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La corona que le será impuesta a la nueva señorita Colombia, que está cumpliendo 90 años, es un secreto que se tiene muy bien guardado. Luis Alfredo Díaz, por encargo, la diseñó y fabricó en los talleres de la Caribe Jewelry, en la ciudad de Cartagena.
“Ha sido un reto bien grande porque fue difícil mezclar tantos símbolos que queríamos adicionar y que todos hicieran armonía, no es solamente ponerlo, es mezclarlos todos, utilizamos el escudo antiguo de Cartagena muy representativo en esta corona durante muchísimas décadas”, le dice el joven pero experto joyero a El Espectador.
Pertenece a la segunda generación de una familia que inició en este negocio en 1983, con los hermanos Ricardo, Alfredo y Luis Eduardo Díaz Alfaro. Están certificados en Gestión de Calidad ISO 9001 versión 2015, lo que le permite ofrecer esmeraldas certificadas y garantía internacional en cada una de sus piezas.
“La corona tiene una rama de laurel, símbolo de victoria y de gloria. También quisimos representar la naturaleza con una de las plantas representativas del Amazonas, la victoria regia en uno de sus lados, por supuesto nuestros dos océanos con sus olas y unas hondas, además le agregamos las mariposas amarillas de Gabriel García Márquez, toda esa cantidad de detalles, era un poco complejo mezclarlo y que se viera fluido, pero lo logramos”, dice Luis Alfredo.
Las coronas representan el poder gobernante y de las jerarquías sociales, presentan una diversidad de estilos que han evolucionado a lo largo de los siglos y en distintas culturas alrededor del mundo. Cuando pensamos en una corona, nuestra mente nos lleva a imágenes de la historia medieval o de mundos de fantasía, donde la figura de un rey, una reina, hechiceros, hadas y princesas tienen el emblemático símbolo. También a concursos de belleza.
Durante la época medieval, las coronas eran una diadema metálica, muy populares en Europa, sobre todo en el período anglosajón. En Roma el emperador también adopto coronas de laurel y de espinas. Eran bandas de oro con poco diseño. Con el tiempo fueron más elaboradas adornadas con piedras preciosas. Hoy en día la tecnología forma parte de su elaboración. Junto a esta pieza nacieron las tiaras, una versión más pequeña pero igual de significativa que la pieza mayor.
Hoy en día, el significado de las coronas evolucionan, las reciben reinas que van a certámenes como Miss Universo, y también en celebraciones de quinceañeros y novias el día de su boda. También siguen siendo parte de la fantasía en cuentos y series.
Orfebrería y tecnología en las joyas de las reinas.
Sin duda, la corona sigue siendo el símbolo perfecto y este año, junto con el anillo y el cetro, será entregada a la nueva soberana de los colombianos, en los 90 años del Concurso Nacional de Belleza.
El joyero Luis Alfredo le mostró a las candidatas cómo va la elaboración de la corona. Ha visto las 33 aspirantes a señorita Colombia quienes salen del taller. Muy diplomáticamente dice que a todas les quedaría bien la corona de reina. Una vez se retiran del taller, le pregunto por el imaginario de la corona, que se cree que es toda de oro.
Sonríe. “Está hecha en plata ley 925, que es el estándar de calidad y la bañamos en oro de 24 quilates, que utilizamos, garantizando que tenga durabilidad, que no vaya a ser algo que pierde el color”. Agrega que la corona siempre tiene que ser dorada, la llaman la dorada. “Siempre no nos gusta trabajar la Plata por el tema de que es más ligera, es más liviana, el oro es un poco más pesado. En el centro una esmeralda auténtica colombiana en corte de más de 13 quilates. La corona también está adornada con más de 270 zirconios cúbicos que le dan mucho brillo.
Pasamos entonces a la corona de la virreina y primera princesa. El diseño es totalmente diferente, también tienen el mismo proceso con alta tecnología. “Decidimos hacer un diseño más novedoso, algo mucho más llamativo. Son fabricadas en plata, al final son bañadas en níquel, lo que le da un blanco distintivo y también el níquel protege la plata, son muy estéticas”, dice el joyero.
Y por último el anillo real. “Es primera vez que lo vamos a hacer, un reto para nosotros teniendo en cuenta una tradición de tantos años de la joyería Caribe. Es una miniatura que tiene los leones del escudo antiguo de Cartagena, unas especias de ondas y esmeraldas en la parte de la banda, la esmeralda es la protagonista.
La corona de la primera Señorita Colombia, Yolanda Emiliani Román, se encuentra muy bien custodiada en las oficinas del Concurso Nacional de Belleza en la Plaza de Bolívar, en el centro amurallado. La familia la donó y no hay certeza del material con el que fue construida.
Y han pasado ya 90 años y la corona sigue siendo uno de los objetos más preciados y representativo de la belleza colombiana.
90 años de coronación
La historia cuenta que en 1934 el cartagenero Ernesto Carlos Martelo, dio inicio al Concurso Nacional de Belleza de Colombia. Ese año la corona se entregó a la cartagenera Yolanda Emiliani Román, representante del departamento de Bolívar. Fue reina por 13 años debido a la guerra. El evento volvió en 1947 y desde ese año hace parte de la historia del país.
El desfile en traje de baño se hizo oficial en 1955, fue bastante criticado por obispos y párrocos de la iglesia católica y una que otra familia puritana.
En 1957, llegaría el alma del concurso, Doña Teresa Pizarro de Ángulo, ese año el país tendría su primera Miss Universo, Luz Marina Zuluaga. Sonriente y amable, Raymundo Angulo, quien es el presidente del Concurso desde 1996, señala: “Hay una coincidencia maravillosa, los 40 años de Patrimonio Histórico de la ciudad y los 90 años del Concurso Nacional de Belleza, en unas fiestas que nos unen a todos cartageneros y visitantes”.
Narra que hace 90 años, con motivo de la inauguración del puerto, a Ernesto Carlos Martelo y a Daniel Lemaitre se le ocurre que la mejor oportunidad para promocionar a la ciudad era resaltar la belleza de la mujer colombiana. “Iniciar la promoción del turismo hacia Cartagena, ese era el momento y allí se eligió en ese primer concurso de belleza y la primera reina, Yolanda Emiliani Román. La historia es la que se encarga de las cosas, Cartagena era desconocida, el Concurso Nacional de Belleza la posicionó dentro de los colombianos y en el exterior”.
Recibió el concurso de su madre, Doña Tera, sostiene que heredó un legado de tenacidad y filantropía y una vocación de servicio. Asegura que lo que hace “realmente bella a la mujer colombiana es su naturaleza laboriosa y su capacidad de compromiso”.
Recuerda que desde el día que su mamá estuvo al frente del reinado, nunca se ha perdido de vista que la belleza física, para ser significativa, debe ir acompañada de valores como la integridad personal, la solidaridad y visión altruista para la sociedad.
El tiempo de la visita real ha terminado. Una vez elegida, la Señorita Colombia deberá volver a Caribe Jewelry para los ajustes necesarios y que la corona se mantenga firme por ese año que será la representante de la belleza colombiana.
Luis Alfredo Díaz, el joyero de la segunda generación que ya trabaja con tecnología, modelos en 3D, vuelve al taller. Este domingo su corona será impuesta a la nueva soberana de los colombianos en los 90 años del reinado.
Pero Cartagena, respetando su tradición y cultura festiva, también elegirá su reina de la independencia de 31 representantes de los diferentes barrios de la ciudad. Lucy Espinosa, directora del Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena, IPCC, habló sobre el significado de la corona para la nueva reina de la Independencia.
“Es el máximo galardón que recibe la candidata elegida como Reina de Independencia. Este símbolo es la oportunidad de revestirla de autoridad para que su liderazgo se extienda y se siga haciendo un trabajo comunitario en la ciudad. Esta candidata, que se convierte en reina, representa entonces el liderazgo de la mujer cartagenera, un liderazgo activo en términos comunitarios y con una apuesta desde lo cultural y desde las expresiones de la tradición y del patrimonio en nuestra ciudad”.
Agrega la funcionaria que la Reina Popular trabajará por sus comunidades. “El Reinado de Independencia representa la oportunidad de que el liderazgo femenino se empodere cada vez más y de que las brechas que existan desde lo social se puedan zanjar y se pueda unir a una Cartagena en torno a la cultura, esa cultura que nos tomamos en serio, esa cultura de una ciudad que celebra sus cuarenta años de Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad”.
Y así Cartagena tendrá, en un fin de semana, dos coronas que representan, además de la belleza, el significado, liderazgo y empoderamiento de la mujer colombiana.