Informe de Comité de Seguimiento alerta “atraso significativo” en la paz total de Petro

El órgano que le mide el pulso a las recomendaciones de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad pide en su tercer informe que las víctimas estén en el centro de las negociaciones y señala la necesidad de articular la paz total con la paz grande para lograr alivios humanitarios.

Redacción Colombia +20
12 de diciembre de 2024 - 05:23 p. m.
Presidente electo de Colombia durante la entrega del informe final de la comisión de la verdad
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Foto: El Espectador - Gustavo Torrijos Zuluaga
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Resultados más concretos de los nueve tableros de negociación de la paz total y un camino más articulado para alcanzar la paz grande es el principal foco de observación del tercer informe del Comité de Seguimiento y Monitoreo (CSM) que sigue de cerca el cumplimiento de las recomendaciones hechas por la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad (CEV) en su informe final.

Por primera vez el documento titulado “Fragmentación de la guerra e integralidad de la paz: razones para la no repetición” pone en el centro la política de paz total del presidente Gustavo Petro en relación con el Acuerdo de Paz.

En ese sentido, más allá de las reflexiones sobre avances y retos en la implementación de las recomendaciones de la CEV, el informe hace un llamado para garantizar la paz estable y duradera en el país, con un enfoque especial en 13 departamentos: Cauca, Valle del Cauca, Nariño, Antioquia, Chocó, Norte de Santander, Arauca, Magdalena, Bolívar (con énfasis en el sur), Cesar, Caquetá, Putumayo y Guaviare.

Allí es donde se concentran iniciativas de negociación con actores armados, al mismo tiempo en que se implementa el Acuerdo de Paz y las comunidades reciben, todavía, efectos de las guerras. La Coordinadora Humanitaria, por ejemplo, reportó para el primer trimestre de 2024 que los territorios con mayor número de eventos violentos y posibles violaciones al cese al fuego nacional fueron: Caribe (45 eventos), Cauca (44), Antioquia (38), Caquetá (22) y Putumayo (18), sumando un total de 129 eventos violentos.

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Uno de los principales reparos del informe de la Comisión es el rezago de la paz total que impide que llegue la paz grande, entendida como un ideal superior en el que la Comisión de la Verdad convocó al Estado y a la sociedad civil.

“El proyecto de paz total del Gobierno presenta un atraso significativo y un retroceso en el compromiso de construir sobre los logros anteriores”, señala el informe del Comité de Seguimiento y Monitoreo.

Tras dos años de la implementación de ese proyecto estrella de Petro, con algunas negociaciones andando y otras en espera de una hoja de ruta, el Comité identificó que la apuesta de la paz total sigue representando una vía para cerrar el ciclo de violencia, así como una oportunidad para profundizar en el enfoque de paz territorial y para aprender de procesos de diálogo anteriores.

Pero el pedido ahora es que la paz total muestre resultados concretos para que se aporte a la paz.

Las debilidades de la paz total para aportar a la “paz grande”

Si bien el informe del CSM destaca la gran puerta hacia la paz que significa el proyecto del presidente Petro, al mismo tiempo reconoce que la paz total enfrenta desafíos que no fueron abordados en su totalidad en el Acuerdo de Paz.

Eso, sumado a una grave crisis humanitaria que azota a todo el país y la dependencia del Gobierno de turno para que esa política llegue a buen puerto, que en últimas genera un ambiente de premura para que las mesas funcionen y se logre la firma de la paz.

Y eso, según el documento, también refleja una serie de debilidades, como la ausencia de resultados verificables en las mesas de diálogo, el significado ambiguo de los beneficios a los actores armados y la falta de resultados en un tablero estrella como el que tiene el Gobierno con la guerrilla del ELN.

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Pero el Comité destaca una debilidad principal que tiene que ver con los procesos de participación ciudadana en los diálogos de paz, pues pareciera estar reducida a no tener una acción directa, a excepción del proceso con el ELN.

Algo que para el CSM se puede entender como una “falla estructural en un proceso de paz”, eso sin contar la baja incorporación de enfoques diferenciales, étnicos y de género en los procesos, lo que, según el informe, refleja un retroceso en la práctica que se mostraba efectiva en otros diálogos.

Ese mismo panorama sucede con las recomendaciones de la Comisión de la Verdad en esos dos enfoques diferenciales. Asimismo, otra de las debilidades a las que el informe le pone la lupa es a la falta de representación de las víctimas en los espacios de negociación, lo que lleva a concluir que no se ha establecido un vínculo completo entre el fin del conflicto y la reparación a las víctimas, aspecto fundamental para consolidar la transformación.

“La invisibilización de sus afectaciones y la ausencia de discusiones en los procesos en curso envían un mensaje perverso: no se busca reparar ni reconocer delitos, sino simplemente otorgar beneficios y cortar de raíz la responsabilidad criminal histórica”, indica el documento.

Y agrega: “Esta postura refleja una visión miope e irrespetuosa hacia las víctimas y las organizaciones que las representan. Tanto los actores criminales que las afectaron como las mesas de negociación, ocupadas en delinear acuerdos sin priorizarlas, ignoran años de resistencia y de construcción de proyectos de vida en medio de la adversidad. Además, relegar a las víctimas y a las organizaciones defensoras de derechos humanos (DD. HH.) a un papel subsidiario desestima su capacidad propositiva y las soluciones que ellas mismas han generado para sobrevivir y transformar sus territorios”.

De igual manera, el informe resalta la experiencia con el Acuerdo de Paz de 2016, que no tuvo una comunicación asertiva, lo que fue un error de cara a la comunidad.

En ese sentido, señala que los procesos de diálogo actuales tampoco han tenido un componente pedagógico que permita que las comunidades entiendan el propósito de la paz total o los avances de cada mesa, porque hasta el momento se han limitado a documentos y comunicados.

Por otra parte, el informe del CSM resalta que la apuesta de seguridad en los territorios sigue siendo la gran ausente, incluso durante el desarrollo de los diálogos de paz.

Junto a ese reto también está el agravante de que algunos gobiernos territoriales no están en el mismo renglón de la política de paz total del Gobierno, lo que se traduce en una falta de articulación que se convierte en desventaja para el avance completo de la paz.

“El paso del tiempo sin avances concretos no solo reduce el margen del Gobierno Nacional para obtener resultados, sino que, paradójicamente, otorga ventajas a los grupos armados”, puntualiza el documento.

Prácticas para un progreso significativo de la paz

Uno de los logros que destaca el informe del CSM es la puesta en marcha de diálogos territoriales con un enfoque alternativo que podría ser más eficaz que las medidas del cese al fuego y es la implementación de un desescalamiento temporal y progresivo como ha sido el caso de Comuneros del Sur en Nariño. Asimismo, el documento celebra que algunos gobiernos locales se coordinen con el Gobierno para invertir en políticas sociales con miras a la transformación económica, política y territorial para la no repetición.

Al mismo tiempo, para lograr ese objetivo, el informe recomienda cuatro acciones que se alinean con las recomendaciones del informe del CEV entre ellas, consolidar la paz territorial como el epicentro de las transformaciones sociales necesarias; promover espacios democráticos que aseguren una participación efectiva en las regiones; profundizar el diálogo permanente entre la justicia ordinaria, la justicia transicional y la justicia propia de los pueblos originarios, garantizando la plena vigencia de los derechos humanos; e impulsar grandes transformaciones sociales mediante recomendaciones que aborden cambios culturales, señala el Comité de Seguimiento.

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