rural, manifestado en dificultades para el acceso, formalización y seguridad jurídica de la tenencia de la propiedad rural, así como la precariedad de los bienes públicos o colectivos que dificultan potenciar sus capacidades. 2) El ordenamiento minero y ambiental, entendido como el obstáculo para el acceso de la pequeña y mediana minería a un sistema de aprovechamiento ordenado y responsable de los recursos mineros, con producción limpia y una seguridad jurídica de su actividad. 3) El ordenamiento económico y social, que se revela en las consecuencias de las economías ilegales presentes en la región y la escasa incidencia de la comunidad rural en las decisiones públicas.
Los datos del PDET de Arauca
Este constituye el segundo Plan de Acción para la Transformación Regional, y el primero en que se incluyeron pactos étnicos. Fue construido a partir de la participación de 5.256 actores del territorio y cuatro administraciones locales. Para llegar a este documento se realizaron 44 preasambleas, que dieron como resultado cinco pactos comunitarios y 15 pactos étnicos (11 indígenas y 4 afros), lo que finalmente se tradujo en los cuatro pactos municipales. Arauca es una zona de frontera con Venezuela. Históricamente ha sido golpeada por la presencia de grupos armados y la proliferación de economías ilegales, como el contrabando y el narcotráfico. Actualmente es una de las zonas con mayor actividad por parte del Eln y grupos paramilitares; pero a pesar de esta situación, las comunidades se dieron cita por casi un año para construir una hoja de ruta sobre la región que sueñan para el 2028.
La región que sueñan para 2028
En el 2028 el Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial de la subregión de Arauca garantiza un territorio ordenado y conectado, con desarrollo productivo agroambiental y agroindustrial competitivo, que privilegia la producción orgánica, la asociatividad, la despensa, el equilibrio, la protección y recuperación ambiental; fomenta la investigación, la innovación y la tecnología, garantiza el acceso a la propiedad de la tierra de las personas, el acceso a los servicios, los derechos, la vida digna y el buen vivir; respeta y reconoce las cosmovisiones y la multiculturalidad en el territorio, promueve la solidaridad, la inclusión, reconoce la autonomía diferencial y transversal de género y protege la soberanía del territorio. Esta meta será la base para dignificar a las comunidades rurales víctimas del conflicto armado, superar la inequidad social y mejorar la calidad de vida con justicia social.
Puntos críticos de los araucanos
La subregión de Arauca está conformada por los municipios Arauquita, Saravena, Fortul y Tame, donde, según datos del DANE, se concentra el 66,6 % de la población del departamento, que equivale a 164.992 habitantes de los 259.447. Según el Censo Nacional Agropecuario (CNA) de 2014, el 48 % de las personas de la zona rural son pobres multidimensionales, pues sufren de la falta de alcantarillado (99 %), acueducto (82 %) y bajo logro educativo (87 %). El 13,5 % de las viviendas en la zona rural no cuenta con servicio de electricidad y el grado más alto en servicios hospitalarios es el dos. La economía regional está jalonada esencialmente por la actividad minero-energética.
Top 5 de iniciativas (Bolívar)
- Formular e implementar planes turísticos municipales en el marco de una ruta regional de paz en la subregión del sur de Bolívar y Yondó.
- Construir participativamente e implementar la política pública subregional para la garantía progresiva del derecho a la alimentación del sur de Bolívar en paz: cero hambre para los municipios Yondó, Simití, Santa Rosa del Sur, Cantagallo, San Pablo, Arenal y Morales.
- Formular e implementar un plan de manejo y una planta de aprovechamiento de residuos sólidos como mecanismo de generación de ingresos para población de la subregión del sur de Bolívar y Yondó.
- Acciones de ordenamiento social de la propiedad rural y uso del suelo.
- Promover y avanzar en el proceso de declaratoria de un área protegida sobre la Serranía de San Lucas.
- Crear centros de desarrollo tecnológico que permitan el crecimiento del sector agropecuario y forestal.
- Proyectos participativos de restauración ecológica de los bosques de la ronda hídrica de los caños, ríos, esteros, morichales y humedales.
- Construcción de obras de protección, prevención y mitigación de las inundaciones producidas por los ríos Arauca, Cravo, Caranal, Bojabá, Banadías, Cusa y Ele.
- Crear una universidad pública rural con enfoque diferencial.
- Coordinar acciones para la implementación de los planes de vida y los planes de salvaguarda de los pueblos indígenas.