La violencia detrás de la balacera de la fiesta en Puerto Colombia
En Barranquilla y su área metropolitana hay por lo menos tres grupos armados en disputa por el control territorial y aunque el hecho de esta semana podría considerarse fortuito, en los últimos meses se ha elevado la violencia, por lo que se piden acciones concretas y conjuntas en la región.
La balacera que se presentó esta semana y dejó dos muertos, en medio de una fiesta privada en una cabaña en Punta Roca, Puerto Colombia, ha causado mucha intriga tanto por los ostentosos regalos y la participación de reconocidos cantantes vallenatos, como por las razones y quienes estuvieron involucrados en la trifulca.
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La balacera que se presentó esta semana y dejó dos muertos, en medio de una fiesta privada en una cabaña en Punta Roca, Puerto Colombia, ha causado mucha intriga tanto por los ostentosos regalos y la participación de reconocidos cantantes vallenatos, como por las razones y quienes estuvieron involucrados en la trifulca.
En medio de las especulaciones, se sabe que en la fiesta se celebraba el cumpleaños de Álvaro Ospino Illera, “Negro Dominga”, una de las víctimas y quien es relacionado con una banda delincuencial Los Piloneros, con operación en Venezuela. La otra persona muerta es Rubén Ricardo Galea, que fue guardaespaldas de Roberto Vega Daza, quien habría sido asesinado Ospino Illera.
Sumado a esto, las autoridades identificaron en los videos difundidos en redes sociales a alias Deivi Parrilla, la persona que aparece en los videos con una subametralladora en su mano, quien integraría un grupo armado liderado por Víctor Reales Hoyos, que al parecer sería socio del hermano del cumpleañero. Ante esto, se ofrecieron $80 millones de recompensa por información de los involucrados en la balacera y la Policía anunció que hará público un cartel con identidades.
Dentro de las hipótesis, se cree que pudo haber sido una venganza, sin embargo, han cobrado fuerza las versiones que indican que todo comenzó cuando el cumpleañero intentó tocar a una mujer y el novio lo agredió. Lo cierto es que la disputa habría sido entre socios y aunque se trataría de una situación fortuita, revela parte de la violencia que ha ido en aumento en Barranquilla y su área metropolitana, por cuenta de la presencia de diferentes grupos armados que han estado ganando terreno.
El Observatorio de Seguridad Ciudadana y la Agenda de Investigación UNCaribe de la Universidad del Norte clasifican en tres grupos las organizaciones armadas que se encuentra en la región dependiendo su alcance territorial, rentas e impacto, de tal forma que en el primer nivel se encuentran las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (Agc), dedicadas al tráfico de clorhidrato de cocaína, lavado de activos y robo de tierras.
En el segundo nivel, están organizaciones como Los Costeños y Los Rastrojos Costeños, que prestan servicios a las Agc y además se dedican al microtráfico y la extorsión, mientras que en el tercer nivel estarían las pandillas (se han identificado más de 60 en Barranquilla) como Los Palolópez y Los Carambolas, que realizan hurtos a personas y a vehículos, por ejemplo, pero además hacen trabajos a otras organizaciones.
De acuerdo con Luis Fernando Trejos, investigador y profesor del departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad del Norte, lo que se ha visto recientemente es que hay una competencia criminal entre las Agc, Los Costeños y Los Rastrojos Costeños, que se ha evidenciado con una intensificación de la violencia en los últimos meses.
“Las Agc elevaron el nivel de violencia intentando acabar con sus competidos, lo que pareciera que tuvo un efecto positivo para ellos, porque las dinámicas de homicidio se están moviendo para el oriente, es decir, a Soledad, Malambo y Sabanagrande, a donde se ha dado el desplazamiento de Los Costeños porque han perdido control”, dice Trejos.
Los hechos son fáciles de identificar. Además de la masacre que se registró en el barrio Las Flores, en septiembre, también está el macabro asesinato de un hombre de 34 años, en junio, del que encontraron sus partes en diferentes puntos de la ciudad, mientras que, en agosto, los conductores de buses decidieron hacer paro, tras los asesinatos y atentados a compañeros que son extorsionados, una dinámica que también ha crecido en Barranquilla y su área metropolitana.
“Está la discusión de si hay más casos o más denuncias, porque desde que llegaron las AUC se está extorsionando y eso lo evidencia el paro del transporte, que después ha sido eclipsado por las tarifas altas de energía, pero es posible que se haya expandido. El miércoles (26 de octubre) amaneció muerto un tendero en Santo Tomás y por lo general eso está relacionado con el no pago de extorsiones”, indicó Trejos.
Hablar de acciones en este momento, va más allá de la intervención de la Policía y el desmantelamiento o captura de los cabecillas. Desde el Observatorio de la Uninorte se pide a los gobiernos identificar el mapa criminal de la región para entender mejor las dinámicas del crimen organizado y la delincuencia común, así como reorientar el análisis de la seguridad para darle un enfoque metropolitano.
Trejos asegura que sumado a esto, también es necesario que en clave del Clan del Golfo, la atención debe ir más allá de los drones o prohibición de parrilleros en moto, por lo que se debe pensar en mayores capacidades de inteligencia y colaboración del Ministerio de Defensa. En cuanto a las posibilidades que da la Paz total resalta que “hay un punto ciego y es la violencia urbana. Muchas bandas muestran interés en acogerse, pero es muy difícil demostrar un cese al fuego. No tenemos protocolos y creo que es un problema que estas organizaciones que subcontratan entre núcleos asuman las posiciones y rentas de quienes salgan de las acciones ilegales”.