“El estallido social se venía cocinando hace años”: secretario de Paz de Cali
La capital vallecaucana fue el epicentro de las protestas durante el paro nacional. Treinta vías estuvieron bloqueadas durante casi dos meses, pero a partir del diálogo entre manifestantes y Alcaldía, 26 fueron desbloqueadas mediante el diálogo y cuatro requirieron la intervención de la Fuerza Pública.
Si hubo una ciudad del país en la que las movilizaciones y la protesta social en el marco del paro nacional tuvieron un impacto certero y de proporciones inesperadas, esta fue Cali. Durante más de mes y medio los bloqueos y las marchas diarias en la capital del Valle del Cauca derivaron en un ambiente de polarización enrarecido que tuvo su clímax en enfrentamientos en las calles, en una ola de violencia sin precedentes y en episodios de civiles armados atacando a manifestantes. Desde la administración distrital señalan que la apuesta ha sido privilegiar el diálogo y generar espacios para hablar y llegar a acuerdos con los manifestantes para, por ejemplo, lograr el desbloqueo de las 30 vías que estuvieron taponadas durante casi dos meses.
Ese fue uno de los temas neurálgicos en las mesas de diálogo de las que forman parte la Alcaldía de la ciudad y la Unión de Resistencia Cali (URC), movimiento que fue reconocido como autónomo de los puntos de resistencia y que ha permitido reunir las voces de los jóvenes en protesta para hacer el diálogo más efectivo. Los espacios han servido para abordar temas como empleabilidad, educación y salud, derechos humanos, seguridad, género, soberanía alimentaria, recreación y cultura. Las peticiones que han llevado a esta mesa fueron plasmadas en un pliego de peticiones que la URC entregará al Gobierno Nacional antes del 19 de julio de 2021.
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Danis Rentería, secretario de Paz y Cultura Ciudadana de Cali, habla con El Espectador sobre los avances en los diálogos y las estrategias para superar el momento que vive la ciudad.
¿Por qué hubo este estallido social en Cali durante el paro nacional?
Cuando uno lee la historia de Cali, esta ha estado ligada a eventos de transformación social cada 50 o 60 años. El paro estudiantil de 1970 es un ejemplo. El 28 de abril de 2021 vivimos un evento parecido, pero con contextos diferentes. Lo que pasó tuvo una connotación más fuerte. No es el primer evento de este tamaño en la ciudad.
¿Qué tanto influyen la desigualdad y la brecha de clases en la coyuntura actual?
Todos los estallidos se han dado por inconformidades, injusticias sociales, por muchos problemas en los territorios, por la desigualdad, grietas que durante muchos años no han sido reparadas, problemáticas que no han tenido solución. La reforma tributaria fue la gota que rebosó el vaso y fue la que terminó de formar el estallido social. Estos problemas vienen desde hace 20 o 30 años, y explotó en 2021 con ese proyecto de ley presentado por el Gobierno Nacional.
¿Qué tanto influyó la crisis derivada de la pandemia?
La olla pitadora venía burbujeando durante varios años. Acá lo que pasó es que se agregaron unos ingredientes como la pandemia y todas su consecuencias y le añadieron también la reforma tributaria. Claramente el tema del COVID-19 influyó mucho. Esto tenemos que tomarlo como un aprendizaje. Miremos lo que pasó en la rebelión de los comuneros en 1781. El virreinato de la Nueva Granada aumentó la carga fiscal a ciertos productos y la gente se cansó y formó la revolución. A pesar de que esta pandemia y el paro han dejado dolor y desesperanza, también hay que ver esta situación como una oportunidad de repensar y reconstruir nuevas sociedades.
¿Cómo van los diálogos para repensar esa nueva sociedad?
Nosotros somos fieles al principio de que el diálogo es el camino para encontrarnos, para solucionar las diferencias sociales, los problemas que hay en los territorios. Con la palabra y el diálogo le ganamos la batalla a este problema. Solo esos dos elementos podían solucionar un conflicto tan grande y tan difícil como el que vivimos acá. Con esto nos hemos ganado muchas críticas, pero ahí están los resultados. De los 30 puntos de bloqueos que había en la ciudad, 26 los levantamos a través de la concertación con los manifestantes. Eso quiere decir que el arma más poderosa que tenemos acá es el diálogo. Si hubiera sido al revés, hoy estaríamos lamentando pérdidas de vidas y otras situaciones terribles. Continuamos con la mesa de diálogo con la Unión de Resistencia Cali (URC) y ahora vamos a ir a los barrios a hablar con toda la comunidad y a escuchar sus quejas.
¿Qué proyectos está preparando la Alcaldía para cumplir con las exigencias de los manifestantes?
Este proceso lo hemos diseñado en tres fases. La primera es la de inclusión social, que contempla todo lo que tiene que ver con seguridad alimentaria, educación, salud y empleabilidad. Van a salir varias propuestas de generación de empleo, como la que anunció el alcalde Jorge Iván Ospina, el viernes 9 de julio. Todas las dependencias de la administración local vamos a abrir espacios para generar más empleos para los jóvenes y toda nuestra gente. El alcalde hará en los próximos días un anuncio muy importante en temas de educación superior, técnica y en nivelación para nuestros jóvenes. Otro de los temas que estamos trabajando es la salud, vamos a construir el centro de control y atención de personas con adicciones a sustancias psicoactivas. También ampliaremos los comedores comunitarios y creemos que esto va a beneficiar a muchas personas.
¿Cuáles son los pactos con los manifestantes para que no vuelva a haber bloqueos masivos?
Nosotros seguimos hablando todos los días con los voceros de cada uno de los puntos de resistencia. Sabemos que el próximo martes 20 de julio se puede presentar nuevamente una protesta social grande, pero confiamos en el compromiso y en la seriedad de las personas con las que hemos hablado. Sentimos que hemos cumplido con el cronograma tal cual lo habíamos pactado, entonces no creemos que podamos llegar a una situación similar como la del 28 de abril. Los diálogos han llegado a un nivel de madurez muy importante.
¿Qué va a pasar con el monumento de Puerto Resistencia?
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Ese es un tema que hemos dialogado y ha traído mucho debate. El secretario de Planeación de la ciudad, quien es el que avala este tipo de actividades, es quien está hablando y coordinando. Yo creo que un monumento que manifiesta un momento y un hecho histórico para la ciudad es importante. El llamado sigue siendo a la concertación y al diálogo para que entre todos podamos tomar una decisión sobre esto. Yo no soy partidario de que haya que tumbarlo ya. Creo que hay que llevarlo a la discusión entre quienes lo quieren y quienes no y mirar qué es lo mejor para la ciudad, no para las partes.
¿Cómo están manejando con ambas partes el tema de los murales en la ciudad?
Estamos convocando a unas mesas de diálogo con ambos actores. La idea es que en esta mesa de trabajo podamos unirnos y mandar mensajes de esperanza, de vida, de reconciliación a partir de estos murales. Acá lo que tenemos claro es que la que tiene que ganar es la ciudad. Aquí no estamos buscando que gane un lado, el otro, o la administración, solo estamos pensando en lo mejor para Cali.
Si hubo una ciudad del país en la que las movilizaciones y la protesta social en el marco del paro nacional tuvieron un impacto certero y de proporciones inesperadas, esta fue Cali. Durante más de mes y medio los bloqueos y las marchas diarias en la capital del Valle del Cauca derivaron en un ambiente de polarización enrarecido que tuvo su clímax en enfrentamientos en las calles, en una ola de violencia sin precedentes y en episodios de civiles armados atacando a manifestantes. Desde la administración distrital señalan que la apuesta ha sido privilegiar el diálogo y generar espacios para hablar y llegar a acuerdos con los manifestantes para, por ejemplo, lograr el desbloqueo de las 30 vías que estuvieron taponadas durante casi dos meses.
Ese fue uno de los temas neurálgicos en las mesas de diálogo de las que forman parte la Alcaldía de la ciudad y la Unión de Resistencia Cali (URC), movimiento que fue reconocido como autónomo de los puntos de resistencia y que ha permitido reunir las voces de los jóvenes en protesta para hacer el diálogo más efectivo. Los espacios han servido para abordar temas como empleabilidad, educación y salud, derechos humanos, seguridad, género, soberanía alimentaria, recreación y cultura. Las peticiones que han llevado a esta mesa fueron plasmadas en un pliego de peticiones que la URC entregará al Gobierno Nacional antes del 19 de julio de 2021.
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Danis Rentería, secretario de Paz y Cultura Ciudadana de Cali, habla con El Espectador sobre los avances en los diálogos y las estrategias para superar el momento que vive la ciudad.
¿Por qué hubo este estallido social en Cali durante el paro nacional?
Cuando uno lee la historia de Cali, esta ha estado ligada a eventos de transformación social cada 50 o 60 años. El paro estudiantil de 1970 es un ejemplo. El 28 de abril de 2021 vivimos un evento parecido, pero con contextos diferentes. Lo que pasó tuvo una connotación más fuerte. No es el primer evento de este tamaño en la ciudad.
¿Qué tanto influyen la desigualdad y la brecha de clases en la coyuntura actual?
Todos los estallidos se han dado por inconformidades, injusticias sociales, por muchos problemas en los territorios, por la desigualdad, grietas que durante muchos años no han sido reparadas, problemáticas que no han tenido solución. La reforma tributaria fue la gota que rebosó el vaso y fue la que terminó de formar el estallido social. Estos problemas vienen desde hace 20 o 30 años, y explotó en 2021 con ese proyecto de ley presentado por el Gobierno Nacional.
¿Qué tanto influyó la crisis derivada de la pandemia?
La olla pitadora venía burbujeando durante varios años. Acá lo que pasó es que se agregaron unos ingredientes como la pandemia y todas su consecuencias y le añadieron también la reforma tributaria. Claramente el tema del COVID-19 influyó mucho. Esto tenemos que tomarlo como un aprendizaje. Miremos lo que pasó en la rebelión de los comuneros en 1781. El virreinato de la Nueva Granada aumentó la carga fiscal a ciertos productos y la gente se cansó y formó la revolución. A pesar de que esta pandemia y el paro han dejado dolor y desesperanza, también hay que ver esta situación como una oportunidad de repensar y reconstruir nuevas sociedades.
¿Cómo van los diálogos para repensar esa nueva sociedad?
Nosotros somos fieles al principio de que el diálogo es el camino para encontrarnos, para solucionar las diferencias sociales, los problemas que hay en los territorios. Con la palabra y el diálogo le ganamos la batalla a este problema. Solo esos dos elementos podían solucionar un conflicto tan grande y tan difícil como el que vivimos acá. Con esto nos hemos ganado muchas críticas, pero ahí están los resultados. De los 30 puntos de bloqueos que había en la ciudad, 26 los levantamos a través de la concertación con los manifestantes. Eso quiere decir que el arma más poderosa que tenemos acá es el diálogo. Si hubiera sido al revés, hoy estaríamos lamentando pérdidas de vidas y otras situaciones terribles. Continuamos con la mesa de diálogo con la Unión de Resistencia Cali (URC) y ahora vamos a ir a los barrios a hablar con toda la comunidad y a escuchar sus quejas.
¿Qué proyectos está preparando la Alcaldía para cumplir con las exigencias de los manifestantes?
Este proceso lo hemos diseñado en tres fases. La primera es la de inclusión social, que contempla todo lo que tiene que ver con seguridad alimentaria, educación, salud y empleabilidad. Van a salir varias propuestas de generación de empleo, como la que anunció el alcalde Jorge Iván Ospina, el viernes 9 de julio. Todas las dependencias de la administración local vamos a abrir espacios para generar más empleos para los jóvenes y toda nuestra gente. El alcalde hará en los próximos días un anuncio muy importante en temas de educación superior, técnica y en nivelación para nuestros jóvenes. Otro de los temas que estamos trabajando es la salud, vamos a construir el centro de control y atención de personas con adicciones a sustancias psicoactivas. También ampliaremos los comedores comunitarios y creemos que esto va a beneficiar a muchas personas.
¿Cuáles son los pactos con los manifestantes para que no vuelva a haber bloqueos masivos?
Nosotros seguimos hablando todos los días con los voceros de cada uno de los puntos de resistencia. Sabemos que el próximo martes 20 de julio se puede presentar nuevamente una protesta social grande, pero confiamos en el compromiso y en la seriedad de las personas con las que hemos hablado. Sentimos que hemos cumplido con el cronograma tal cual lo habíamos pactado, entonces no creemos que podamos llegar a una situación similar como la del 28 de abril. Los diálogos han llegado a un nivel de madurez muy importante.
¿Qué va a pasar con el monumento de Puerto Resistencia?
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Ese es un tema que hemos dialogado y ha traído mucho debate. El secretario de Planeación de la ciudad, quien es el que avala este tipo de actividades, es quien está hablando y coordinando. Yo creo que un monumento que manifiesta un momento y un hecho histórico para la ciudad es importante. El llamado sigue siendo a la concertación y al diálogo para que entre todos podamos tomar una decisión sobre esto. Yo no soy partidario de que haya que tumbarlo ya. Creo que hay que llevarlo a la discusión entre quienes lo quieren y quienes no y mirar qué es lo mejor para la ciudad, no para las partes.
¿Cómo están manejando con ambas partes el tema de los murales en la ciudad?
Estamos convocando a unas mesas de diálogo con ambos actores. La idea es que en esta mesa de trabajo podamos unirnos y mandar mensajes de esperanza, de vida, de reconciliación a partir de estos murales. Acá lo que tenemos claro es que la que tiene que ganar es la ciudad. Aquí no estamos buscando que gane un lado, el otro, o la administración, solo estamos pensando en lo mejor para Cali.