Habla alemana tras denunciar atentado en su contra en Cali
Rebecca Linda Marlene Sprößer denunció que sicarios le dispararon cuando estaba en la calle junto con un amigo, quien actualmente se debate entre la vida y la muerte, tras recibir 13 disparos.
“Ayer en la noche me vi con un amigo para trabajar en algunos temas del paro. Estábamos sentados afuera en un lugar público y de pronto y sin hablar vino un sujeto y nos disparó a corta distancia. No dejó de disparar hasta que el arma se quedó sin tiros. Mi amigo estuvo frente de mí y me salvó la vida. Él recibió 13 impactos de balas en todo el cuerpo, tres de ellos en la cabeza y varios en el pecho. En estos momentos mi amigo se encuentra entre la vida y la muerte y ya ahora es el milagro más grande que esté con vida. Él sigue luchando pero su estado está muy crítico”, escribió la alemana Rebecca Linda Marlene Sprößer en su cuenta de Facebook sobre el episodio trágico que vivió la noche del pasado 22 de julio.
Linda, como abrevia su nombre, llegó de vacaciones para bailar salsa en la “Sucursal del Cielo” el 15 de marzo y terminó en las calles como manifestante en las protestas sociales, denunciando abusos y violencia por parte de la Policía. Su historia la reveló este diario el 11 de julio de 2021. Y para ese momento ella ya había recibido amenazas, ataques e intimidaciones por teléfono y redes sociales.
Este diario pudo hablar con ella después del atentado y aseguró que está en un lugar seguro, orando por la salud de su amigo, a quien no quiso identificar por seguridad. “Quiero quedarme acá en Cali pero uff parece imposible, todos me dicen que me vaya del país”, dijo.
De viaje en Cali
“Cuando llegué a Cali me enamoré totalmente de la gente, de la forma de vivir y decidí que quería vivir un tiempo más acá. Empecé a trabajar como voluntaria en una escuela muy reconocida de baile que se llamaba Arrebato Caleño, pero se intensificaron los toques de queda y ya no pudieron dar las clases que se hacían en la noche y quebraron después de resistir lo que más pudieron durante la pandemia. Esa fue una fuerte motivación para unirme a la gente que empezó a protestar. Después pensé que como en México había trabajado en periodismo, aquí también podría documentar con mi mirada lo que estaba sucediendo. Entonces empecé a grabar testimonios y abusos de la Policía y a mandarles eso a mis contactos que tenía de prensa”, comentó en su momento.
Esta alemana ha sido testigo de las protestas sociales en Colombia más fuertes en décadas, aupadas por el descontento social y la crisis económica que agudizó la pandemia por el COVID-19. Manifestaciones que también han terminado en escenas violentas, reprimidas por la Policía, con un saldo de al menos 44 civiles muertos (26 de estos en Cali) en sesenta días, entre el 28 de abril y el 26 de junio, según Indepaz y Temblores.
(Vea el especial: Minuto a minuto, ¿qué pasó el 28 M?)
Las amenazas en su contra llegaron por primera el 22 de junio. Un día después de tener un diálogo tenso con algunos integrantes de la Policía, en el barrio San Judas, en la Comuna 10, al suroriente de Cali. “Un día después, como a las 11:00 p.m., llegó una llamada en que me decían que me iban a llevar, a matar y a desaparecer y que les iban a echar la culpa a los manifestantes”, le contó a El Espectador. Ese día también hombres de civil llegaron a amenazar a la amiga que la acompañó la noche en que interpeló a los policías hasta su casa.
Por esos días de junio también, desde una cuenta de Instagram (que ya no existe), llamada “obedeceapetro”, cuyo perfil decía: “Vamos a evidenciar la capacidad de obediencia de los borregos de Petro y sus porquerías”, le escribieron mensajes intimidantes. Así quedó registrado en las capturas de pantalla de estos mensajes que pudo guardar: “Rata de narcosecuestradores y guerrillos dedicados a violar niños. Malparida”, dice uno de estos. “En esa cuenta tomaron fotos mías, que cogieron de mi Facebook, y me amenazaron y dijeron que era de la guerrilla. Por eso quiero dejar claro que yo soy 100 % pacífica. Nunca he usado armas ni las apoyo”, dijo consternada y lo reitera en este momento en que sicarios buscaron acabar con su vida.
En ese momento no quiso denunciar las amenazas en Fiscalía y Policía, porque asegura que no confía en las instituciones. Antes de este último atentado ya había vivido una situación similar: el sábado 3 de julio estuvo en Puerto Resistencia. Fue a un concierto y se reunió con varios amigos, entre ellos con una amiga que suele estar en este punto de protesta de Cali. Al día siguiente, a Linda le intentaron robar sus pertenencias cuando caminaba por San Antonio, a 50 metros de su casa, mientras que al otro lado de la ciudad, a la amiga que acompañó horas atrás en Puerto Resistencia, le dispararon en una moto, sin mediar palabra.
“No podemos decir quién fue, pero estamos en todo el proceso con los DD.HH. Solamente quedó muy claro que no se trató de un robo. Esto fue un atentado con el objetivo de matar a sangre fría”, fue lo último que escribió sobre el más reciente episodio que ya puso en conocimiento de la Fiscalía. Su cuerpo quedó todo amoratado porque los disparos salieron del cuerpo de su amigo y la alcanzaron a impactar. Por lo pronto, Linda sigue en Cali pero sus días de tranquilidad, salsa y vacaciones en la Sucursal del Cielo quedaron para siempre atrás.
“Ayer en la noche me vi con un amigo para trabajar en algunos temas del paro. Estábamos sentados afuera en un lugar público y de pronto y sin hablar vino un sujeto y nos disparó a corta distancia. No dejó de disparar hasta que el arma se quedó sin tiros. Mi amigo estuvo frente de mí y me salvó la vida. Él recibió 13 impactos de balas en todo el cuerpo, tres de ellos en la cabeza y varios en el pecho. En estos momentos mi amigo se encuentra entre la vida y la muerte y ya ahora es el milagro más grande que esté con vida. Él sigue luchando pero su estado está muy crítico”, escribió la alemana Rebecca Linda Marlene Sprößer en su cuenta de Facebook sobre el episodio trágico que vivió la noche del pasado 22 de julio.
Linda, como abrevia su nombre, llegó de vacaciones para bailar salsa en la “Sucursal del Cielo” el 15 de marzo y terminó en las calles como manifestante en las protestas sociales, denunciando abusos y violencia por parte de la Policía. Su historia la reveló este diario el 11 de julio de 2021. Y para ese momento ella ya había recibido amenazas, ataques e intimidaciones por teléfono y redes sociales.
Este diario pudo hablar con ella después del atentado y aseguró que está en un lugar seguro, orando por la salud de su amigo, a quien no quiso identificar por seguridad. “Quiero quedarme acá en Cali pero uff parece imposible, todos me dicen que me vaya del país”, dijo.
De viaje en Cali
“Cuando llegué a Cali me enamoré totalmente de la gente, de la forma de vivir y decidí que quería vivir un tiempo más acá. Empecé a trabajar como voluntaria en una escuela muy reconocida de baile que se llamaba Arrebato Caleño, pero se intensificaron los toques de queda y ya no pudieron dar las clases que se hacían en la noche y quebraron después de resistir lo que más pudieron durante la pandemia. Esa fue una fuerte motivación para unirme a la gente que empezó a protestar. Después pensé que como en México había trabajado en periodismo, aquí también podría documentar con mi mirada lo que estaba sucediendo. Entonces empecé a grabar testimonios y abusos de la Policía y a mandarles eso a mis contactos que tenía de prensa”, comentó en su momento.
Esta alemana ha sido testigo de las protestas sociales en Colombia más fuertes en décadas, aupadas por el descontento social y la crisis económica que agudizó la pandemia por el COVID-19. Manifestaciones que también han terminado en escenas violentas, reprimidas por la Policía, con un saldo de al menos 44 civiles muertos (26 de estos en Cali) en sesenta días, entre el 28 de abril y el 26 de junio, según Indepaz y Temblores.
(Vea el especial: Minuto a minuto, ¿qué pasó el 28 M?)
Las amenazas en su contra llegaron por primera el 22 de junio. Un día después de tener un diálogo tenso con algunos integrantes de la Policía, en el barrio San Judas, en la Comuna 10, al suroriente de Cali. “Un día después, como a las 11:00 p.m., llegó una llamada en que me decían que me iban a llevar, a matar y a desaparecer y que les iban a echar la culpa a los manifestantes”, le contó a El Espectador. Ese día también hombres de civil llegaron a amenazar a la amiga que la acompañó la noche en que interpeló a los policías hasta su casa.
Por esos días de junio también, desde una cuenta de Instagram (que ya no existe), llamada “obedeceapetro”, cuyo perfil decía: “Vamos a evidenciar la capacidad de obediencia de los borregos de Petro y sus porquerías”, le escribieron mensajes intimidantes. Así quedó registrado en las capturas de pantalla de estos mensajes que pudo guardar: “Rata de narcosecuestradores y guerrillos dedicados a violar niños. Malparida”, dice uno de estos. “En esa cuenta tomaron fotos mías, que cogieron de mi Facebook, y me amenazaron y dijeron que era de la guerrilla. Por eso quiero dejar claro que yo soy 100 % pacífica. Nunca he usado armas ni las apoyo”, dijo consternada y lo reitera en este momento en que sicarios buscaron acabar con su vida.
En ese momento no quiso denunciar las amenazas en Fiscalía y Policía, porque asegura que no confía en las instituciones. Antes de este último atentado ya había vivido una situación similar: el sábado 3 de julio estuvo en Puerto Resistencia. Fue a un concierto y se reunió con varios amigos, entre ellos con una amiga que suele estar en este punto de protesta de Cali. Al día siguiente, a Linda le intentaron robar sus pertenencias cuando caminaba por San Antonio, a 50 metros de su casa, mientras que al otro lado de la ciudad, a la amiga que acompañó horas atrás en Puerto Resistencia, le dispararon en una moto, sin mediar palabra.
“No podemos decir quién fue, pero estamos en todo el proceso con los DD.HH. Solamente quedó muy claro que no se trató de un robo. Esto fue un atentado con el objetivo de matar a sangre fría”, fue lo último que escribió sobre el más reciente episodio que ya puso en conocimiento de la Fiscalía. Su cuerpo quedó todo amoratado porque los disparos salieron del cuerpo de su amigo y la alcanzaron a impactar. Por lo pronto, Linda sigue en Cali pero sus días de tranquilidad, salsa y vacaciones en la Sucursal del Cielo quedaron para siempre atrás.