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No creo que haya algo mejor para los periodistas que alejarse lo más posible de su escritorio. Claro, a veces la coyuntura nos obliga a estar ahí, detrás de la pantalla. Pero nada será mejor que estar en el lugar de la noticia. Ver a la gente a los ojos, observar sus reacciones, sentir lo que el olfato periodístico nos indica sobre una historia en terreno y entender las dinámicas que ni el teléfono ni la televisión ni una cámara podrán mostrarnos jamás.
Con estas separatas regionales, con las que ya completamos cuatro departamentos visitados (Chocó, Cauca, Guaviare y ahora Meta), duplicamos esa apuesta de estar en los territorios. Ya no es solamente hacer el viaje, sino compartir reportería y visiones de la mano de los periodistas locales, que saben de primera mano los conflictos y necesidades de las zonas.
Mejor dicho, nuestro trabajo ha sido volver realidad eso que tanto decimos, pero que pocos ponen en práctica: el trabajo colaborativo. Es ese espíritu comunitario el que se ha convertido en uno de los salvavidas de esta profesión, en la que a veces se pasan penas y sufrimientos porque el ego parece ser más grande que la historia.
(Lea aquí todos nuestros especiales de periodismo colaborativo: Voces desde el Territorio)
En esta oportunidad nos vuelve a acompañar el maravilloso equipo de El Cuarto Mosquetero, con quienes ya habíamos trabajado para la separata de Guaviare. Con ellos hicimos varias historias que encontrarán en esta edición —y otras más que estamos cocinando para seguir fortaleciendo esta alianza—. Por ejemplo, podrán leer las historias de los habitantes de Parcelas del Progreso, un sector ubicado a orillas del río Guatiquía, que se ha convertido en el lugar de acogida de al menos 200 personas, en su mayoría mujeres víctimas de la violencia, desplazadas y migrantes venezolanas. Algunas de ellas se han unido para enfrentar la inseguridad que azota al sector.
Ellos también acompañaron el reportaje de Voces del Guayabero, un medio comunitario de comunicación alternativa creado en 2017 por campesinos de esa región en los departamentos del Meta y Guaviare. Ese grupo hizo un reportaje muy completo sobre el inexistente acceso a salud de la vereda Nueva Colombia, en donde deben hacer vaca para sacar a sus enfermos debido a la escasa conectividad terrestre y fluvial.
Nuestra nota central estuvo a cargo de Jhon Alfonso Moreno, director del Periódico del Meta, quien junto a Julián Ríos Monroy, periodista de Colombia+20, recorrió cementerios en puntos remotos del departamento como Puerto Alvira y El Anzuelo, donde, por falta de mantenimiento, se podrían perder verdades importantes de la guerra, pues en los camposantos podrían estar enterradas cientos de personas, incluidos miembros de las Farc muertos en combate. Sin embargo, el olvido en el que están esos lugares borraría huellas y rastros importantes para las familias buscadoras. No deje de ver el desarrollo en video que tendremos de esa historia.
(Lea también: El poder transformador del periodismo en acción)
En noticias menos duras, visitamos dos antiguos Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR). Gina Villalba, periodista de la emisora de paz de Mesetas, estuvo en el de Georgina Ortiz, en Vista Hermosa. Allí reportó el proyecto transmedia de firmantes de paz que desarrollaron un libro y una página web para visibilizar lo que ha significado la reincorporación y la unión, que con esfuerzo, han logrado con la comunidad de la vecina vereda La Cooperativa. El libro retrata 16 historias de excombatientes, líderes y lideresas comunitarias, víctimas de Vista Hermosa y líderes juveniles que se conocieron en el paro nacional del año pasado.
También estuvimos en el antiguo ETCR de Mariana Páez, a hora y media de Mesetas, donde algunos excombatientes crearon una iniciativa de turismo comunitario en el que se recorren paraísos escondidos y se mezcla la aventura con la naturaleza y el recuento de la memoria histórica. El sendero se hace por lugares donde los ex-Farc transitaban en armas.
Nuestra última historia ocurre en zona rural de Puerto Rico. Yuber y Libaniel Moreno, hermanos, nos cuentan lo que se hace para rescatar los usos ancestrales de la coca. Justamente cerca de ese municipio, que fue uno de los principales enclaves cocaleros del país en la década de 1990, una familia logró la certificación de negocio verde para producir té a base de coca.
Terminaremos 2022 con la separata que haremos en Catatumbo, que se publicará en noviembre. En 2023 tendremos un viaje más para la realización de estos especiales a Putumayo.
Esperamos con estos trabajos seguir contribuyendo al reconocimiento del periodismo local y a sacar a la luz las agendas silenciadas de los territorios.
(Lea este editorial: Narrar el Cauca, el reto de un periodismo transformador)