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Esta semana, la negociación de paz del gobierno de Gustavo Petro y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) tuvo su mayor giro tras casi un año de haber comenzado.
Inmediatamente después de la liberación de Luis Manuel Díaz -el padre del futbolista Lucho Díaz, quien estuvo en cautiverio 13 días- la delegación de paz del Ejecutivo reconoció que los diálogos entraron “en una situación crítica” y trazó dos líneas rojas para lo que viene en adelante: la eliminación del secuestro por parte del grupo guerrillero y la exigencia de entregar a todas las personas que están en su poder.
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Se trata de uno de los temas que históricamente han sido “el palo en la rueda” en las negociaciones con el ELN, y ahora será el eje central del quinto ciclo de diálogos, que empezará, según confirmó este diario, el próximo 19 de noviembre en Ciudad de México.
Para varios investigadores, la crisis desatada por el secuestro de Mane Díaz tiene implicaciones más hondas, que llevarían a poner sobre la mesa temas como el desarme, la desmovilización y el modelo de justicia transicional, con los que la guerrilla ha sido esquiva.
Fuentes cercanas al proceso explicaron a Colombia+20 que la delegación del Gobierno llegará a ese ciclo con la idea de poner todos los puntos de la agenda de una sola vez para tratar de comprometer a esa guerrilla con el fin del conflicto.
“La gente no puede esperar que ahora se llegue a la mesa y el ELN diga que va a dejar de secuestrar. Seguramente la delegación llegue con la intención de dar esa discusión, pero ese va a ser un forcejeo entre las partes”, asegura la fuente.
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Las recientes declaraciones del comandante máximo del grupo, Antonio García -quien no es parte de la mesa de diálogos-, demuestran que el tema sí supondrá una fuerte negociación. El viernes, un día después de la liberación de Mane Díaz, García aseguró que el ELN no aceptará “imposiciones ni chantajes” del Gobierno. “Que no se hagan ilusiones. No existe ningún acuerdo en la mesa sobre las retenciones ni económicas, políticas o judiciales”, dijo a través de su cuenta de X.
La fuente afirma que, contrario a lo que ha dicho el ELN en la mesa e incluso el mismo García, no se puede proponer una financiación para que dejen de perpetrar delitos como el secuestro si no hay una garantía de que están comprometidos con el fin del conflicto.
“¿Cómo se hace eso? Logrando que se comiencen las discusiones de los temas que se han negado a tocar. Por ejemplo, todo el punto 5 de la agenda (cuyo objetivo es superar el conflicto armado y erradicar la violencia de la política), que pasa por el tema de las armas, qué va a pasar con ellos tras el fin del proceso, cómo se van a transformar en una organización política”, explica.
Una de las principales dudas es si el Gobierno estará dispuesto a continuar la negociación incluso si el ELN no hace compromisos frente al abandono del secuestro. Colombia+20 le elevó esa inquietud al alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda, pero hasta el cierre de este artículo no se recibió su respuesta.
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¿Por qué urge hablar de los temas sensibles?
“Parecía haber consenso de que esos temas gruesos no se tocarían desde el inicio, porque no dejarían avanzar la negociación, pero con todo lo que ha pasado hay que abrir la discusión sobre si el ELN está pensando hacer una transición a la vida civil o no. Eso debe ser claro y delimitado”, asevera el investigador Luis Fernando Trejos, profesor de la Universidad del Norte y uno de los primeros en sugerir la hipótesis de que el grupo guerrillero era el responsable del secuestro del padre del futbolista.
De hecho, varios de los máximos dirigentes del grupo armado han expresado sus reservas con estos temas. El pasado 17 de junio, uno de los fundadores del ELN, Nicolás Rodríguez (Gabino) levantó una controversia por un pronunciamiento sobre la dejación de armas.
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“Ni asomo de discusión de que vamos a dejar las armas, de eso no se trata (…) No fue la condición, ni siquiera lo plantearon, porque saben de nuestras posiciones políticas. Antes todos los gobiernos lo que querían era que el ELN se desmovilizara y esa nunca ha sido la postura. Buscar la paz, una salida política a este conflicto no tiene nada que ver con desmovilización, ese es nuestro pensamiento”, afirmó el otrora líder de esa guerrilla.
Para el exjefe del equipo negociador del gobierno Santos con el ELN, Juan Camilo Restrepo, este panorama obliga a que el Ejecutivo endurezca su posición con el ELN.
“Una negociación no es para concederle a la contraparte todo lo que pida. El mensaje que ha dejado el Gobierno es de debilidad. Ante el secuestro se esperaba un mensaje rotundo, un paréntesis a la mesa hasta que el ELN haga una declaración formal y solemne ante los garantes, como se hizo en 2018, en la que renuncie al secuestro. La premisa fundamental de una negociación es respetar el DIH, y este es el momento oportuno para recordárselos”, le dijo Restrepo a Colombia+20.
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Otras fuentes cercanas al proceso afirman que ese grupo armado debería despojarse de la arrogancia y de la altanería con la que están abordando el tema del secuestro. No obstante, señala que no cree que ese tema pueda ser causal para romper la mesa o suspender los diálogos.
“Si eso pasa, lo que va a pasar es que tarde o temprano las partes van a tener que volver a acercarse. Este proceso ha llegado muy lejos para dejarlo botado. Ahora, lo que puede pasar más grave, y creo que ya está pasando, es el rechazo general de la sociedad. A eso sí le debe prestar mucha atención ese grupo armado”, explica.