“Más que a mí, el presidente debe oír a los firmantes”: Rodrigo Londoño
El jefe del partido Comunes hace un balance de su reciente reunión con el presidente Gustavo Petro y plantea su mirada sobre la implementación del Acuerdo de Paz con las Farc y la ‘Paz Total’.
Después de semanas de estar buscando una cita, el miércoles logró reunirse con el presidente Gustavo Petro y el comisionado de Paz, Danilo Rueda. ¿Cuál es su balance de esos encuentros?
Valoro que en el encuentro haya habido empatía. El presidente nos escuchó y nos hizo preguntas acertadas. Nos dijo que el tema de la implementación y de la seguridad de los firmantes estaba en su agenda. Sentimos compromiso de parte suya con responder a nuestras angustias.
En comunicaciones recientes a Palacio, usted ha insistido que una de sus angustias es la velocidad de la implementación, sobre todo en aspectos como la Reforma Rural Integral. ¿A que llegó con el presidente al respecto?
Reconocemos que el presidente Petro recibió la implementación en un estado muy regular. Si bien había tablas de Excel con indicadores, para (Iván) Duque el Acuerdo de Paz no fue una prioridad. Él reducía la paz a una simple reinserción. Y es que para implementar la paz, la arquitectura institucional no es suficiente, se necesitan voluntad y compromiso auténtico. En temas como la seguridad de los firmantes, es evidente que el gobierno anterior nunca se preocupó por combatir los grupos ilegales, varios de los cuales los persiguen desde 2016. Nosotros denunciamos en su momento que, en lugares como el Cauca, la población civil aseguraba que existía una coexistencia entre el Ejército y muchos de esos grupos.
¿Y a Petro como le ha ido en la implementación?
En siete meses no se ha avanzado al ritmo esperado. Pero también entendemos que viene de cuatro años de rezago y que está, además, comprometido con sacar adelante la propuesta de Paz Total. Una apuesta arriesgada.
Le puede interesar: Las conclusiones de la reunión entre Petro, el expresidente Santos y R. Londoño
En esa apuesta de ‘Paz Total’ hay grupos que amedrentan a los excombatientes de las FARC, como el denominado Estado Mayor Central. ¿Cuál es su mirada sobre esa iniciativa?
Insistimos en que es una apuesta arriesgada. Lo acompañamos en ella pero creemos que es clave que oiga nuestras apreciaciones a partir de nuestra experiencia. Así las negociaciones que esté adelantando el gobierno con grupos violentos se den un contexto completamente distinto al que dio con nosotros, en el proceso que llevó a la paz de 2016 hay enseñanzas que se pueden recoger.
¿Cómo cuáles?
Más allá de que los grupos con que se busca hacer la Paz Total tengan vocación política o no, es clave que tengan vocación de paz. Siento que eso no es claro en varios de esos grupos, como el denominado Estado Mayor. Más allá del compromiso de dejar las armas, un requisito para que un grupo ilegal pueda entrar a cualquier proceso de paz debería ser la decisión de contribuir a la reconciliación. Eso pasa por un compromiso de verdad, lo cual ha sido una columna clave del proceso con las FARC. De nuestra experiencia queda la importancia de poner a las víctimas en el centro.
¿De qué manera puede identificar el Estado, como negociador, eso que usted llama una vocación de paz de un grupo ilegal?
Identificando hechos de paz. En La Habana yo le planteé internamente a los camaradas que una vez iniciada la mesa, teníamos la gran responsabilidad, aún en medio del conflicto, de demostrar gestos de paz para no terminar legitimando, tras una negociación fracasada, la decisión del Estado de continuar con la guerra. ”El gasto nos toca a nosotros”, dije, y fuimos conscientes de eso. Porque no estábamos cansados de la guerra, pero sí nos dábamos cuenta de que ya la guerra debía terminar dando los frutos por las cuales nosotros estábamos alzados en armas. Era necesario hacer esfuerzos por llevar al Estado a negociar una agenda, lo cual pasaba por demostrar compromisos de paz. Fue el caso de gestos que hicimos desde cierto momento, como los ceses al fuego unilaterales, parar el ingreso de gente a las filas, suspender la fabricación de explosivos. Todo eso fue generando un ambiente que nos dio credibilidad y que llevó a que logramos el Acuerdo Final.
En contexto: ¿Qué viene en el proceso de negociación con disidencias de FARC de Iván Mordisco?
¿Cómo percibe hoy ese ambiente?
Es claro que la sola iniciativa de la Paz Total ha disminuido la cantidad de muertos en los territorios. Pero el ambiente de paz no se siente en las regiones y generarlo es fundamental.
¿Eso se debe a que en la negociación con ustedes hubo un método y ahora ese método no es claro?
Más que un método, hubo una ruta que trazamos conjuntamente en la etapa secreta. Fue tan duro trazar esa ruta que hubo incluso un conato de rompimiento por parte del gobierno en un momento en que Sergio Jaramillo dijo “bueno, hasta aquí llegamos, porque estamos en un círculo vicioso y no avanzamos”.
¿Qué hacer con los grupos desertores, como la llamada Segunda Marquetalia, que repudiaron el acuerdo de 2016?
En días pasados le dije a Otty Patiño que cualquier proceso es muy complejo si los actores armados no generan un ambiente de paz. Legitimar los acuerdos de paz requiere de hechos de paz y no de hechos de violencia. Fue por ese ambiente de paz que a pesar de la derrota del plebiscito, hombres, mujeres, jóvenes, salieron a respaldar el acuerdo con pasión. Crear esa pasión en torno a la paz es fundamental.
Varios de los grupos armados con los que está hablando el gobierno, tienen amenazados a los firmantes del Acuerdo Final. Es el caso de los disidentes del llamado Estado Mayor Central que tienen amedrentados a quienes están en el ETCR de Mesetas ¿Qué hablaron ustedes con Petro de esa realidad?
Insisto en que le planteamos al gobierno Petro que como condición para la Paz Total es necesario que los actores que quieren estar en una negociación, hagan gestos de no violencia y dejen de acudir a ella. Es crucial entender: ¿Cuál es la estrategia de cada grupo? o ¿hacia dónde están caminando? Porque si quieren la violencia como una forma de vida, para mantener la posibilidad de conseguir recursos a través de negocios ilegales, a través del narcotráfico, de la minería ilegal, del contrabando, pues hombre, ahí sí va a ser muy difícil llegar a un acuerdo.
Vea: Salida de excombatientes de las FARC en Mesetas, Meta, ¿revés para la “Paz Total”?
¿Cree que hace falta ponerle líneas rojas en la negociación a los actores armados? Decirles, por ejemplo, que una condición para hablar es que no maten a los firmantes de las FARC?
Y plantear también, como acto de paz, que dejen de matar policías y soldados. Al presidente Petro le ha tocado suspender en dos oportunidades el cese al fuego que había decretado, porque esos grupos no han evidenciado hechos de paz. Con hechos de violencia, los actores armados no se abren espacio. Varios grupos, entre los que hay desertores, se han apropiado del deseo de hacer trizas el Acuerdo de Paz. Con sus acciones le están sirviendo en bandeja de plata oportunidades políticas al extremismo de derecha, el cual busca apostarle a la guerra y no a la reconciliación.
En un video que el comisionado puso en redes, y luego desmontó, calificó las amenazas actuales en Mesetas como un desplazamiento decidido por los firmantes . ¿Hablaron en la reunión de esa equivocación?
Tenemos claro que lo que está pasando no es culpa de Petro, pero si planteamos que es necesario que lo que se acordó en La Habana en función de la seguridad, se implemente de verdad para garantizar la vida de muchos de los firmantes. Son más de diez mil personas con sus familias. ¿Sabía usted que en el ETCR de Mesetas la gente tiene está empacando todo en bolsas para irse? ¿Qué hay 87 niñas y niños que tendrán que irse por las amenazas a sus padres? Le insistimos al presidente que hay un desplazamiento silencioso y obligado, que requiere dos cosas. Primero, un mensaje de tranquilidad por parte de él a los firmantes de que se van a implementar los mecanismos de seguridad. Por otro, que mientras no haya gestos de paz por parte de los actores armados, hay que pensar en reubicar a quienes hoy tienen sus proyectos productivos en lugares amenazados. Los firmantes necesitan seguridad integral, seguridad en la vivienda, en los proyectos productivos, en la educación de los niños que han nacido en medio del proceso de paz y seguridad de que no los van a matar.
El Presidente ha convocado tres sesiones de la Comisión de Garantías de Seguridad, y prácticamente reinstaló la CSIVI ¿Cómo viene funcionando el tema de la institucionalidad de la paz en este gobierno?
Ha habido que hacer esfuerzos para que se comprendan los mecanismos de verificación y cual es su papel. LA CSIVI, por suerte, ya está arrancando. En la conversación con el presidente explicamos en detalle como funciona esa Comisión y nos comprometimos a que en la próxima sesión vamos a a impulsar el punto uno del acuerdo en tema de tierras, entre otros.
A veces queda la sensación de que el comisionado de paz no tiene tiempo para estar pendiente en todo lo que implica la Paz Total y simultáneamente lograr la implementación del Acuerdo Final con las FARC ¿Cómo ha sido su interlocución con él?
Le planteamos a Mauricio Lizcano la necesidad de revisar el decreto que le da una nueva estructura a la Oficina del comisionado. A esa oficina hay que darle dientes. No tiene sentido que la persona encargada de la Implementación, Gloria Cuartas, sea asesora del comisionado, y que el comisionado ejerza de asesor del Presidente. Esperamos que esa revisión se de pronto.
En contexto: ¿Está debilitada la Unidad para la Implementación del Acuerdo de Paz?
¿Qué conclusión le deja la interlocución que ha tenido con el gobierno estas semanas?
Hay que acompañar al presidente Petro en la construcción de paz sin dejar de hacer las críticas que consideren justas o de presentar iniciativas que se consideren necesarias. Hay sectores con mucho poder político y económico que quieren que la paz fracase, y la mejor manera de hacerles contrapeso es recuperando el entusiasmo social en torno a la paz que se vivió tras perder el plebiscito.
¿Cómo recuperar ese entusiasmo?
Mostrando en hechos la importancia del acuerdo de 2016 e implementándolo. En el tema de Reforma Rural Integral, por ejemplo, hay que comenzar. Si se necesitan tres millones de hectáreas, pero por ahora el gobierno se puede comprometer con millón y medio, ¡Pues comencemos con mil! Qué la gente, y los firmantes, vean que si se puede es fundamental para que el proceso tenga éxito y a su vez un incentivo para la Paz Total. Sobre los firmantes nuestros, es clave también que el presidente escuche a la gente. Le hicimos la propuesta de que visite un ETCR. Mas que me reciba a mi, es importante que él escuche a los firmantes, a la gente que se la ha jugado estos seis años en mantener viva la esperanza.
Después de semanas de estar buscando una cita, el miércoles logró reunirse con el presidente Gustavo Petro y el comisionado de Paz, Danilo Rueda. ¿Cuál es su balance de esos encuentros?
Valoro que en el encuentro haya habido empatía. El presidente nos escuchó y nos hizo preguntas acertadas. Nos dijo que el tema de la implementación y de la seguridad de los firmantes estaba en su agenda. Sentimos compromiso de parte suya con responder a nuestras angustias.
En comunicaciones recientes a Palacio, usted ha insistido que una de sus angustias es la velocidad de la implementación, sobre todo en aspectos como la Reforma Rural Integral. ¿A que llegó con el presidente al respecto?
Reconocemos que el presidente Petro recibió la implementación en un estado muy regular. Si bien había tablas de Excel con indicadores, para (Iván) Duque el Acuerdo de Paz no fue una prioridad. Él reducía la paz a una simple reinserción. Y es que para implementar la paz, la arquitectura institucional no es suficiente, se necesitan voluntad y compromiso auténtico. En temas como la seguridad de los firmantes, es evidente que el gobierno anterior nunca se preocupó por combatir los grupos ilegales, varios de los cuales los persiguen desde 2016. Nosotros denunciamos en su momento que, en lugares como el Cauca, la población civil aseguraba que existía una coexistencia entre el Ejército y muchos de esos grupos.
¿Y a Petro como le ha ido en la implementación?
En siete meses no se ha avanzado al ritmo esperado. Pero también entendemos que viene de cuatro años de rezago y que está, además, comprometido con sacar adelante la propuesta de Paz Total. Una apuesta arriesgada.
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En esa apuesta de ‘Paz Total’ hay grupos que amedrentan a los excombatientes de las FARC, como el denominado Estado Mayor Central. ¿Cuál es su mirada sobre esa iniciativa?
Insistimos en que es una apuesta arriesgada. Lo acompañamos en ella pero creemos que es clave que oiga nuestras apreciaciones a partir de nuestra experiencia. Así las negociaciones que esté adelantando el gobierno con grupos violentos se den un contexto completamente distinto al que dio con nosotros, en el proceso que llevó a la paz de 2016 hay enseñanzas que se pueden recoger.
¿Cómo cuáles?
Más allá de que los grupos con que se busca hacer la Paz Total tengan vocación política o no, es clave que tengan vocación de paz. Siento que eso no es claro en varios de esos grupos, como el denominado Estado Mayor. Más allá del compromiso de dejar las armas, un requisito para que un grupo ilegal pueda entrar a cualquier proceso de paz debería ser la decisión de contribuir a la reconciliación. Eso pasa por un compromiso de verdad, lo cual ha sido una columna clave del proceso con las FARC. De nuestra experiencia queda la importancia de poner a las víctimas en el centro.
¿De qué manera puede identificar el Estado, como negociador, eso que usted llama una vocación de paz de un grupo ilegal?
Identificando hechos de paz. En La Habana yo le planteé internamente a los camaradas que una vez iniciada la mesa, teníamos la gran responsabilidad, aún en medio del conflicto, de demostrar gestos de paz para no terminar legitimando, tras una negociación fracasada, la decisión del Estado de continuar con la guerra. ”El gasto nos toca a nosotros”, dije, y fuimos conscientes de eso. Porque no estábamos cansados de la guerra, pero sí nos dábamos cuenta de que ya la guerra debía terminar dando los frutos por las cuales nosotros estábamos alzados en armas. Era necesario hacer esfuerzos por llevar al Estado a negociar una agenda, lo cual pasaba por demostrar compromisos de paz. Fue el caso de gestos que hicimos desde cierto momento, como los ceses al fuego unilaterales, parar el ingreso de gente a las filas, suspender la fabricación de explosivos. Todo eso fue generando un ambiente que nos dio credibilidad y que llevó a que logramos el Acuerdo Final.
En contexto: ¿Qué viene en el proceso de negociación con disidencias de FARC de Iván Mordisco?
¿Cómo percibe hoy ese ambiente?
Es claro que la sola iniciativa de la Paz Total ha disminuido la cantidad de muertos en los territorios. Pero el ambiente de paz no se siente en las regiones y generarlo es fundamental.
¿Eso se debe a que en la negociación con ustedes hubo un método y ahora ese método no es claro?
Más que un método, hubo una ruta que trazamos conjuntamente en la etapa secreta. Fue tan duro trazar esa ruta que hubo incluso un conato de rompimiento por parte del gobierno en un momento en que Sergio Jaramillo dijo “bueno, hasta aquí llegamos, porque estamos en un círculo vicioso y no avanzamos”.
¿Qué hacer con los grupos desertores, como la llamada Segunda Marquetalia, que repudiaron el acuerdo de 2016?
En días pasados le dije a Otty Patiño que cualquier proceso es muy complejo si los actores armados no generan un ambiente de paz. Legitimar los acuerdos de paz requiere de hechos de paz y no de hechos de violencia. Fue por ese ambiente de paz que a pesar de la derrota del plebiscito, hombres, mujeres, jóvenes, salieron a respaldar el acuerdo con pasión. Crear esa pasión en torno a la paz es fundamental.
Varios de los grupos armados con los que está hablando el gobierno, tienen amenazados a los firmantes del Acuerdo Final. Es el caso de los disidentes del llamado Estado Mayor Central que tienen amedrentados a quienes están en el ETCR de Mesetas ¿Qué hablaron ustedes con Petro de esa realidad?
Insisto en que le planteamos al gobierno Petro que como condición para la Paz Total es necesario que los actores que quieren estar en una negociación, hagan gestos de no violencia y dejen de acudir a ella. Es crucial entender: ¿Cuál es la estrategia de cada grupo? o ¿hacia dónde están caminando? Porque si quieren la violencia como una forma de vida, para mantener la posibilidad de conseguir recursos a través de negocios ilegales, a través del narcotráfico, de la minería ilegal, del contrabando, pues hombre, ahí sí va a ser muy difícil llegar a un acuerdo.
Vea: Salida de excombatientes de las FARC en Mesetas, Meta, ¿revés para la “Paz Total”?
¿Cree que hace falta ponerle líneas rojas en la negociación a los actores armados? Decirles, por ejemplo, que una condición para hablar es que no maten a los firmantes de las FARC?
Y plantear también, como acto de paz, que dejen de matar policías y soldados. Al presidente Petro le ha tocado suspender en dos oportunidades el cese al fuego que había decretado, porque esos grupos no han evidenciado hechos de paz. Con hechos de violencia, los actores armados no se abren espacio. Varios grupos, entre los que hay desertores, se han apropiado del deseo de hacer trizas el Acuerdo de Paz. Con sus acciones le están sirviendo en bandeja de plata oportunidades políticas al extremismo de derecha, el cual busca apostarle a la guerra y no a la reconciliación.
En un video que el comisionado puso en redes, y luego desmontó, calificó las amenazas actuales en Mesetas como un desplazamiento decidido por los firmantes . ¿Hablaron en la reunión de esa equivocación?
Tenemos claro que lo que está pasando no es culpa de Petro, pero si planteamos que es necesario que lo que se acordó en La Habana en función de la seguridad, se implemente de verdad para garantizar la vida de muchos de los firmantes. Son más de diez mil personas con sus familias. ¿Sabía usted que en el ETCR de Mesetas la gente tiene está empacando todo en bolsas para irse? ¿Qué hay 87 niñas y niños que tendrán que irse por las amenazas a sus padres? Le insistimos al presidente que hay un desplazamiento silencioso y obligado, que requiere dos cosas. Primero, un mensaje de tranquilidad por parte de él a los firmantes de que se van a implementar los mecanismos de seguridad. Por otro, que mientras no haya gestos de paz por parte de los actores armados, hay que pensar en reubicar a quienes hoy tienen sus proyectos productivos en lugares amenazados. Los firmantes necesitan seguridad integral, seguridad en la vivienda, en los proyectos productivos, en la educación de los niños que han nacido en medio del proceso de paz y seguridad de que no los van a matar.
El Presidente ha convocado tres sesiones de la Comisión de Garantías de Seguridad, y prácticamente reinstaló la CSIVI ¿Cómo viene funcionando el tema de la institucionalidad de la paz en este gobierno?
Ha habido que hacer esfuerzos para que se comprendan los mecanismos de verificación y cual es su papel. LA CSIVI, por suerte, ya está arrancando. En la conversación con el presidente explicamos en detalle como funciona esa Comisión y nos comprometimos a que en la próxima sesión vamos a a impulsar el punto uno del acuerdo en tema de tierras, entre otros.
A veces queda la sensación de que el comisionado de paz no tiene tiempo para estar pendiente en todo lo que implica la Paz Total y simultáneamente lograr la implementación del Acuerdo Final con las FARC ¿Cómo ha sido su interlocución con él?
Le planteamos a Mauricio Lizcano la necesidad de revisar el decreto que le da una nueva estructura a la Oficina del comisionado. A esa oficina hay que darle dientes. No tiene sentido que la persona encargada de la Implementación, Gloria Cuartas, sea asesora del comisionado, y que el comisionado ejerza de asesor del Presidente. Esperamos que esa revisión se de pronto.
En contexto: ¿Está debilitada la Unidad para la Implementación del Acuerdo de Paz?
¿Qué conclusión le deja la interlocución que ha tenido con el gobierno estas semanas?
Hay que acompañar al presidente Petro en la construcción de paz sin dejar de hacer las críticas que consideren justas o de presentar iniciativas que se consideren necesarias. Hay sectores con mucho poder político y económico que quieren que la paz fracase, y la mejor manera de hacerles contrapeso es recuperando el entusiasmo social en torno a la paz que se vivió tras perder el plebiscito.
¿Cómo recuperar ese entusiasmo?
Mostrando en hechos la importancia del acuerdo de 2016 e implementándolo. En el tema de Reforma Rural Integral, por ejemplo, hay que comenzar. Si se necesitan tres millones de hectáreas, pero por ahora el gobierno se puede comprometer con millón y medio, ¡Pues comencemos con mil! Qué la gente, y los firmantes, vean que si se puede es fundamental para que el proceso tenga éxito y a su vez un incentivo para la Paz Total. Sobre los firmantes nuestros, es clave también que el presidente escuche a la gente. Le hicimos la propuesta de que visite un ETCR. Mas que me reciba a mi, es importante que él escuche a los firmantes, a la gente que se la ha jugado estos seis años en mantener viva la esperanza.