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Una foto de época muestra a José María de la Espriella, sentado en una mesa en compañía de un amigo, Tiene saco y pantalón blanco y una corbata perfectamente alineada baja desde el cuello. Eran los años veinte.
Este hombre, junto con unos buenos cómplices, más que amigos, decidió hace 100 años que se debería cuidar el patrimonio de Cartagena, convertirse en una especie de guardianes de murallas y castillos, sin armaduras ni espadas, solo con la intensión de ser buenos ciudadanos. Estaban derribando las murallas.
Cuenta la historia que un dirigente había ordenado demoler las murallas, eran un impedimento para que la ciudad caribeña creciera, un obstáculo de piedra fija. La medida también podría afectar al Castillo de San Felipe, que en otras épocas había sido vendido.
El comprador a un señor de apellido Gulfo terminó donándolo tras el escándalo que se originó por una publicación de “El Porvenir” que era dirigido por Rafael Núñez. El cuento, que parece macondiano, está en el libro “El Castillo San Felipe a través de la Historia Universal” del escritor cartagenero Ubaldo Elles Quintana.
Esta historia y otras seguramente las conocía José María, que con una visión de futuro decide que se debe crear una Sociedad de Mejoras Públicas, que se fundó el 28 de noviembre de 1923.
María Pía Mogollón es la directora ejecutiva de la Sociedad de Mejoras Públicas de Cartagena y con especial atención dice que logros como los que se dieron hace 100 años por cartageneros decididos a cuidar su ciudad, hoy se ven materializados en muchas acciones, esta ciudad con sus murallas y centro histórico, “todo patrimonio de la humanidad” le dice a El Espectador.
“Y te preguntarás ¿por qué una sociedad de mejoras públicas? En ese momento, a principios del siglo XX, era una figura muy utilizada y se habían creado sociedades de ornato en muchas capitales de Colombia. Eso generaba que fuera una figura actual en el país, pero este grupo de cartageneros le añaden, además de cuidado de parques, saneamiento, entre otras cosas, lo que hoy conocemos como patrimonio”, dice Mogollón.
Durante 88 años esta institución, que celebra sus 100 años, fue la encargada del rescate, restauración y mantenimiento del Castillo de San Felipe de Barajas y demás bienes de interés cultural de la ciudad, como los Baluartes y Murallas que conforman el cordón fortificado, y en Bocachica: Cuartel de las Bóvedas, Fuerte de San Fernando, Batería de San José y Batería del Ángel San Rafael.
En el 2012 se vence el contrato con el Ministerio de Cutura para la administración de las fortificaciones, por lo que la Escuela Taller Cartagena de Indias (Etcar) es la encargada desde entonces por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes para la administración de los Bienes de Interés Cultural (BIC) en la capital de Bolívar.
Sin el vínculo con el Ministerio, deciden emprender nuevos proyectos y rediseñar su enfoque estratégico en tres áreas principales: sostenibilidad Ambiental, orientada a la preservación de su patrimonio natural, como las zonas verdes y los cuerpos de agua; cultura ciudadana, trabajando para despertar el sentido cívico y preservación del patrimonio, educando a las nuevas generaciones sobre la importancia histórica y patrimonial de la ciudad.
Para este último se realiza un concurso para niños, “La ruta por la historia de Cartagena”, en la que este año participaron 20 colegios de la ciudad. Niños que aprenden del legado patrimonial junto a aliados estratégicos como el Museo Histórico de Cartagena (MUHCA) y la Universidad Tadeo del Caribe.
María Pía Mogollón es la tercera vez que está al frente de la Sociedad de Mejoras Públicas. “Hoy por hoy podemos disfrutar de nuestra riqueza patrimonial material y fue razón de peso para que Cartagena fuera incluida en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco”, sostiene.
Un siglo con reconocimientos como el Premio Internacional Reina Sofía de Conservación y Restauración de Patrimonio Cultural concedido a la Sociedad el 7 de noviembre de 2010, entre otros, que han recibido como el de la Unesco por sus acciones encaminadas a la salvaguardia del Castillo de San Felipe de Barajas y otros bienes monumentales de la ciudad.
Sonríe al terminar la entrevista y dice que siguen el legado de José María de la Espriella. “Todos somos los guardianes de este patrimonio, todos los colombianos que trabajaron por 88 años y fíjate ahí están las murallas y el castillo”.
Y sigue siendo la joya de la corona
Rafael Cuesta Castro es el director de La Escuela Taller Cartagena de Indias (Etcar) desde el 4 de noviembre del 2020. Pasa todo el tiempo hablando del patrimonio, cifras y no pierde tiempo para conversar con los estudiantes de la Escuela. Es especialista en gerencia internacional y se siente orgulloso de lo que se enseña a los jóvenes que allí llegan.
Sostiene que la educación es un poder transformador en mano de obra calificada para mantener las fortificaciones. En recaudo y reinversión por la entrada de visitantes al Castillo San Felipe de Barajas tuvieron en este 2023 el mayor ingreso de recursos. Alrededor de $ 14.066 millones.
En 1993 el ingreso era de 336 millones de pesos, no por gestión económica, eran otros tiempos y aún Cartagena no se posicionaba como el destino turístico que es actualmente. Cifras de la Secretaría del Interior de Convivencia Ciudadana de la ciudad sostienen que para la temporada de fin de año se esperan en promedio más de 300.000 extranjeros.
Cuesta Castro sostiene que la formación va acompañada de la vinculación laboral, por lo que se ha convertido en un“proceso continuo, ya que estos jóvenes, una vez se gradúan, se vinculan directamente a las fortificaciones. En la gran mayoría de ellos debería estar en un proceso continuo que no se suspenda, ya sea por cambios de gobiernos nacionales o del gobierno distritales”.
¿Cómo cuidan el Castillo de San Felipe?
“Somos una entidad autosostenible. Nosotros funcionamos con los recursos que recaudamos por los aprovechamientos económicos permanentes, los temporales y la entrada al Castillo San Felipe. Tenemos un grupo de contratistas de alrededor de unos 40, entre los que hay jardineros, albañiles, pintores y electricistas, que están todo el tiempo en función del mantenimiento y la conservación del Castillo. Adicionalmente, tenemos una arquitecta residente exclusivamente para el castillo y tenemos un director de obras que viene siendo como la persona encargada”, indica Cuesta Castro.
Dice que los días de lluvia disminuyen las entradas al castillo. Entre noviembre de 2022 y octubre de 2023, 797.965 personas visitaron el Castillo San Felipe de Barajas, el 31% eran extranjeros y 27% ingresaron con operadores turísticos. Un domingo del mes, la entrada es gratis y se constituye en el 9% de los visitantes al Castillo.
“Esta es una entidad 100% pública y hoy existe un comité de fortificaciones, es como nuestro órgano rector que nos da las pautas, nos revisa lo que estamos haciendo y lo que proponemos en el Plan Anual de mantenimiento, conservación y puesta en valor de estos bienes”, señala Cuesta.
En las calles, murallas y castillos sigue el tiempo marcando el camino. En alguna esquina se podrá repetir la frase del Nobel García Márquez. “Cartagena es una ciudad que han intentado destruir durante más de cuatrocientos años, y, creo, está más viva que nunca”.