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Cali se prepara para un cambio grande y muy llamativo. Desde 2018, el Congreso le dio la categoría de Distrito Especial, Deportivo, Cultural, Turístico, Empresarial y de Servicios que le permitirá tener mayor autonomía, pero a la vez lo obliga a reestructurarse territorial como administrativamente, por lo que, para hacerlo realidad, la ciudad deberá consensuar proyectos de acuerdo con el Concejo local.
El primer reto, y más visibles, es sin lugar a dudas el cambio de comunas a localidades, que no solo es un tema territorial, sino que además implica la aparición de alcaldes locales, quienes tendrán un presupuesto propio, así como un proceso particular de elección que va desde una prueba meritocrática hasta la selección de una terna por ediles, que se presenta al alcalde de Cali para que escoja a los nuevos mandatarios locales.
En principio se habla de siete localidades, que tendrían características similares, por lo que sus inversiones se enfocarían en atender las necesidades particulares de cada comuna y corregimiento que lo integren.
“La división de Cali en localidades será una realidad antes de terminar 2022, y en 2023 se daría la primera elección de alcaldes y ediles de estas”, dijo el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, en marzo pasado, ante la promesa de su administración de sacar ese proyecto en el Concejo antes de que finalice este año, y que después de correr en varias ocasiones la fecha, se espera que radique en julio.
Pero vamos por partes. La categorización de Distrito Especial le da mayor autonomía administrativa y económica a la ciudad y lo obliga a hacer reordenamientos. Se busca es que las localidades sean administradas como pequeñas ciudades dentro de la gran urbe, en las que se fomentarán el deporte, la diversidad de las expresiones artísticas y el patrimonio cultural, fortalecer la ciudad como destino turístico y consolidar una ciudad región (Yumbo, Palmira, Candelaria y Jamundí) con vocación de desarrollo empresarial y de negocios.
Esto implica fortalecer las finanzas del Distrito, un rediseño de la gestión pública con la creación de fondos y planes de desarrollo local, como de nuevas figuras como las Juntas Administradoras Locales (JAL) y los consejos de Planeación y Gobierno.
Por otro lado, se incluye un componente de preservación y transferencia de conocimiento, que plantea el fortalecimiento de la gestión de datos en la investigación y en pedagogías para compartir y aprender.
Ahora, las secretarías y entidades locales deberán asumir nuevas funciones que antes suplían los ministerios o la Gobernación. Además, sus acciones se deben enfocar en fortalecer el deporte, la cultura, el turismo y el sector empresarial, así como otros retos, como la asociatividad regional y la investigación.
En ese camino, hace tres meses, el Ministerio de Salud le dio más autonomía a la Secretaría de la ciudad, para tener mayor gobernanza en temas como el Plan Bienal de Salud y las prioridades en salud pública, pero además le otorgó la capacidad de vigilar y controlar, por lo que una de las primeras acciones de Cali fue ponerles el ojo a las empresas de ambulancias, ante el aumento de los accidentes en medio de la guerra por los pacientes.
A la par, desde la Alcaldía, el equipo del Cali Distrito ha estado encargado de la socialización y escucha de la gente, así como de la estructuración del proyecto que llegará al Concejo. Sobre esto, Carlos Rojas, gerente del equipo, ha indicado a medios locales que aunque desde hace cuatro años se han planteado diferentes divisiones de las localidades, ya está claro que no debe tener menos de 280 mil habitantes, ni más de 550 mil, así como desde la ruralidad han pedido una localidad especial, pues temen que sus prioridades sean opacadas por lo urbano.
Al respecto, Álvaro Benedetti, consultor en proyectos desarrollo territorial, es escéptico con lo que pueda lograr esta administración. “Fue una iniciativa de la bancada del Valle, que se hizo sin consultarle al alcalde de entonces, Mauricio Armitage, por lo que fue como un baldado de agua fría. Les tocó correr para dejar una viabilidad técnica, operativa y financiera”.
Sumado a esto, el experto señala que poco se hizo durante el primer año y medio de la administración de Jorge Iván Ospina, por lo que es hasta ahora que se habla de una nueva estructuración. “Se han retomado propuestas de la administración anterior, pero esto debe aterrizarse mucho más, porque no es solo decir que la ciudad se va a dividir de una forma, sino que se deben estudiar los flujos y siento que no se tienen bases técnicas para decir que se va a viabilizar”.
Aunque desde la alcaldía esperan que este año avance la aprobación de los proyectos, en especial la de las nuevas localidades, desde el Concejo hay incertidumbre con respecto a lo que se vaya a presentar y en esa medida, con la aceptación que vaya a tener desde la ciudadanía.
Ya está el borrador, por lo que se espera que en los próximas días se presente ante el cabildo, donde la discusión tendrá que ir más allá de las nuevas localidades, ya que la nueva categorización incluye el cambio de percepción sobre la administración de Cali, por lo que la cuestión está en cuál será el mejor camino para atender el crecimiento y hacer más competitiva la ciudad.