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Un video compartido este martes en redes sociales deja ver los momentos de tensión que se vivieron al interior de un restaurante en Bogotá, luego de que una ciudadana ingresó e increpó a Pastor Alape, excomandante de las FARC que firmó el acuerdo de paz de 2016.
En las imágenes se ve cuando la mujer se acerca a la mesa en la que está conversando el exguerrillero con Alejandra Miller, directora de la Agencia para la Reincorporación y Normalización (ARN), y comienza a lanzarle diferentes agresiones verbales.
En medio de la discusión, la mujer acusa a Alape de “delincuente, violador y asesino”, así como también lo responsabiliza de “volver mierda al país”.
Dichas agresiones han suscitado una discusión respecto al proceso de reconciliación que se ha dado tras la firma del Acuerdo de Paz con la extinta guerrilla de las FARC, pues muchos de sus antiguos miembros han encontrado que uno de los principales retos para la reincorporación en la sociedad es el estigma social.
En el caso de Alape, desde 2016 ha sido líder del proceso para que los antiguos guerrilleros hagan su tránsito a la vida civil. Además, ha acudido a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) para darles la cara a las víctimas, y ha encabezado actos de solicitud de perdón y reparación. El exjefe del Bloque Magdalena Medio también es conocido porque fue el primer firmante de alto rango en lanzarse como candidato a una alcaldía.
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Directora de ARN alertó sobre discursos de odio
Tras conocerse la situación de este lunes, este diario se comunicó con Miller, quien además de dar detalles sobre lo ocurrido en el restaurante en Bogotá, denunció que ha recibido diferentes tipos de amenazas durante los dos últimos días.
La funcionaria detalló que se debe partir de comprender el dolor de las víctimas y el sufrimiento que han vivido en la guerra a través de los años. Sin embargo, dijo que hay unos espacios especiales que han sido creados para tramitar esos dolores y reparar a las víctimas.
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Miller señaló que uno de los graves problemas que hay en los procesos de reincorporación es la estigmatización contra los y las firmantes de paz desde 2016.
“Yo sí creo que estos mensajes de odio hacia personas que llevan más de siete años cumpliendo su palabra con el acuerdo de paz, cumpliéndole a la sociedad, haciendo su proceso de reincorporación, son muy peligrosos. Esos mensajes profundos expresados, no solo por la señora en el video, sino que por sus seguidores en redes sociales, son expresiones de odio que tenemos que transformar hacia la reconciliación”, apuntó la funcionaria.
¿Cuáles son los retos en el camino a la reconciliación con los excombatientes?
Colombia +20 contactó a expertos en paz y reconciliación para entender el panorama que vive el país en torno a la reincorporación de excombatientes en la sociedad y los retos que hay dentro de este proceso.
Wilson López, líder del Grupo de Lazos Sociales y Cultura de Paz de la Universidad Javeriana y docente titular, aseguró que en el país hay discursos mediáticos que terminan por disparar reacciones emocionales que están faltas de racionalidad.
“Lo que ha pasado es que si usted tiene un actor que fue estigmatizado como el responsable de todos los males de Colombia, aún cuando no lo era -por ejemplo nosotros sabemos que los temas de pobreza o desigualdad ocurrían con o sin las Farc- entonces quiere decir que tenemos un país en donde las condiciones de la democracia son frágiles y es más fácil estigmatizar y señalar a un actor como el responsable de todo”, dijo el profesor.
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El académico señaló que la historia del país ha servido para construir un “enemigo” que puede tardar muchos años en destruirse. Por eso, asegura, en Colombia se necesita reforzar las campañas para atacar los discursos de odio y “más para aquellos que decidieron dejar las armas”.
“La única forma de parar la guerra es desactivando los discursos de odio. Estos señores se desarmaron, pidieron perdón, los han asesinado en las calles cuando están desarmados y es que ellos no eran los únicos actores del conflicto armado colombiano”, apuntó el profesor.
En una entrevista concedida hace algunos meses, el mismo Pastor Alape aseguró que los firmantes tienen la intención de cumplir con el acuerdo, pero que “se requiere una amplia pedagogía de paz” para que puedan avanzar las acciones concretas de reconciliación.
“Esta es una sociedad históricamente polarizada, lo que hace que la gente actúe en el sentido concreto de señalar, de desconocer y hasta anular a quien piensa de manera diferente. El desafío que tenemos es crear espacios de cultura de paz, donde se generen las garantías para integrar y reincorporar a los individuos que vienen de escenarios de confrontación armada, pero que asumen el compromiso de moverse el marco institucional”, señaló Alape en mayo de este año.
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Los riesgos de no frenar el estigma
Además, el experto lanzó una alerta sobre un escenario que podría ocurrir en caso de que no se elimine el estigma social: que si la sociedad no frena las acciones de estigmatización contra las personas que se han desmovilizado, la probabilidad de que vuelvan a la guerra es más alta.
Un informe entregado por la Misión de Verificación del Acuerdo de Paz de la ONU en Colombia da cuenta de que desde la firma del proceso en 2016 hasta el 26 de junio de 2024, 421 excombatientes habían sido asesinados y que otros 142 fueron víctimas de intentos de homicidio.
La violencia en contra de estos reincorporados se ha recrudecido en departamentos como Arauca, Caquetá, Cauca, Huila y Putumayo.
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“Hay que crear una cultura de paz”
Por otro lado, Manuel Salamanca, experto en Derechos Humanos, paz y reconciliación, señaló que el suceso como el que sufrió Pastor Alape este lunes “prueba que a este país aún le faltan muchos pasos para la reconciliación”.
En palabras del experto, “la gente no ha entendido que hay un pasado compartido muy trágico y no se permiten imaginarse en que venga algo como la posibilidad de convivir”.
Según sus argumentos, la reconciliación se construye a partir de procesos de transformación que involucran de manera diferente a todos los actores del conflicto, pero que en Colombia aún no ha avanzado con pasos determinantes.
“Los firmantes del acuerdo, aquellos que se comprometieron con la paz, también están sufriendo otro tipo de cosas, entonces eso prueba lo difícil que es un acto de reconciliación”, dijo Salamanca.
Finalmente, el académico aseguró que en Colombia han continuado las divisiones por la violencia y que, en esa medida, hay que crear una cultura de paz en la que las personas entiendan que estos procesos requieren de educación y de paciencia.
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