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El consejo directivo de la CAR aprobó la sustracción de 20 hectáreas de la reserva Van der Hammen para la ampliación de la avenida Boyacá hasta la avenida Guaymaral, lo que descongestionará la autopista Norte. Además, este proyecto hace parte fundamental de las obras en Lagos de Torca, donde se esperan construir cerca de 135.000 viviendas.
La discusión comenzó hace más de cinco años con la solicitud de realinderación, recategorización y sustracción que hizo el entonces alcalde Enrique Peñalosa y continúo durante la administración de Claudia López, quien decidió retirar las dos primeras peticiones, que permitirías la construcción dentro de la reserva, pero mantuvo la sustracción para la ampliación de la Boyacá.
Este último proceso llevaba en estudio dos años y el pasado 17 de abril se definió, luego de que se convocó a una reunión extraordinaria del consejo directivo de la CAR en la que se presentó el concepto estudio de la sustracción y se definieron las bases sobre las que se permitiría la intervención. La más importante es que la fiducia que se encargará de las obras deberá hacer una compensación uno a tres, es decir, que debe encargarse de la recuperación ambiental de más de 60 hectáreas.
Al respecto, Fernando Sanabria, director de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) habla de lo que viene ahora, que es la discusión de la licencia ambiental, necesaria para iniciar las obras, a esto se suma el proceso de participación ciudadana, que en este punto es obligatorio, por lo que tendrán que hacer audiencias públicas, así como explica que la compensación ambiental tendrá unas condiciones específicas y se deberá hacer sobre una franja de 100 metros de ancho y paralela a la nueva vía.
¿Qué viene después de aprobada la sustracción?
Sin sustracción nunca va a haber licencia, pero la sustracción tampoco es sinónimo de que se vaya a dar la licencia. Nosotros, tomamos la devisión después de dos años y medio de trabajar con un equipo interdisciplinario, con profesionales expertos en fauna y expertos en aguas subterráneas, que hicieron este informe que llevaron al consejo directivo. Son componentes bien fuertes, pero ahora se deben cumplir con las condiciones de la licencia, que si se hace bien pueden pasar dos a cinco meses y haber licencia.
¿Qué condiciones deben cumplir?
El manejo de las aguas subterráneas, la flora y la fauna. Además, a 100 metros del sector occidental, el fideicomiso está en el deber de comprar 62,7 hectáreas, que ahora serán parte del Estado. Es donde también se piensa construir un ecosistema, llevar especies como ratón de monte para recuperarlos. Eso tiene unas condiciones especiales para ello.
Dentro de los factores que se tuvieron en cuenta, ¿se evaluó cómo estaría la zona si se hubiera recuperado como lo reclaman ambientalistas?
Acá hemos ignorado mucho el recurso aire. Uno ve que muchos reclaman porque ven a un loro en una azotea, pero casi nadie reclama por el aire, a menos de que el Distrito diga que hay alerta naranja y acá en la autopista Norte vemos que las velocidades son bajas y al arrancar, parar y arrancar, las emisiones son más altas de cualquier carro. Por lo que cuando vemos una vía alterna podemos mejorar esas condiciones.
¿Qué se ha hecho para recuperar esa zona?
A esta reserva nos ha faltado a todos meterle más dientes y lo que hemos visto es que está en su inmensa mayoría en manos de privados, por lo que el Ministerio de Ambiente no podría hacer un humedal artificial o sembrar árboles que alimenten a los pájaros. Nos ha faltado a todos, pero este es un paso sin querer decir que toda obra dura lleva consigo daños ambientales, y para este efecto estamos exigiendo que sea absolutamente compensado y que el daño sea mínimo.
¿Por qué no aceptaron abrir espacios para la participación?
De haber licencia ambiental tendríamos que proveer participación de profesores, exministros que son muy juiciosos, del joven que cree que necesita una explicación, y hay algo valioso y es que el ambientalista es juicioso, no lo enredan. Por qué no se hizo, se mencionó en la audiencia y la hubo en reuniones con comunidades, pero de otra forma no, porque las sustracciones no obligan a que haya audiencias, lo que sí ocurre con las licencias.
¿Quiénes hicieron los estudios?
La CAR hizo los estudios, el fideicomiso no entregó nada. Por ejemplo, Rómulo Camacho, profesor de la Nacional desde hace 35 años, fue el que hizo el concepto de aguas. Nosotros no queremos que los conceptos los haga cualquier gato. Por eso creemos que de buena fe se hizo la sustracción.
Pero lo que estuvo mal visto es que se hicieran los estudios sin conocerse un concepto del tribunal a las medidas cautelares
Suspendimos porque un juez aceptó una tutela, pero días después este dijo que podíamos continuar. Si viene otro recurso también tenemos que acatar, pero la audiencia podíamos hacerla y no fue de afán, porque llevábamos dos años y medio en el proceso. El de Peñalosa duró tres años y en ese proceso no se pedía licenciamiento. Nosotros de mamertos nos fuimos por la línea de que sí se requería, entonces no fue de carrera.
¿Pero por qué ahora?
Porque se necesita el tiempo para la licencia que va acompañado de unas audiencias en las que puede pasar de todo. Alguien puede llegar con una razón de peso y se puede caer el proceso. De aquí a agosto puede haber un nuevo director, y entendí que hay unas decisiones que por estar acá sentado me toca tomar. Aquí muchos no están de acuerdo, pero se tienen unos argumentos técnicos para tomar esas decisiones, aunque el día de la audiencia nos llegaron varias comunicaciones de apoyo a la sustracción, pero al final eso no importa, a lo que le estamos apostando es a lo que digan los técnicos.
¿En qué está el proceso de las otras vías a sustraer?
El Distrito nos solicitó en 2020 unas sustracciones para conectar La Conejera y conectar a Bogotá con Cota, pero por algunas circunstancias desistieron del proceso y nos quedamos frenados con las otras vías, y pensaría que en términos racionales cualquier solicitud ya no tendría tiempo de una respuesta ni positiva ni negativa.