En el barrio La Alvernia de Tuluá, Valle del Cauca, se presentó una balacera contra motociclistas que realizaban piques ilegales a la media noche del pasado jueves 10 de agosto. En el hecho resultaron heridos cuatro motociclistas, tres hombres y una mujer.
Los bomberos atendieron la situación en la que resultaron incineradas tres motocicletas. En un panfleto firmado por “La Oficina de Tuluá”, los integrantes de la organización criminal se atribuyeron el atentado en la carrera 24 con carrera 38.
Atención, en la carrera 38 calle 24 del barrio Alvernia en Tuluá, hace pocos minutos se se registró una fuerte balacera que dejó cuatro personas heridas, tres hombres y una mujer.
— Radio Reloj Cali (@radiorelojcali) August 11, 2023
En el mismo hecho tres motocicletas fueron incineradas. pic.twitter.com/6zRb8GtyAH
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En el panfleto, “La Oficina de Tuluá” señala a los motociclistas de perturbar la tranquilidad de los ciudadanos de la población del centro del Valle del Cauca, lanzan amenazas contra ellos y anuncian que harán limpieza social. “Nuestra organización se atribuye los hechos ocurridos y queremos hacer saber que no pararemos hasta poner orden a toda esa mano de gamines y ladrones que se reúnen a perturbar la tranquilidad de los tulueños”, anuncian los autores del atentado.
La Policía se encuentra investigando los hechos. Mientras tanto, los heridos están siendo atendidos en centros hospitalarios.
Estas carreras ilegales de motociclistas, los llamados piques, se han venido presentando en las noches de los jueves en las calles del municipio vallecaucano.
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Recientemente, el secretario de Gobierno de Tuluá señaló a este diario que la Oficina de Tuluá nació hace aproximadamente 15 años, en el barrio La Inmaculada, de ahí el otro nombre con el que es conocida, como producto de la unión de varias estructuras de microtráfico en la región. Para Dennis Huffigton, de La Fundación Paz y Reconciliación (PARES), y Alberto Sánchez, investigador sobre temas de seguridad y defensa, la “Oficina de Tuluá” es el resultado de alianzas entre varios subgrupos y microtráfico, que a diferencia de otras organizaciones, no tienen una estructura jerárquica que tenga el control pleno de lo que hace toda la organización.
Al respecto, el consejero de seguridad de la Gobernación del Valle, Miguel Yusti, señala que a estas mismas organizaciones que integran la Oficina de Tuluá, se suman los carteles como el de la “cebolla” y del “huevo”, que tienen el control de la venta de este tipo de productos en la región. Estos grupos se han dedicado a “extorsionar a finqueros, grandes comerciantes y empresas avícolas de la zona, quienes deben pagar una renta por la producción, distribución y comercialización de este producto, lo que ha llevado a un costo exagerado del huevo, llegando a valer hasta $20 mil el panal”, indica PARES.
Lo que ha pasado recientemente es que, con el aumento del control en la región, ha crecido su accionar y con ello su presión a quienes han intentado enfrentarlos. Uno de los primeros asesinatos registrados fue el de Elkin Restrepo, un reconocido comerciante quien había denunciado extorsiones que se había negado a pagar. Algo similar ocurrió con el periodista Marcos Efraín Montalvo, quien denunció corrupción dentro de la Secretaría de Tránsito, mientras que a principios de este año, hubo una serie de vehículos y buses incendiados, que se relacionaron con el no pago de vacunas en Tuluá.