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El Espectador diálogo con Andrés Felipe Cortázar Mejía, presidente de la Tercera Convención Internacional de historiadores y numismáticos, Cartagena 2021. Cuenta: “Mi experiencia en temas de historia es completamente empírica y nace de la mano de mi interés por la numismática, ciencia que trata del estudio de las monedas, billetes y tantos relatos que mi padre me contaba desde niño”.
Nos encontramos en el Fuerte del Pastelillo cerca al centro histórico de la ciudad, un sitio que se construyó después de un ataque del Almirante Vernon a Cartagena en 1743. Habla con pasión de la historia, las monedas, los billetes, su familia. Destaca: “De las primeras monedas acuñadas en Cartagena conocemos ejemplares de 8 reales, gracias a naufragios”.
Y es que la convención internacional que presidió resaltó la importancia de Cartagena por su ubicación estratégica. También la celebración de los 400 años de las primeras monedas acuñadas 1621, que ocurrieron en esta ciudad de murallas, balcones, forajidos, piratas, obispos y uno que otro marqués que compraba esclavos en la plaza de la aduana.
Otro motivo para este encuentro, me dice mientras miramos el mar, el descubrimiento de la ubicación del Galeón Señor San José, “considerado el santo grial de nuestra ciencia puesto que alberga importantes piezas monetarias necesarias para el estudio de la historia”. Ese barco que se comió el mar y tiene una importancia cultural, científica. Un hallazgo importante en la arqueología del país. (Recomendamos: Videocharla del escritor Héctor Abad con el cronista Nelson Freedy Padilla sobre su libro del galeón San José).
Es tranquilo al hablar así es más fácil entender su mundo que pareciera se estuviera acabando con el dinero plástico y las transacciones por internet. Hace parte del comité asesor de la colección del Banco de la República, entidad para la cual también trabaja en la parte de curaduría del mismo museo. Pedimos un café y me asegura que las monedas y los billetes son un viaje por el tiempo, que no se puede pagar.
¿En dónde radica la importancia de este evento internacional relacionado con monedas, billetes y el galeón San José?
La importancia de nuestra tercera convención está fundamentada en un encuentro continental, en donde más de 24 países se unieron alrededor del estudio de la moneda. Debemos tener presente que además de la religión, el idioma, y muchos aspectos culturales, los países que fuimos colonia de España compartimos por casi 300 años, la moneda. De tal forma, el estudio de la moneda nos involucra a todos. Adicionalmente, nuestra convención tiene un espíritu filantrópico y sin ningún ánimo de lucro, está compuesta principalmente por investigadores que han dedicado su vida a estudiar los elementos monetarios de sus respectivos países o regiones.
Usted es un apasionado de la numismática. ¿Cómo empieza su camino y en Colombia cuántas personas más tienen está dedicación?
La Fundación Numismáticos Colombianos (Numiscol), congrega a la mayor cantidad de coleccionistas y comerciantes en el país, somos una comunidad de 250 personas aproximadamente, calculo que el número total de personas con intereses numismáticos en Colombia debe ser de al menos 600 personas. La pasión la tuve desde muy niño, teniendo más o menos siete años de edad rompí mi primer marrano de ahorros para comprarle un billete a un amigo del colegio que lo cargaba en su billetera. Comencé en la Numismática de la mano de mi padre Gabriel Cortázar, más allá de ser un avanzado coleccionista, guardaba algunos billetes de sus viajes y de recuerdos de su infancia en una caja fuerte. Detrás de cada billete mi papá tenía una historia, en el proceso literalmente quede cautivado. Sin embargo, pasaron varios años antes que la pasión por la numismática se enfocara en la investigación,
Cartagena fue pionero acuñando monedas.
La casa de la moneda de Santafé dejó como sucursal de acuñación a Cartagena, autorizada por el Rey Don Felipe III en el año 1620, curiosamente las labores de acuñación comenzaron en la ciudad amurallada antes que en la capital a finales de 1621. De las primeras monedas acuñadas en Cartagena conocemos ejemplares de 8 reales gracias a naufragios que permitieron su conservación hasta nuestros días, con la ayuda del destacado investigador numismático Jorge Proctor. Él funge como presidente del comité académico del congreso, hemos recreado la forma del diseño original de la moneda para presentarla públicamente.
Una primera moneda hecha en Cartagena con el sello de la rebeldía y la independencia, ¿Cuál es la historia?
El estado Libre de Cartagena fue el pionero en un proceso de independencia que se extendió por otras regiones de nuestro país. Poco tiempo después de la declaratoria, los patriotas crearon un decreto para hacer papel moneda y posteriormente ante la necesidad de circulante de baja denominación, acuñaron monedas de medio real. El resultado fue la primera moneda hecha en América, que cambiaba las imágenes y representaciones realistas por una indígena rodeada de cadenas rotas, que sostiene una granada de la que come un turpial. Curiosamente es el emblema de la Alcaldía de esta ciudad.
¿Qué información tienes de los primeros por así llamarlos dueños de las casas de la moneda?
El Ingeniero Alonso Turrillo de Yebra fue la persona encargada de desarrollar el proyecto de la casa de la moneda en Santafé y la oficina de acuñación en Cartagena, sabemos que fue una persona muy astuta con claros intereses económicos que entre otras cosas utiliza argumentos falsos para llevar a cabo su proyecto. En cuanto al ensayador de las primeras monedas hechas en la heroica en 1621 aún es un misterio su nombre, la inicial que dejaba en la moneda es la letra “A”, seguimos estudiando eso.
Las monedas en esa época como estaban hechas, ¿deberían servir para comprar de todo?
Tuvimos monedas hechas tanto en oro como en plata, las de oro se denominan escudos y las de plata reales. Eran monedas de cuarto, medio, uno, dos, cuatro y ocho reales y escudos. Si las tenías comprabas.
Tiene usted siempre a la mano un gran monedero por así llamarlo, ¿qué tiene en ese maletín que cuida mucho?
Lo que cargo es un juego de improntas de varias de las monedas acuñadas en Cartagena. Hace parte de una donación que hicimos para que eventualmente se haga una exposición en la casa de la moneda y que le permita a los Cartageneros tanto reconocer las acuñaciones que existieron en la ciudad e identificar acontecimientos históricos.
Los billetes también forman parte de esta historia. ¿Qué se conoce de los billetes de nuestro país y porque solo en la década de los 50 se empezaron hacer en Colombia?
El papel moneda llegó a Colombia por influencia de Francisco de Miranda. Estos primeros billetes sirvieron como base para que el estado libre de Cartagena hiciera la primera emisión de billetes en Colombia en el año 1812. En nuestro país hicimos billetes desde la independencia, existieron impresores muy famosos como Espinoza, Ayala y Medrano, Demetrio Paredes, Villaveces y la imprenta nacional. Sin embargo, fue solo hasta el año 1959 que tuvimos una imprenta de billetes de nuestro banco emisor, el Banco de la República que se fundó en 1923.
Felipe, en este fabuloso mundo hay subastas de monedas, ¿cómo funciona y cuánto pueden llegar a costar una moneda especial?
Es muy didáctico porque las monedas, billetes y medallas, hablan de acontecimientos históricos. Existen asociaciones numismáticas como Numiscol que ayudan al coleccionista a ubicarse y a entender sobre las piezas, también catálogos y subastas que se hacen con frecuencia. En cuanto a la importancia de los elementos numismáticos especiales, son tan escasos y tan representativos que simplemente no tienen precio. Los coleccionistas, museos e investigadores pueden pagar altas sumas de dinero por monedas y billetes.
¿Cuénteme cómo es eso de ir hasta Polonia a buscar un billete?
Fui con un grupo de amigos a una convención en Holanda y allí un comerciante Polaco nos contó que tenía un billete muy especial así que decidimos aventurarnos a manejar hasta donde él vivía. Efectivamente lo pudimos adquirir, era un billete de 20 pesos del banco de Panamá. El año,1869.
¿Y cuánto pago?
Tener la historia no tiene precio.
Los militares entregan ellos se entregan monedas especiales, ¿hay algún significado?
Estas son costumbres milenarias que tienen por intención inmortalizar acontecimientos importantes, es una tradición que existe desde el inicio de las acuñaciones y nos recuerda a personas o momentos importantes que merecen recordación. El valor es muchas veces imperceptible en el momento mismo que se hacen, pero con el paso del tiempo, quedan como único testigo de lo sucedido.
En estos tiempos de dinero plástico, ¿no hay nostalgia por qué se vayan las monedas y los billetes?
Existe una tendencia tecnológica que nos hace pensar que en un punto dejarán de existir las monedas y los billetes, Sin embargo, la moneda en cualquier forma seguirá siendo un elemento necesario que continuará expresando los aspectos sociales de las regiones o países. La historia que nos cuentan nunca dejará de existir.
¿No le parece que el Bitcoin es como devolver la historia a las monedas antiguas?
El reto de las emisiones monetarias es que tengan un respaldo sólido que les permita proyectarse en el tiempo. El bitcoin se asemeja a las monedas antiguas en cuanto a su uso transaccional y tiene de manifiesto los mismos retos acerca de que lo respalda.
Debe tener una moneda o un billete preferido.
Tanto en monedas como en billetes me gusta mucho el periodo de la independencia, esas primeras manifestaciones de libertad que hicieron posible nuestra República.
Otro tema de esta Tercera Convención Internacional es el Galeón San José, ¿por quéle dieron tanta importancia?
Colombia celebra dos acontecimientos de especial interés para el gremio numismático, la celebración del bicentenario de la independencia y el descubrimiento de la ubicación del Galeón Señor San José, considerado el santo grial de nuestra ciencia puesto que alberga importantes piezas monetarias necesarias para el estudio de la historia, lo que lo convierte a nuestro juicio en patrimonio histórico de la humanidad.
¿Hacen falta monedas para pagar el café?
Risas. No será de estas que tengo acá.