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La última vez que la minga salió a manifestarse reclamando atención y soluciones efectivas a los problemas de las comunidades del suroccidente del país, cerca de 8.000 personas recorrieron 450 kilómetros desde Cali hasta Bogotá para mostrar la unión y la fuerza de un movimiento que durante años ha sido fuertemente estigmatizado. Fue en octubre de 2020 y coincidió con momentos en los que en Bogotá se vivían días de protestas convulsas marcadas por la violencia. La minga fue entonces un ejemplo de resistencia pacífica. Quizás por eso su llegada esta semana a Cali fue recibida con algo de esperanza. Sobre todo si se tiene en cuenta que durante las protestas de la última semana en la capital del Valle del Cauca se han reportado decenas de casos de muertes, agresiones y desapariciones.
Precisamente la situación que ha vivido Cali llevó a que los voceros de la minga decidieran que la minga nacional se concentre en la capital vallecaucana.
Giovanni Yule, dinamizador político del CRIC, afirmó que la determinación se tomó luego de una reunión que se hizo el martes con las autoridades de las seis organizaciones indígenas del país. “Lo van a hacer en la medida de las posibilidades, porque muchas vías y regiones están totalmente bloqueadas por el ejercicio del paro”, señaló Yule. A pesar de que en diversas regiones del país se presentan constantes bloqueos de los corredores viales, las mingas regionales han optado por movilizarse dentro de sus departamentos, según explicó Edwin Capaz, coordinador del Tejido de Defensa de la Vida y los Derechos Humanos de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN): “Las comunidades del departamento del Cauca se encuentran movilizadas en municipios como Popayán y Piendamó”.
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Según Yule, la idea de que la concentración de las diferentes comunidades se dé en Cali responde a que la ciudad “se ha convertido en el corazón de la resistencia civil y pacífica en Colombia (...) la idea es que nosotros podamos dignificar la fuerza que ha tenido el pueblo caleño, jóvenes, hombres y mujeres que han salido a protestar en contra de este gobierno y de este régimen. Aquí ha habido más de 25 muertos, o sea que han sido asesinados por las fuerzas militares del Estado”.
Para Aída Quilcué, consejera de derechos humanos de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), la prioridad en estos momentos debe ser el desmonte de la violencia en contra de los manifestantes y la desestigmatización de la protesta social.
Si bien la minga hace presencia en Cali para acompañar las movilizaciones, que se han extendido por más de una semana, la idea es también plantear una propuesta colectiva que sirva para tratar de paliar la crisis. “No es solamente venir a protestar en contra del presidente Iván Duque, sino también ver cómo somos capaces entre todos, mediante el ejercicio de la palabra, de tejer una propuesta alternativa para todos los colombianos”, afirma Yule.
Insiste, eso sí, en que se deben escuchar las peticiones de la gente que masivamente ha salido a las calles a manifestar su descontento no solo con la situación del país, sino con la forma en la que el Gobierno ha asumido este momento. “Aquí lo que se está planteando desde el común de la gente que ha salido a las calles es que no quieren tener más al presidente de la República, Iván Duque, dirigiendo este país. Segundo: que este gobierno y este régimen desmonten esa agenda política donde han configurado unos proyectos y unas propuestas de ley para quitarles y arrebatarles los derechos fundamentales a muchos de los sectores sociales más vulnerables, y ahí podemos hablar de la reforma tributaria, la reforma a la salud, la reforma laboral, la reforma que tiene que ver con los pensionados y con una serie de normas que reducen la posibilidad de que nosotros fortalezcamos una economía con todos los gremios. Este gobierno le quiere dar todas las posibilidades a la gran economía nacional e internacional y quitarnos y cerrarnos la posibilidad a la economía comunitaria”.
Por su parte, Edwin Capaz señala que la multiplicidad de voces que han surgido en medio de estas movilizaciones plantean un reto para la organización de la protesta social: “Hay mucha ciudadanía no organizada en grupos sociales que ha salido a las calles, que incluso no están alrededor del Comité del Paro, pero que han sentido las afectaciones y se han movido a reclamar. Vamos a tener que hacer un gran esfuerzo en el movimiento social que ha despertado para organizarse, tratar de confluir en mensajes claros y poder saber los mínimos en torno a esa posibilidad de levantar el paro”.
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Mientras las exigencias planteadas se alcanzan y el gobierno del presidente Duque avanza en el diálogo nacional, cuya primera reunión está pactada para el próximo lunes 10 de mayo con los organizadores del paro, la minga también se encuentra en conversaciones con sectores como los afros, los campesinos, los sindicatos y los estudiantes, para concertar un Plan de Vida Nacional que tenga algunos ejes claves: “Que primero esté la defensa y el cuidado de la vida; segundo, la salvaguarda y el cuidado de nuestro territorio; tercero, la posibilidad de seguir fortaleciendo la democracia y la participación ciudadana; cuarto, seguir fortaleciendo nuestros derechos económicos, sociales, culturales y ambientales; y quinto, que avancemos sobre la posibilidad del ejercicio y el equilibrio y la armonía social en busca de la paz en Colombia”, finalizó el líder indígena del CRIC.