El tardío reconocimiento de las extintas Farc por la masacre de Rivera (Huila)
Se cumplen 17 de años del asesinato de nueve concejales en el municipio de Rivera. Si bien este hecho ya había sido atribuido a la antigua guerrilla de las Farc, apenas hasta hoy hay un reconocimiento de esta matanza por parte del desaparecido Bloque Sur, mediante un comunicado que firmó el que fue el Secretariado de ese grupo armado.
“Fue un plan premeditado, para el cual se reunió información que determinó el lugar de la masacre, los medios, y los guerrilleros que la ejecutarían”. El fragmento es parte de un comunicado publicado este lunes por los miembros del antiguo Secretariado de las Farc (Rodrigo Londoño, Julián Gallo, Pastor Alape, Milton de Jesús Toncel, Pablo Catatumbo, Jaime Parra y Rodrigo Granda). Allí emitieron un documento circulado por redes sociales en el que aceptaron su responsabilidad en la masacre de nueve concejales en Rivera, Huila; hecho que hoy conmemora su decimoséptimo aniversario.
Los excomandantes guerrilleros se dirigieron de manera directa a las esposas e hijos de los concejales asesinados, lamentando el futuro que les marcaron como consecuencia de sus actos criminales: “Las esposas, en soledad y en medio de las terribles condiciones del país, sin oportunidades, tuvieron que hacerse cargo de las familias. Los hijos e hijas crecieron sin su apoyo, sin el afecto, con ese enorme vacío imposible de reemplazar”.
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El 27 de febrero de 2006, guerrilleros de la columna móvil Teófilo Forero de las Farc llegaron hasta el hotel Los Gabrieles, en Rivera (noroeste de Huila). Allí dispararon indiscriminadamente contra los once concejales de ese municipio que estaban sesionando en una sala del recinto. Nueve de ellos murieron en el acto.
Los dos sobrevivientes de la masacre y los familiares de los asesinados siempre le reclamaron a las Farc por no haber reconocido públicamente esa matanza. Cuando la Comisión de la Verdad tenía mandato, los seres queridos de Moisés Ortiz, Arfail Arias, Aníbal Azuero, Desiderio Suarez, Octavio Escobar, Selfides Fernández, Héctor Iván Perdomo, Luis Ernesto Ibarra y Jaime Perdomo tuvieron encuentros por la verdad con las Farc, pero según ellos nunca hubo intenciones reales de contar las causas y pormenores de lo sucedido.
De hecho, en varias ocasiones insistieron que la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) debía tener un subcaso dedicado a la violencia que vivió su región y que el caso de sus familiares debía ser una bandera para eso. Hasta hace cuatro meses, apenas se habló (pero sin nada fijo puesto sobre la mesa) de la posibilidad de que este tipo de hechos entren al macrocaso 10 (crímenes no amnistiables cometidos por las FARC-EP).
Lea: La masacre que no olvida Rivera
Tuvieron que pasar más de tres lustros para que los máximos jefes de la ex guerrilla reconocieran la masacre y se dirigieran públicamente a las víctimas y al pueblo de Rivera. Aun así, en el documento de reconocimiento los ex jefes guerrilleros manifestaron que han tenido voluntad de contar los hechos sucedidos en esa tarde de febrero.
“Hemos tenido contacto con la Fundación Sonrisas de Colores y su presidenta Martha Aguirre, e intentado comunicación con la Corporación Continuar y su representante Lucena Ibarra”, escribieron. Agregando que quieres ofrecer los resultados de las investigaciones que ellos tienen sobre ese hecho, cuestión que “arrojará respuestas a tantos interrogantes y aportes a la verdad que ustedes, las víctimas, necesitan”.
La memoria histórica sobre el hecho y el recuerdo de los concejales asesinados es permanente. Cada 27 de febrero se realiza en Rivera la “Marcha de la luz”, en la que los habitantes del municipio salen a las calles con pancartas, globos y velas alusivas a lo ocurrido en esa matanza, al grito unísono de justicia y reparación para los afectados por la guerrilla. El punto de encuentro siempre ha sido en el Obelisco de la Recordación.
A su vez, desde hace dos años reposa en las repisas del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) el libro “Una luz por su memoria”, realizado por la entidad y las familias de los concejales que reúne los perfiles más detallados de cada uno de los políticos huilenses.
Lea también: El cerco de la Teófilo Forero
La jornada de este lunes, además del reconocimiento inédito de la ex guerrilla, también fue la primera vez en la que los responsables pusieron sobre la mesa una posible participación de otras personas fuera de sus filas para perpetrar la masacre.
“Estamos en deuda, pero pueden estar seguro de que tenemos la voluntad de restablecer su dignidad y sabemos que para ello ocurra tenemos que dar las respuestas sobre ¿quién dio la orden, por qué, cómo se planeó, si hubo participación de terceros?”, puntualizaron los hombres del antiguo Secretariado.
Para la conmemoración de este nuevo aniversario, además de la ya tradicional marcha, en Rivera harán una eucaristía en el Obelisco de la Recordación, seguida de una serenata, compuesta con letras dedicadas a los concejales.
Los cabildantes en Colombia fueron blanco de violencia indiscriminada durante el conflicto armado. Desgraciadamente, el caso de Rivera fue apenas uno entre un centenar de asesinatos selectivos de este tipo, perpetrados por grupos armados.
Según cifras del CNMH. Entre 1979 y 2014, fueron asesinados 899 concejales en todo el país. Del total de asesinatos, 287 fueron atribuidos a grupos paramilitares; 280 a desconocidos; 197 a guerrillas (124, Farc); 15 a agentes del Estado, y el resto a grupos armados no identificados o a otros responsables. Huila representó el 4% del total de estos asesinatos, según el Observatorio de Memoria y Conflicto.
El próximo acto en honor a estos nueve políticos asesinados es la creación de un mausoleo, en el que los riverenses podrán rendirles tributo y recordar uno de los episodios más atroces que vieron en su municipio. Un aliciente, según defensores de derechos humanos de la Fundación Sonrisas de Colores, para encontrar la verdad de lo que sucedió.
“Fue un plan premeditado, para el cual se reunió información que determinó el lugar de la masacre, los medios, y los guerrilleros que la ejecutarían”. El fragmento es parte de un comunicado publicado este lunes por los miembros del antiguo Secretariado de las Farc (Rodrigo Londoño, Julián Gallo, Pastor Alape, Milton de Jesús Toncel, Pablo Catatumbo, Jaime Parra y Rodrigo Granda). Allí emitieron un documento circulado por redes sociales en el que aceptaron su responsabilidad en la masacre de nueve concejales en Rivera, Huila; hecho que hoy conmemora su decimoséptimo aniversario.
Los excomandantes guerrilleros se dirigieron de manera directa a las esposas e hijos de los concejales asesinados, lamentando el futuro que les marcaron como consecuencia de sus actos criminales: “Las esposas, en soledad y en medio de las terribles condiciones del país, sin oportunidades, tuvieron que hacerse cargo de las familias. Los hijos e hijas crecieron sin su apoyo, sin el afecto, con ese enorme vacío imposible de reemplazar”.
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El 27 de febrero de 2006, guerrilleros de la columna móvil Teófilo Forero de las Farc llegaron hasta el hotel Los Gabrieles, en Rivera (noroeste de Huila). Allí dispararon indiscriminadamente contra los once concejales de ese municipio que estaban sesionando en una sala del recinto. Nueve de ellos murieron en el acto.
Los dos sobrevivientes de la masacre y los familiares de los asesinados siempre le reclamaron a las Farc por no haber reconocido públicamente esa matanza. Cuando la Comisión de la Verdad tenía mandato, los seres queridos de Moisés Ortiz, Arfail Arias, Aníbal Azuero, Desiderio Suarez, Octavio Escobar, Selfides Fernández, Héctor Iván Perdomo, Luis Ernesto Ibarra y Jaime Perdomo tuvieron encuentros por la verdad con las Farc, pero según ellos nunca hubo intenciones reales de contar las causas y pormenores de lo sucedido.
De hecho, en varias ocasiones insistieron que la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) debía tener un subcaso dedicado a la violencia que vivió su región y que el caso de sus familiares debía ser una bandera para eso. Hasta hace cuatro meses, apenas se habló (pero sin nada fijo puesto sobre la mesa) de la posibilidad de que este tipo de hechos entren al macrocaso 10 (crímenes no amnistiables cometidos por las FARC-EP).
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Tuvieron que pasar más de tres lustros para que los máximos jefes de la ex guerrilla reconocieran la masacre y se dirigieran públicamente a las víctimas y al pueblo de Rivera. Aun así, en el documento de reconocimiento los ex jefes guerrilleros manifestaron que han tenido voluntad de contar los hechos sucedidos en esa tarde de febrero.
“Hemos tenido contacto con la Fundación Sonrisas de Colores y su presidenta Martha Aguirre, e intentado comunicación con la Corporación Continuar y su representante Lucena Ibarra”, escribieron. Agregando que quieres ofrecer los resultados de las investigaciones que ellos tienen sobre ese hecho, cuestión que “arrojará respuestas a tantos interrogantes y aportes a la verdad que ustedes, las víctimas, necesitan”.
La memoria histórica sobre el hecho y el recuerdo de los concejales asesinados es permanente. Cada 27 de febrero se realiza en Rivera la “Marcha de la luz”, en la que los habitantes del municipio salen a las calles con pancartas, globos y velas alusivas a lo ocurrido en esa matanza, al grito unísono de justicia y reparación para los afectados por la guerrilla. El punto de encuentro siempre ha sido en el Obelisco de la Recordación.
A su vez, desde hace dos años reposa en las repisas del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) el libro “Una luz por su memoria”, realizado por la entidad y las familias de los concejales que reúne los perfiles más detallados de cada uno de los políticos huilenses.
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La jornada de este lunes, además del reconocimiento inédito de la ex guerrilla, también fue la primera vez en la que los responsables pusieron sobre la mesa una posible participación de otras personas fuera de sus filas para perpetrar la masacre.
“Estamos en deuda, pero pueden estar seguro de que tenemos la voluntad de restablecer su dignidad y sabemos que para ello ocurra tenemos que dar las respuestas sobre ¿quién dio la orden, por qué, cómo se planeó, si hubo participación de terceros?”, puntualizaron los hombres del antiguo Secretariado.
Para la conmemoración de este nuevo aniversario, además de la ya tradicional marcha, en Rivera harán una eucaristía en el Obelisco de la Recordación, seguida de una serenata, compuesta con letras dedicadas a los concejales.
Los cabildantes en Colombia fueron blanco de violencia indiscriminada durante el conflicto armado. Desgraciadamente, el caso de Rivera fue apenas uno entre un centenar de asesinatos selectivos de este tipo, perpetrados por grupos armados.
Según cifras del CNMH. Entre 1979 y 2014, fueron asesinados 899 concejales en todo el país. Del total de asesinatos, 287 fueron atribuidos a grupos paramilitares; 280 a desconocidos; 197 a guerrillas (124, Farc); 15 a agentes del Estado, y el resto a grupos armados no identificados o a otros responsables. Huila representó el 4% del total de estos asesinatos, según el Observatorio de Memoria y Conflicto.
El próximo acto en honor a estos nueve políticos asesinados es la creación de un mausoleo, en el que los riverenses podrán rendirles tributo y recordar uno de los episodios más atroces que vieron en su municipio. Un aliciente, según defensores de derechos humanos de la Fundación Sonrisas de Colores, para encontrar la verdad de lo que sucedió.