Ritos emberas por la memoria
A través de un festival en sus territorios, que organizaron junto con la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, los índigenas emberas rindieron homenaje a quienes fueron desaparecidos forzosamente durante el conflicto.
Mauricio Alvardo - @photomauricio
En la selva húmeda del Chócó, los indígenas emberas del resguardo Urada Jiguamiandó, que siguen resistiendo al conflicto armado en el Bajo Atrato, recordaron a los desaparecidos forzados en el Festival de las Memorias, que organizaron junto con la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz. Un ejemplo de su dignidad y compromiso con la vida digna y la reconciliación. Allí, con la fuerza de Dayizeze, el dios de la tierra, y de Dayira Drua, la madre, recordaron su espiritualidad, sus ritos sagrados, su pintura corporal con la semilla de jagua, sus comidas y bailes. Invitaron a conversar a excomandantes paramilitares y guerrilleros, a integrantes de entidades como la Comisión de la Verdad y la Jurisdicción Especial de Paz, a miembros retirados de la Fuerza Pública, víctimas de otras regiones del país y acompañantes internacionales. Compartieron sus más profundos dolores de tantos años de conflicto y pidieron la verdad. La verdad de por qué su territorio, rico y deseado por empresas y armados ilegales, sigue padeciendo tanta violencia sin que alguien haga algo para impedirlo.
En la selva húmeda del Chócó, los indígenas emberas del resguardo Urada Jiguamiandó, que siguen resistiendo al conflicto armado en el Bajo Atrato, recordaron a los desaparecidos forzados en el Festival de las Memorias, que organizaron junto con la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz. Un ejemplo de su dignidad y compromiso con la vida digna y la reconciliación. Allí, con la fuerza de Dayizeze, el dios de la tierra, y de Dayira Drua, la madre, recordaron su espiritualidad, sus ritos sagrados, su pintura corporal con la semilla de jagua, sus comidas y bailes. Invitaron a conversar a excomandantes paramilitares y guerrilleros, a integrantes de entidades como la Comisión de la Verdad y la Jurisdicción Especial de Paz, a miembros retirados de la Fuerza Pública, víctimas de otras regiones del país y acompañantes internacionales. Compartieron sus más profundos dolores de tantos años de conflicto y pidieron la verdad. La verdad de por qué su territorio, rico y deseado por empresas y armados ilegales, sigue padeciendo tanta violencia sin que alguien haga algo para impedirlo.