Conductores de buses de Barranquilla en la mira de las bandas armadas
“Rastrojos Costeños”, una banda local que le ha declarado la guerra al Clan del Golfo, se adjudicó el asesinato y atentado contra dos trabajadores de una de las empresas de transporte público en la ciudad.
Desde que inició septiembre, en Barranquilla asesinaron a un conductor de buses de la empresa Sobusa y a otro más lo hirieron con dos disparos. A pesar de que la Policía Nacional reforzó la seguridad en estos vehículos, ayer se conoció un panfleto de una banda local conocida como “Rastrojos Costeños”, quienes se adjudican ambos hechos y amenazan con atacar a más conductores. Ante esta situación, los trabajadores de la empresa sienten temor y varios ya piensan en renunciar.
Todo comenzó el 1° de septiembre. Ángel Escorcia salió de los patios a las 4:20 de la mañana en su primera ruta del día. Unos minutos después, hombres armados que se movilizaban en moto lo interceptaron, le dispararon en dos ocasiones y lo amenazaron. Escorcia sufrió dos heridas, una en su cuello y otra en el hombro.
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Seis días más tarde, Jamir Palacios fue asesinado en circunstancias similares. Dos días después, hombres increparon a otro conductor y le lanzaron un panfleto. Este venía firmado por los “Rastrojos Costeños”, una banda local que surgió como división de “Los Rastrojos” en el 2012. Allí, entre otras cosas, señalan que Sobusa, Cochofal y Coliteral —empresas de transporte público del área metropolitana de Barranquilla— no “contribuyen hace 3 años”, haciendo referencia a la extorsiones que esta estructura cobra.
Por tal razón, esta banda, que se adjudicó el asesinato de Palacios y el atentado contra Escorcia, amenazó a los trabajadores de estas empresas y advirtió: “les hicimos estas acciones militares para que vean que estamos hablando en serio y recuerden lo que vivieron en el año 2013, las pérdidas de conductores que tuvieron al hacer caso omiso y esta vez es peor lo que van a vivir”.
Ante esta seguidilla de acciones e intimidaciones, los conductores de Sobusa manifiestan su temor. “Estamos trabajando un poco nerviosos y poquitos carros. La verdad nadie quiere venir a trabajar porque somos carne de cañón, presas de estas bandas que no deberían cogerla contra los conductores de buses ya que el sueldo que nos ganamos no da para mucho. Pedimos a las autoridades que arreglen esta situación”, dijo Edgardo Maldonado, trabajador de Sobusa.
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Maldonado también aseguró que al menos 20 de sus compañeros están pensando en renunciar por la inseguridad y los hechos de violencia, además de quienes quieren suspender el servicio ante la falta de garantías. Indicó que este viernes, solo el 15% de trabajadores salieron a las calles.
Mientras tanto, el brigadier general Diego Rosero Giraldo, comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla, aseguró que luego de una reunión con las directivas y los trabajadores de estas empresas, “se diseñaron una serie de estrategias, como la presencia de personal policial encubierto desde las 4:30 de la mañana hasta las 11:00 de la noche cuando termina la operación”. Rosero señaló que también contarán con policías identificados, aumentarán los controles sobre las vías y requisarán a los pasajeros.
Estas acciones se suman a la llegada de más de 300 uniformados de la Policía, que reforzarán el pie de fuerza en la capital atlanticense que presenta altos niveles de inseguridad. A inicios de septiembre, Jaime Pumarejo, alcalde de Barranquilla, había anunciado que 200 hombres del Ejército se sumarían a las labores de patrullaje en las zonas más peligrosas de la ciudad.
Desde que inició septiembre, en Barranquilla asesinaron a un conductor de buses de la empresa Sobusa y a otro más lo hirieron con dos disparos. A pesar de que la Policía Nacional reforzó la seguridad en estos vehículos, ayer se conoció un panfleto de una banda local conocida como “Rastrojos Costeños”, quienes se adjudican ambos hechos y amenazan con atacar a más conductores. Ante esta situación, los trabajadores de la empresa sienten temor y varios ya piensan en renunciar.
Todo comenzó el 1° de septiembre. Ángel Escorcia salió de los patios a las 4:20 de la mañana en su primera ruta del día. Unos minutos después, hombres armados que se movilizaban en moto lo interceptaron, le dispararon en dos ocasiones y lo amenazaron. Escorcia sufrió dos heridas, una en su cuello y otra en el hombro.
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Seis días más tarde, Jamir Palacios fue asesinado en circunstancias similares. Dos días después, hombres increparon a otro conductor y le lanzaron un panfleto. Este venía firmado por los “Rastrojos Costeños”, una banda local que surgió como división de “Los Rastrojos” en el 2012. Allí, entre otras cosas, señalan que Sobusa, Cochofal y Coliteral —empresas de transporte público del área metropolitana de Barranquilla— no “contribuyen hace 3 años”, haciendo referencia a la extorsiones que esta estructura cobra.
Por tal razón, esta banda, que se adjudicó el asesinato de Palacios y el atentado contra Escorcia, amenazó a los trabajadores de estas empresas y advirtió: “les hicimos estas acciones militares para que vean que estamos hablando en serio y recuerden lo que vivieron en el año 2013, las pérdidas de conductores que tuvieron al hacer caso omiso y esta vez es peor lo que van a vivir”.
Ante esta seguidilla de acciones e intimidaciones, los conductores de Sobusa manifiestan su temor. “Estamos trabajando un poco nerviosos y poquitos carros. La verdad nadie quiere venir a trabajar porque somos carne de cañón, presas de estas bandas que no deberían cogerla contra los conductores de buses ya que el sueldo que nos ganamos no da para mucho. Pedimos a las autoridades que arreglen esta situación”, dijo Edgardo Maldonado, trabajador de Sobusa.
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Mientras tanto, el brigadier general Diego Rosero Giraldo, comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla, aseguró que luego de una reunión con las directivas y los trabajadores de estas empresas, “se diseñaron una serie de estrategias, como la presencia de personal policial encubierto desde las 4:30 de la mañana hasta las 11:00 de la noche cuando termina la operación”. Rosero señaló que también contarán con policías identificados, aumentarán los controles sobre las vías y requisarán a los pasajeros.
Estas acciones se suman a la llegada de más de 300 uniformados de la Policía, que reforzarán el pie de fuerza en la capital atlanticense que presenta altos niveles de inseguridad. A inicios de septiembre, Jaime Pumarejo, alcalde de Barranquilla, había anunciado que 200 hombres del Ejército se sumarían a las labores de patrullaje en las zonas más peligrosas de la ciudad.