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En el centro amurallado de Cartagena, el Baluarte de Santo Domingo fue la primera parte construida del recinto fortificado. La historia cuenta que el 8 de septiembre de 1614 se colocaba la primera piedra en el lugar en el cual en 1568 el pirata Francis Drake había atacado la ciudad, según la página de Fortificaciones Cartagena de Indias.
El baluarte formaba parte del sector amurallado para proteger el importante enclave de la corona española de los diferentes ataques. Se terminó de construir en 1626; de eso ya han pasado 398 años, pero las batallas se siguen dando dentro de la fortificación. Esta vez, desde lo jurídico, pues hace unas semanas fue desalojado, un restaurante, el Café del Mar, mientras que al mismo tiempo se declaró desierta una licitación para el aprovechamiento del mismo espacio.
Cindy Hernández Reyes se reunió con sus compañeros en el lugar donde trabajó por 15 años, en el restaurante bar Café del Mar. Allí, en medio del silencio, hicieron una figura simbólica, un corazón con camisas blancas, era una especie de despedida que no quieren aceptar. “Nos reunimos todos los colaboradores, somos 80 personas directas y otros por prestación de servicio, también algunos amigos nos acompañaron, el significado es la representación de la unión, del amor y el cariño que nos tenemos, nos sentimos una familia y como familia estamos siendo afectados por una situación difícil”.
El cierre del lugar se dio el pasado lunes 2 de septiembre, por desalojo ordenado por la alcaldía de Cartagena. Un fallo del Consejo de Estado, de 2022, terminó el contrato de arrendamiento entre Café del Mar y la Escuela Taller Cartagena de Indias (ETCAR), después de más de 20 años de operación.
El Consejo de Estado determinó que el contrato de arrendamiento no era la modalidad correcta para entregar el baluarte a un privado, pues es un bien de interés cultural que no puede ser exclusivo. “En cuanto al aprovechamiento económico, la alta corte indicó que debe hacerse a través de mecanismos que permitan el uso público y el libre tránsito de las personas por el baluarte”, señala un informe de la administración.
Todo comenzó en agosto de 2019, cuando el Tribunal Administrativo de Bolívar determinó que se vulneraban los derechos colectivos a la moralidad administrativa, el goce del espacio público, la utilización y defensa de los bienes de uso público y la defensa del patrimonio público.
Café del Mar Ltda. apeló este fallo y tres años más tarde, noviembre de 2022, la sección Tercera del Consejo de Estado profirió un fallo de segunda instancia donde ratificó lo decidido por el Tribunal. Pidió la terminación y liquidación del contrato de arrendamiento a Café del Mar sobre el baluarte, así como pidió a la Escuela Taller Cartagena de Indias que adoptará todas las medidas necesarias para la restitución del bien.
El Consejo de Estado señala que de los 2.539 metros cuadrados del baluarte de Santo Domingo, 2.010 m² se entregaron a un particular para su uso comercial.
Según determinó el Instituto Geográfico Agustín Codazzi el precio del metro cuadrado en ese lugar es de $11,5 millones, por lo que, en total, el costo es de $29.200 millones. “Con esta precisión catastral, el Distrito, a través de la Escuela Taller, le informó en el 2015 a la sociedad Café del Mar que debía pagar $150.247.500 mensuales”, pero Café del Mar pagaba un arriendo de $13.952.031 mensuales.
La licitación desierta
El 29 de julio pasado se abrió una licitación para el aprovechamiento económico del espacio público del Baluarte de Santo Domingo, donde quedaba Café del Mar.
Por una condición de trámite y decisiones judiciales, Café del mar no pudo participar en el proceso. Según La Contratropedia Caribe, Café del Mar intentó participar en esta licitación, pero el 18 de agosto, la Escuela Taller incluyó una condición que lo excluyó del proceso. No aceptaron los contratos de arrendamiento de bienes de uso público para probar experiencia.
El pasado 3 de septiembre, mientras el operativo de desalojo terminaba, la licitación de la Escuela Taller, declaró desierta la licitación que solo tuvo un proponente, “La Unión Temporal Heredia del Castillo, integrada por dos empresas antioqueñas, que no acreditó experiencia ni probó solvencia económica”, indicó la Contratopedia.
¿Qué sigue?
El alcalde Dumek Turbay señaló a El Espectador que “hemos decidido que el Baluarte de la gente se convierta en un verdadero espacio de disfrute público, un mensaje de que el goce turístico de primer nivel puede estar al alcance de todos”. Agregó que el mandatario que se tendrá oferta cultural y musical de forma gratuita.
Sumado a eso, el mandatario señaló que se trata de replicar el modelo del parque Espíritu del Manglar. “Nos da la certeza de que lo público puede ser competitivo, bello, bien cuidado y mantenido, y preparado para albergar visitas a toda hora del día en el baluarte.” Para esto, Turbay aseguró que la ciudad cuenta con la capacidad financiera, la experiencia logística para la administración del espacio.
“Contará con una programación cuidadosamente curada, basada en una amplia gama de actividades que incluyen actuaciones musicales en vivo, espectáculos de danza, representaciones teatrales emocionantes y activaciones de artes plásticas que prometen cautivar a todos los asistentes”.
Mientras el proyecto avanza, en las noches Cindy Hernández Reyes, sigue en contacto con sus compañeros de trabajo, utiliza las redes sociales pidiendo el no olvido de las familias que trabajaban en el Café, porque la batalla de ellos no ha terminado, pues se quedaron sin trabajo.