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La voz de las mujeres en el Catatumbo

Ser lideresa en esa región es tejer paz y alzar la voz, por esto Alba Luz Trigos Gómez trabaja desde 2018 con la Red de Mujeres del Catatumbo para dar a conocer las particularidades de la violencia y entender cómo el conflicto armado ha tenido una afectación con sesgo de género.

Daniela Bueno
05 de diciembre de 2021 - 02:00 a. m.
Alba Luz Trigos, personaje del año El Espectador 2021.
Alba Luz Trigos, personaje del año El Espectador 2021.
Foto: Cortesía

En medio de un territorio lleno de diversidad biológica, riqueza natural y un pasado y presente violento atravesado por el conflicto armado y la presencia constante de grupos ilegales, más de 400 mujeres alzan su voz para ser escuchadas en el Catatumbo, una subregión que comprende once municipios de Norte de Santander. Una de esas voces es la de Alba Luz Trigos Gómez, defensora de derechos humanos y fundadora de la Red de Mujeres del Catatumbo, que lleva 27 años trabajando por visibilizar las voces de las comunidades y vivencias de las mujeres víctimas del conflicto armado, con el fin de que tengan una participación real en los procesos de paz.

Aunque estudió Administración de Empresas, en la Universidad Francisco de Paula Santander, su vocación por servir a la comunidad siempre estuvo primero. Por eso se especializó en Derechos Humanos, se dedicó a la docencia en las Unidades Tecnológicas de Santander, donde creó la Cátedra de Paz. Si bien su servicio a las comunidades empezó hace más de veinte años, las mujeres se han convertido en la inspiración de su trabajo en los últimos tres años.

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Alba Luz hizo parte de la Cruz Roja Colombiana cuando tenía 15 años, allí trabajó con juventudes para el desarrollo de acciones humanitarias en medio del conflicto armado. Trabajó en proyectos de desarrollo y paz en el sur de Bolívar, donde se dio cuenta de que la realidad de esta zona era igual a la del Catatumbo. Es reconocida por impulsar la creación del Observatorio Integral de Paz y Derechos Humanos en Norte de Santander, acción que hizo desde la Asociación de Personeros del Catatumbo, donde empezó a trabajar en 2016. Desde este observatorio, empezó a identificar las líneas en las que trabajarían y a partir de estas se dio cuenta de la importancia de centrar una de esas orientaciones en los temas de género.

“Veíamos que a través de la implementación del Acuerdo de Paz se venían generando algunas amenazas a líderes y lideresas, a presidentes de juntas de acción comunal, defensoras de derechos humanos. El liderazgo generaba una latente amenaza en un territorio con tanta conflictividad. Sentíamos que las violencias basadas en género aumentaban, pero que había una debilidad muy grande de que las mujeres pudieran acceder a la denuncia, sobre todo en un contexto de ruralidad, como lo tiene el Catatumbo, porque el acceso a la justicia por parte de las mujeres es muy precario”. Así nació la Red de Mujeres de esta zona en 2018, según recuerda Alba Luz. En ese entonces eran sólo 15 mujeres que se capacitaban en autoprotección y cuidado.

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El surgimiento de la organización fue clave para su fortalecimiento, pues 2018 y 2019 fueron un período de recrudecimiento de la violencia en la zona con afectaciones especiales sobre las mujeres del Catatumbo, pues arreciaron las confrontaciones entre estructuras del Eln, Epl y disidencias de las Farc, que se disputan el control del territorio y las rentas ilícitas. Según cifras de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, solo en 2018 por lo menos 109 civiles murieron como consecuencia del conflicto. Además, entre enero de 2017 y mayo de 2019, 41 personas de la región fueron víctimas de “delitos contra la integridad sexual”, incluidas violaciones y otros delitos sexuales, vinculados con el conflicto armado, según la Unidad de Víctimas de Colombia.

En medio de las difíciles circunstancias, en abril de 2019 la red ya tenía 52 mujeres y la cifra actual asciende a más de 400 integrantes, que elevan sus voces exigiendo participación real, especialmente, en los procesos de paz del país.

Por ejemplo, bajo el liderazgo de Alba Luz Trigos, la red aportó al proceso de posconflicto en el país en el informe “Voces de las mujeres del Catatumbo”, donde 195 mujeres del territorio reflexionaron sobre las secuelas que el conflicto armado ha dejado en sus vidas, que fue presentado a la Jurisdicción Especial para la Paz en mayo de 2021. Esta organización ha sido la voz de las mujeres históricamente olvidadas en un territorio donde la violencia abunda tanto como la diversidad biológica.

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“Ser mujer en el Catatumbo significa ser articuladora de sociedad, pero también significa recoger toda la conflictividad. Somos nosotras las que nos hemos puesto a la tarea para seguir tejiendo paz. A nosotras sí nos interesa reducir los fenómenos de violencia contra la mujer, los históricos, los permanentes y los que el conflicto armado nos ha dejado; esa es una de las particularidades que tenemos las mujeres del Catatumbo. Nos toca guerrear, nos toca sanar solas”, dice Alba Trigos Gómez.

Aunque Alba Luz y las mujeres de la Red siguen impulsando la paz en el territorio, reconoce que para construirla es fundamental entablar diálogos con todos los grupos armados del territorio. “Sentimos que para poder construir una paz en el territorio donde están todos los actores se debe hablar con todos los actores. Le hemos pedido al Gobierno Nacional que entable diálogos con el Eln, pues creemos que es uno de los elementos que le hacen falta al territorio”.

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