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En Buenaventura, por estos días, quienes preparan alimentos con estufas eléctricas o cilindros de gas han optado por hacer turnos en la cocina para permitir que sus vecinos también puedan hacerlo. “En otros sectores hicieron fogones de leña. Es ponerse a disposición de los otros con lo que se tiene y la gente trabaja en red. Hemos sido recursivos desde todo punto de vista, creativos y solidarios”, cuenta Brayan Montaño, director de la Fundación Progreso y Paz.
El municipio vallecaucano lleva dos semanas sin gas domiciliario debido a los bloqueos en la vía Buga-Buenaventura y en el sector conocido La Delfina, en el marco del paro nacional que comenzó el pasado 28 de abril en rechazo a la reforma tributaria (ya retirada del Congreso) y a la reforma de la salud.
Como Buenaventura no tiene infraestructura para el almacenamiento de gas, se abastece diariamente mediante dos o tres carrotanques procedentes de Buga. El pasado lunes llegó el primer carrotanque desde el inicio del paro, gracias a que jóvenes líderes fueron al lugar del bloqueo, la empresa proveedora del servicio les dio la ubicación y lo escoltaron hasta la ciudad. “Esto es gracias a la Fundación PSP (Parte de la Solución y no del Problema), que lo logró mediante una cadena humana. Sensibilizan a los manifestantes y les dicen que se necesita el abastecimiento para continuar resistiendo”, cuenta Montaño.
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No solo escasea el gas, sino también productos de la canasta básica como los cárnicos. “Los precios se han encarecido, duplicado y hasta más, según denuncia la comunidad. El alto índice de pobreza, la pandemia y el desempleo hacen que para la población sea más difícil acceder a estos productos”, explica Edwin Patiño, personero del Distrito de Buenaventura. La gasolina también ha empezado a escasear y se ha encarecido, pese a que se vende al precio estándar en las gasolineras. “Hay personas acaparadoras que compran y luego la venden más cara. Eso hace que se incremente el costo y se acabe más rápidamente”, añade el personero.
Los corredores humanitarios son la alternativa que ha permitido enfrentar los problemas de desabastecimiento en el municipio portuario. “Se habilitó uno al norte del Valle del Cauca que nació de la concertación entre los personeros de los municipios y los líderes. Son acompañados por la Gobernación, varias alcaldías y la Policía Nacional, que garantiza la seguridad en los recorridos”, explica Patiño. Además de víveres, por dicho corredor ingresó, con la ayuda de la Cruz Roja, un carro con oxígeno para abastecer el hospital.
A su turno, la Alcaldía creó un Mercado Popular Campesino para que los cultivadores de la zona rural del distrito los comercializaran en dos puntos de la zona urbana. De esta actividad participaron ocho corregimientos, “muchos no vinieron porque son los más poblados y ellos mismos consumen lo que producen”, dice el personero. Todos los alimentos fueron vendidos, aunque no fueron suficientes para todos los compradores que acudieron.
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Respecto a los altos costos de los productos, “se acordó que la Alcaldía fijará unos precios y se les pidió que regulen para evitar a los acaparadores. Eso nos permite bajar la tensión en el distrito”, afirma monseñor Rubén Darío Jaramillo, obispo de Buenaventura. “Se ve el impacto de esas iniciativas, porque ahora hay productos que estaban agotados. Si bien esta movilización nos cuesta sacrificios a los ciudadanos, es necesaria. Si se cumplen las peticiones, toda la sociedad es la que se beneficiará”, dice el director de la Fundación Progreso y Paz.
Los jóvenes han sido los protagonistas de las manifestaciones en Buenaventura y se han sumado a las varias jornadas de protesta convocadas por el Comité del Paro. “No vamos a seguir poniendo los muertos y la resistencia en las calles, porque a la hora de ser escuchados son los mismos con sus mismas prácticas de siempre. Dejan de lado a la juventud, que tiene ansias de cambio integral y real en el país. Hay que reconocer a los jóvenes, no somos vándalos, sino profesionales y líderes de la resistencia”, expresa Montaño.
Si bien todas las actividades enmarcadas en el paro nacional se han desarrollado de manera pacífica, en el distrito se han presentado algunas alteraciones en el orden público. En la noche del martes 11 de mayo hubo dos detonaciones de granadas que dejaron dos heridos. Los hechos están siendo investigados y, según dijo a medios el alcalde de Buenaventura, Víctor Hugo Vidal, se deben a las disputas de actores armados por el control territorial.
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El almacenamiento de las importaciones
En medio de los bloqueos de las vías también ha quedado el comercio exterior que llega al puerto y ninguna carga ha sido trasladada desde que comenzó el paro nacional. “Hay aproximadamente 454 mil toneladas represadas en las cinco terminales marítimas, tanto de carga a granel como contenedores”, dice Angélica Mayolo, presidenta ejecutiva de la Cámara de Comercio de Buenaventura. Tampoco ha sido posible sacar el café y el azúcar, dos de los principales productos represados. Lo que más alerta a la Cámara de Comercio es que la ocupación del puerto está llegando al límite. “Hay dos terminales de granel que están a más del 95 %, mientras que la de los contenedores está al 60 %. Aún se puede atender contenedores por ahí hasta finales de esta semana, pero después estaremos colapsados”, revela Mayolo.
Ante este escenario se han contemplado varias alternativas, como almacenar carga en patios logísticos o zonas locales. De no ser posible, los buques deberán esperar, lo que generaría sobrecostos para los importadores. “Otra solución es que los vehículos con comida lleguen mediante los corredores humanitarios y una vez descarguen, los llenamos otra vez con comida y medicinas para que se vayan a Cali y así sucesivamente”, propone Mary Estrada, directora del Comité Intergremial de Buenaventura. Sin embargo, para Mayolo “la única posibilidad es que avancen los diálogos entre el Gobierno y los manifestantes para que levanten los bloqueos. De ese modo Buenaventura se abastece y envía las importaciones. Esta situación está afectando al distrito y también la economía del país”.
El diálogo como garantía para la protesta pacífica
En Buenaventura, la mesa interreligiosa para la paz ha convocado diálogos sociales entre los distintos líderes, jóvenes, sindicatos y autoridades. Esta iniciativa ha permitido las protestas pacíficas y ha evitado que sean infiltradas por otros actores, puesto que son señalados ante la Fuerza Pública por parte de los mismos manifestantes. Así se ha desarrollado el paro nacional en el territorio desde el pasado 28 de abril.
Otro de los acuerdos fue que el Esmad no saldría a las calles y la Policía se encargaría de acompañar. “Eso ha ayudado a que no haya hechos violentos, no hay muertos qué lamentar ni actos vandálicos. Es posible gracias al diálogo, se ve el futuro con la esperanza de que se puede respetar la legítima protesta sin agredirnos unos a otros”, afirma monseñor Rubén Darío Jaramillo, obispo de Buenaventura.
“El interés principal es cuidar la vida de todos los bonaverenses y prevenir hechos violentos que se han dado en otras ciudades”, sostiene monseñor Jaramillo.
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