¿Cómo va el regreso a clases en Colombia?
Se estima que para el 31 de enero el 98% de todos los niños, niñas y adolescentes habrá cruzado por las puertas del salón. El reto, entre todos, es que logremos que la brecha se acorte y los estudiantes recuperen el tiempo perdido por la pandemia.
Edwin Bohórquez Aya
Es día de El Espectador le explica. Un reto, así podríamos resumir lo que ha significado el regreso físico de los estudiantes colombianos a las aulas. Tan solo en Bogotá unos 800.000 niños y niñas de preescolar, junto con los adolescentes que cursan primaria y secundaria en 400 instituciones de educación pública, volvieron a cruzar por las puertas del salón esta semana. Y así como en Bogotá, en el resto del país se buscaba “el regreso pleno de los estudiantes con bioseguridad desde el primer día del calendario académico”, nos decía María Victoria Angulo, ministra de Educación, en entrevista con El Espectador. Muchos padres, muchos expertos de centros de pensamiento, sicólogos y formadores en general esperaban hace varios meses ese retorno argumentando que el colegio no es simplemente un espacio para recibir una clase, ahora, a través de una pantalla, sino que se trata de un espacio de socialización necesario dentro del proceso de formación. Pero también aparecían los que en medio de un pico de contagios y con una variante del nuevo coronavirus avanzando, critican el regreso por considerarlo inadecuado en colegios que no cuentan con las instalaciones necesarias por problemas de infraestructura. Así que le pedimos a nuestros compañeros de varias secciones (Educación, Bogotá, Video y Nacional) que nos enviaran todos los recursos periodísticos necesarios para poder entender no solo esta coyuntura sino la importancia de la educación en un sentido más amplio, ese que nos recuerda que es un derecho que todos tenemos y que para que cumpla la misión de desarrollo integral entiende la presencialidad como un espacio fundamental. Recuerden entrar a todos los link y entender, a fondo, cada uno de los temas que aquí les vamos a contar. Comencemos:
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Es día de El Espectador le explica. Un reto, así podríamos resumir lo que ha significado el regreso físico de los estudiantes colombianos a las aulas. Tan solo en Bogotá unos 800.000 niños y niñas de preescolar, junto con los adolescentes que cursan primaria y secundaria en 400 instituciones de educación pública, volvieron a cruzar por las puertas del salón esta semana. Y así como en Bogotá, en el resto del país se buscaba “el regreso pleno de los estudiantes con bioseguridad desde el primer día del calendario académico”, nos decía María Victoria Angulo, ministra de Educación, en entrevista con El Espectador. Muchos padres, muchos expertos de centros de pensamiento, sicólogos y formadores en general esperaban hace varios meses ese retorno argumentando que el colegio no es simplemente un espacio para recibir una clase, ahora, a través de una pantalla, sino que se trata de un espacio de socialización necesario dentro del proceso de formación. Pero también aparecían los que en medio de un pico de contagios y con una variante del nuevo coronavirus avanzando, critican el regreso por considerarlo inadecuado en colegios que no cuentan con las instalaciones necesarias por problemas de infraestructura. Así que le pedimos a nuestros compañeros de varias secciones (Educación, Bogotá, Video y Nacional) que nos enviaran todos los recursos periodísticos necesarios para poder entender no solo esta coyuntura sino la importancia de la educación en un sentido más amplio, ese que nos recuerda que es un derecho que todos tenemos y que para que cumpla la misión de desarrollo integral entiende la presencialidad como un espacio fundamental. Recuerden entrar a todos los link y entender, a fondo, cada uno de los temas que aquí les vamos a contar. Comencemos:
Mónica Rivera Rueda, en agosto de 2021, nos contaba con lo que se habían encontrado los docentes en los colegios públicos que, dos meses atrás comenzaron los primeros pilotos adelantados tanto por el Gobierno Nacional como por las secretarías de educación. “Hemos evidenciado algo positivo y es que a nivel oral -los menores- desarrollaron muchas competencias. Son muy abiertos y participan, porque en la virtualidad utilizamos muchos audios y videos, y soltaron la corporalidad, pero desarrollar la motricidad fina, que incluye habilidades como coger un lápiz, rasgar o cortar con tijeras, es bastante compleja, no lo hacen como deberían, no tienen paciencia y garabatean”, contaba Tadiana Escorcia, profesora del colegio José Asunción Silva, en el barrio Quiroga. “Cuando llegamos al colegio, vimos que los niños no escribían ni coloreaban como se veía en las tareas”, apuntaba Jensy Calderón, profesora de Educación Física del colegio Antonio Nariño. Se hablaba de un retorno del 60% de los estudiantes en Bogotá y nos decían que solo un colegio no estaba abierto.
Entonces era necesario recordar lo que Jaime Saavedra, director de Educación del Banco Mundial, había advertido sobre la necesidad de estrategias de aprendizaje fundamentales porque “cada niño es diferente, y su experiencia durante la pandemia puede haber sido distinta; incluso dentro de la misma aula, un niño puede haber estado en un hogar con libros, acceso a internet, un espacio para trabajar y unos padres que le estimulaban, mientras que su compañero puede haber estado completamente desconectado del proceso de aprendizaje”.
En diciembre, antes de cerrar el 2021, el ministerio de Educación era enfático sobre sus planes: el año escolar 2022 debe lograr el 100% de presencialidad, nos advirtieron. “En todas las regiones del país se encuentran ya abiertos todos los procesos de matrícula para el 2022″, dijo la ministra en declaraciones a medios de comunicación.
A los pocos días, en nuestra serie de especiales de fin de año, la profesora y magister en Educación, Mélida Adriana Ahumada, escribió un texto que se tituló: “Yo estuve en el retorno a clases presenciales” donde invitaba, además del análisis y la realidad vivida por ella, a la reflexión. “Incertidumbre, ansiedad, temor, desgaste, desorden y oportunismo. Esas son algunas de las palabras que pueden definir el retorno a la presencialidad escolar durante este 2021. Ha sido un reto no solo profesional, sino, en gran medida, emocional”.
Comenzaba el 2022 y con la línea clara en cuanto al regreso, Isabel Segovia escribía sobre la necesidad de un diagnóstico de las pérdidas de aprendizaje que hubo y de la implementación de estrategias para recuperarlo, “así como para asegurar el bienestar emocional y físico de los estudiantes”. Registramos las declaraciones de Anthony Fauci, asesor de la Casa Blanca en Estados Unidos, sobre el regreso de los estudiantes en ese país; entrevistamos a la presidenta del ICFES para entender en qué hechos concretos venían trabajando tras la afectación de la pandemia y también registramos la posición del sindicato de maestros, la Federación Colombiana de Educadores (Fecode), porque fueron enfáticos en que “lo que le demandamos al Gobierno” es “que se garantice bioseguridad”.
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Para el seis de enero Sergio Silva, editor de Salud de El Espectador, nos llevó por un recorrido interesante sobre la variante ómicron, sobre el regreso a clase de niñas y niños y también todas las dudas sobre el proceso de retorno. Así que ante las dudas había que buscar respuestas. Les adelantamos una realidad que nos puso sobre la mesa Sergio: “Miles de jóvenes no han podido recibir educación o han tomado clases parcialmente. Otros han tenido que desertar. En 2020 lo hicieron más de 243.000, había dicho el Ministerio de Educación. La inasistencia escolar, mostró el DANE hace unos meses, pasó del 2,7 % en 2019 al 16,4 % en 2020″. Nos contó de casos como el de Paola, de 15 años, quien luego de que su colegio no volvió a abrir las puertas, no tuvo otra alternativa que empezar a recoger uchuvas con un grupo de mujeres. Quería estudiar, pero no tenía manera de conectarse a clases virtuales. Entonces buscamos a los que saben y Pablo Vásquez Hoyos, intensivista pediatra y profesor universitario nos dijo: “Los colegios, como lo hemos repetido innumerables veces, es lo último que se debe cerrar”. Y, acto seguido, Claudia Beltrán Arroyave, pediatra infectóloga, profesora de la U. de Antioquia y miembro de la Sociedad Colombiana de Pediatría, recalcó: “No tiene sentido cerrar colegios cuando todo lo demás funciona de manera abierta”. Sí, se refería por ejemplo a restaurantes, bares, aviones. A Transmilenio lleno.
Al día siguiente el ministerio de Educación dijo que trabajaba en garantizar las medidas de bioseguridad en las aulas, que lo hacía junto con entidades territoriales y que ya se había invertido más de $1,2 billones. Mientras tanto y después de evidenciar un disparo en los contagios en Cali, el alcalde de esa ciudad le pedía a los colegios particulares aplazar su regreso a las aulas. La crítica no se hizo esperar pues en la misma rueda de prensa Jorge Iván Ospina decía que a los sitios de rumba se les reducía el permiso hasta las de 3:00 am. Así las cosas los adultos podían seguir bailando pero los niños no ir al colegio.
- Estudios realizados a nivel mundial, como el publicado en el Journal of the American Medical Association el 3 de septiembre de 2021 y que analizó datos de niños y niñas en Estados Unidos, encontró un vínculo entre el cierre de escuelas y una peor salud mental de niños y niñas, sobre todo entre aquellos que provienen de familias de bajos ingresos.
Para el 8 de enero el Gobierno Nacional dejó claro que no aplazaría y, en el caso de Bogotá, fue la misma alcaldesa Claudia López la que se encargó de terminar ese debate en la capital de los colombianos: “Desde el año pasado se le dio prioridad en la vacunación a todo el personal de salud, fue por el que empezamos obviamente. Después se le dio prioridad a todo el personal de educación. Todos los maestros y el personal administrativo de colegios públicos y privados están vacunados desde el año pasado. La Secretaría de Salud nos reporta que todavía quedan muy pocos sin vacunarse, pero porque no han querido. No los podemos obligar, pero les rogamos a los que hagan falta que se vacunen”.
Cuatro días después, cerca de 73.000 estudiantes de 307 colegios privados de calendario B volvieron a las aulas en Cali. Pese a la petición que había hecho el alcalde de la capital del Valle, Jorge Iván Ospina, de aplazar el inicio de la presencialidad, el plan de regreso se mantuvo. Y como se trataba de cumplir compromisos, analizamos los que se firmaron en el 2018 entre estudiantes universitarios, profesores y ministerio de Educación. ¿Cuál era el resumen? “Las universidades públicas señalan que el Gobierno cumplió con los $4,6 billones para la base presupuestal, pero los estudiantes dicen que no hay acuerdos con la reforma al Icetex y con la garantía de los derechos humanos”, nos contaba Paula Casas.
Hicimos un balance de cuántos niños y niñas estaban vacunados en Colombia, de la situación que tenían que vivir aquellos que perdieron a sus padres o cuidadores por cuenta del coronavirus, detallamos la previa de lo que se vivía en Cundinamarca y también registramos, para el 17 de enero, cómo se vivía ese retorno en Antioquia, Bucaramanga, Buenaventura, Soledad y San Andrés y Providencia.
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Eso quiere decir que para la mitad del mes ya el 15% de los 7 millones de los niños y niñas entre 7 y 11 años habían regresado al colegio. Pero se esperaba que el mayor porcentaje se diera en la semana del 24 al 30 de enero. Las universidades también hicieron lo propio y para el 17 de este mes algunas recibieron a los estudiantes de primer semestre, mientras que las demás lo harán con todo el resto de sus alumnos a finales de enero y comienzos de febrero. Y con regreso 100% presencial.
Le explicamos el paso a paso para realizar la solicitud y contamos también que hasta el 20 de febrero en los colegios de Bogotá se tiene la oportunidad de solicitar un cupo nuevo o el traslado para un estudiante en las instituciones educativas oficiales.
Así que, ¿cómo iban las cuentas para el 20 de enero, apenas seis días atrás? “Cerca del 15 % de los estudiantes de las instituciones públicas regresaron el 17 de enero a clases presenciales en 2022. El 85 % restante retornará entre el 24 y 31 de enero. Sin embargo, cerca de un 2 % no lo hará por problemas de infraestructura”, nos contaba Paula Casas. ¿Qué decían algunos de los niños y niñas? “Estoy muy feliz de regresar al colegio, de aprender y de socializar con mis compañeros. Eso no tiene precio. En las clases virtuales era muy difícil la comunicación y era aún más complicado adquirir los conocimientos necesarios. Quiero aprovechar mi último año y prepararme muy bien para mi paso a la universidad”, dijo Andrea, estudiante del Colegio Militar Centro Educativo El Tesoro del Saber, en Caucasia.
Con el cuatro pico de contagios en Colombia muchos papás y mamás se cuestionaban si era el momento adecuado de regresar. Entonces ya con muchos de los argumentos expuestos y contemplando los datos y las cifras de contagio sobre niños y niñas, el equipo de Video de El Espectador preparó este buen resumen en el que se resolvieron muchas de esas dudas.
Y el domingo previo al regreso a la normalidad, nuestro colega Fernán Fortich nos contó lo que pensaban las autoridades de Bogotá, partiendo de una base que muchos tenemos clara y esa es la vacunación: “Puede haber un pico en una institución educativa, en un grupo o en un salón, y los protocolos para esto están definidos. No podemos decir que no hay riesgo, seguramente va a haber algún tipo de contagio, pero si estamos vacunados, los adultos y los menores de edad, esto va a funcionar”, aseguró Mauricio Castillo, secretario (e) de Educación de Bogotá.
Llegó el día en el que la mayoría de los niños, niñas y adolescentes debían regresar al colegio. Entonces ese mismo 24 de enero publicamos una entrevista con María Victoria Angulo donde dejó claro, más allá de las inversiones hechas, que no se exigirá el carné de vacunación ni a los niños ni a los maestros para el retorno a clases y que instalarán algunos puntos de vacunación en las instituciones.
- “En Colombia la educación es un servicio público esencial que cumple una función social y en el caso de los niños, niñas y adolescentes, además se trata de un derecho fundamental cuyo ejercicio no puede restringirse o sujetarse al carné de vacunación”: María Victoria Angulo, ministra de Educación.
Ha sido el banco Mundial quien ha manifestado que la pérdida de aprendizaje en América Latina está estimada en un rezago equivalente a 0,9 años de escolaridad y por eso la urgencia de que todos regresen a las aulas. Y ya lo decía la misma ministra: “El mensaje de la comunidad académica, científica nacional y de organismos internacionales ha sido contundente sobre la importancia que los entornos escolares tienen para el desarrollo físico, cognitivo y emocional de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes”. Así que no había marcha atrás.
En Bogotá los datos fueron positivos: cerca de 800 mil estudiantes de colegios oficiales regresaron a sus colegios tras casi dos años de virtualidad y alternancia. Y fue también el Distrito quien aseguró que espera vacunar a 150.000 niñas y niños en las próximas dos semanas. Además, informamos sobre cómo aplicar a los beneficios que tiene la Secretaría de Educación a través de su Programa de Movilidad Escolar (PME), donde ofrece rutas escolares, subsidios de transporte y modalidades alternativas para movilizarse.
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A la par y en el marco del Día Internacional de la Educación, la agencia EFE publicó apartes del nuevo informe global de la Unesco titulado ‘Los futuros de la educación’. Según el reporte, 258 millones de niños y jóvenes aún no asisten a la escuela y 617 millones de niños y adolescentes no saben leer ni hacer matemáticas básicas en América Latina.
Al cierre de este boletín ya el 98% de los estudiantes pasaban por sus primeros tres días de clase presencial, detallamos las crudas cifras que entregó la Unicef y que evidenciaba la afectación que nos dejó la pandemia por el cierre de las escuelas y publicamos también un texto en el que nos recordaron que para mejorar la educación en Colombia había que comenzar por los profesores. Hablamos de capacitar a los y las maestras de la primera infancia. También hicimos una guía para saber cómo lograr el beneficio de la matrícula cero:
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Ya nos quedó claro que el cierre de colegios ha causado pérdidas irreversibles en los niños como la falta de atención, de habilidades motrices, de algo tan aparentemente básico como la falta de exposición a la luz solar porque siempre estuvieron en casa. O, en el otro extremo, de aquellos que ni siquiera pudieron poner sus ojos en una lectura porque no tenían acceso a equipos tecnológicos y tampoco a una conexión a internet, a todos estos estudiantes les tocó abandonar por completo la escuela y no tuvieron de otra que irse a trabajar, con todas las consecuencias que eso trae para esa persona, su familia, su entorno y la sociedad en general. No nos podemos olvidar de lo que nos contaba Mélida Adriana Ahumada, profesora y magister en Educación, cuando detalló que “en 2021 iniciamos con clases virtuales, pero más del 50 % de los estudiantes no tenían acceso a internet. Iban a cumplir un año sin su derecho constitucional a la educación”.
Es hora de, entre todos, ayudar en este proceso, porque las brechas se hicieron más evidentes entre quienes tuvieron todas las posibilidades y entre quienes tenían la suya en la escuela, antes de la pandemia, y tuvieron que ver cómo se les fue cuando la cerraron. Hay que apoyar a docentes, a cuidadores, a madres y padres de familia en este nuevo paso para tratar de acelerar porque para nivelar la carrera todavía nos falta mucho campo. Hay que ayudar, sobre todo, a nuestros niños, niñas y adolescentes que tuvieron que vivir una pesadilla para que en medio de este despertar disfruten el proceso de aprendizaje más allá de estar pegados a una pantalla.
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