La disyuntiva que plantea la Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca
A plenaria pasó en el Concejo de Bogotá la discusión del ingreso de Bogotá a la nueva figura. Aunque cuenta con las mayorías, desde la oposición se cuestionan la participación ciudadana, el poder de la figura asociativa y quién hará el control ambiental.
Mónica Rivera Rueda
A plenaria del Concejo de Bogotá pasó el proyecto que autorizaría a la capital sumarse a la nueva Región Metropolitana y asociarse con 25 municipios de Cundinamarca, con los que tiene algún tipo de relación en términos territoriales, ambientales, económicos y de movilidad. Aunque ha sido largo el camino, que incluyó la creación de la figura a través de una ley en el Congreso, falta un gran tramo, que incluye convencer a aquellas poblaciones que siguen sin tomar una decisión, ya que la nueva figura no solo contempla una armonización de los planes de ordenamiento territorial, sino la conformación de nuevas entidades, las que regularán esta relación.
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A plenaria del Concejo de Bogotá pasó el proyecto que autorizaría a la capital sumarse a la nueva Región Metropolitana y asociarse con 25 municipios de Cundinamarca, con los que tiene algún tipo de relación en términos territoriales, ambientales, económicos y de movilidad. Aunque ha sido largo el camino, que incluyó la creación de la figura a través de una ley en el Congreso, falta un gran tramo, que incluye convencer a aquellas poblaciones que siguen sin tomar una decisión, ya que la nueva figura no solo contempla una armonización de los planes de ordenamiento territorial, sino la conformación de nuevas entidades, las que regularán esta relación.
Entre estas se encuentra la creación de una agencia logística para la distribución y comercialización de productos agrícolas de la región; la articulación de planes de seguridad y convivencia, en lo que ya se han dado pasos importantes con la conformación de la Policía de la Región Metropolitana, y un nuevo organismo de movilidad, que permita integrar el transporte público, privado e intermunicipal de los asociados, así como participar en todos los planes que mejoren la conectividad vial.
Los pasos que a la fecha se han dado, tras la aprobación de la ley que dio vida a la Región Metropolitana, en la Asamblea Departamental, que en mayo pasado dio luz verde a la Gobernación para sumarse a esta nueva figura, y la radicación del proyecto en el Concejo de Bogotá (dos veces), donde sigue en trámite. El proyecto (de seis artículos) que se discute en el cabildo distrital no solo autoriza a la capital a sumarse a la asociación, sino que también apunta a que la selección del personal, para cada nueva oficina, sea meritocrático, control político de los temas que trabaje la Región Metropolitana e involucren a la ciudad, y la priorización de proyectos que resuelvan las problemáticas de la ciudad y las áreas aledañas.
En medio del debate, además, se incluyeron parágrafos que impiden que reglamentaciones, que sean competencia del Concejo, como los temas presupuestales, del uso de instrumentos y del suelo, se den en la Región Metropolitana; exigen a la alcaldesa presentar y sustentar, con informes técnicos y de soporte, los hechos metropolitanos que presentará en la nueva figura, y que al cuarto año de sumarse a la Región, los tributos de impuestos solo se puedan destinar a proyectos concretos y no a gastos de funcionamiento, “por lo cual estos cobros serán temporales y no permanentes”.
De acuerdo con el cabildante Samir Abisambra (Liberal), uno de los ponentes del proyecto y presidente del Concejo, por fuera quedaron algunas proposiciones como la de Diego Laserna (Alianza Verde), quien pidió dejar como tiempo base cinco años, antes de que la ciudad plantee salirse de la Región Metropolitana. Sin embargo, no está claro si ese tipo de proposiciones se puedan incluir. De hecho, se tienen preguntas sobre qué es lo que pueden incluir. “Tenemos una duda jurídica, porque la ley dice que el Concejo aprueba o no el ingreso a la Región Metropolitana, pero no es claro si podemos poner condiciones. Sin embargo, los dejamos ahí”, dijo Abisambra.
Por cosas como esta la discusión ha sido larga. No obstante, está claro que la alcaldesa Claudia López cuenta con las mayorías para sacar adelante el proyecto en Bogotá. Eso se vio en la comisión, donde obtuvo 11 votos a favor y tres en contra. Situación similar a lo que se espera en plenaria, por lo que la oposición planea movilizaciones o que ocurra un milagro. “Creo que va a pasar como aplanadora”, indicó Diego Cancino (Alianza Verde).
Quienes se oponen al proyecto cuestionan varios puntos que van desde cómo se planteó la Región Metropolitana hasta el poder que tendrá por encima de alcaldías y concejos municipales. “No es que uno esté en contra de que se cree una región y que se potencialicen los municipios. La idea es muy inspiradora, pero se requiere que sea una visión compartida, que tenga una discusión profunda con todas las voces, para construir algo que nunca ha existido entre Bogotá y Cundinamarca, que es la confianza. Ahora la hay entre las cabezas, es decir, entre Claudia y Cambio Radical, pero ese no es el deber ser”, argumenta Cancino.
En esta misma línea, Colombia Humana (movimiento del presidente Gustavo Petro) ha cuestionado la participación ciudadana y con ello la consulta pública, que señalan nunca hubo, así como el autoritarismo que podría darse en la organización de la junta directiva y el poder que tendría el gerente frente a los alcaldes municipales.
Por último está la discusión más grande, y que está relacionada con el ente ambiental regional. Si bien en la ley que creó la Región Metropolitana quedó establecido que sería la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) la encargada de esa tarea, hace algunas semanas la alcaldesa Claudia López pidió al Gobierno Nacional replantear este punto y permitir que la nueva región cuente con una nueva organización ambiental. Esto generó choques con la ministra de Ambiente, Susana Muhamad.
En el departamento se tiene una concepción diferente. De acuerdo con Patricia González, secretaria de Integración Regional de Cundinamarca, es necesario que la CAR sea la autoridad ambiental, porque vela por 96 de los 116 municipios de la región. “Si por alguna circunstancia se crea un nuevo ente ambiental, los municipios dejarían de pagar a la CAR, desamparando a otros de quinta y sexta categorías, con mucho menos recursos, pero grandes zonas de protección ambiental”.
En cuanto a la autonomía, indica que desde la ley que conforma la región se deja en claro que solo será una figura asociativa, que tratará temas macro, así como la constitución impide que Bogotá convierta algún municipio en una nueva localidad. “Desde la Gobernación y la Secretaría de Integración Regional hemos venido haciendo un trabajo con las alcaldías, sesiones formales e informales con los concejos, en donde hemos ido a contarles en qué consiste la ley y resolver las dudas”, indica González.
Pese a ello, no todos tienen clara su decisión de si sumarse o no. Si bien está claro que varios municipios como Funza, Madrid o Zipaquirá están esperando la aprobación de Bogotá para dar el salto, otras como Soacha no lo tienen contemplado. “Puede ser bueno, pero varias cosas no me convencen”, manifestó el alcalde de Soacha, Juan Carlos Saldarriaga.
Por lo pronto, dentro de los planes de las administraciones, se espera que antes de que finalice el año el Concejo de Bogotá apruebe su ingreso a la Región Metropolitana, con lo que se podrá tener la primera reunión con las cabezas y de esta forma comenzar con la creación de los estatutos preliminares, mientras se van anexando los municipios.
Lo cierto es que la discusión en la ciudad se va a retrasar mientras se define el presupuesto del otro año, que debe quedar listo antes del 6 de diciembre. De ahí en adelante vendrá el trabajo para convencer a los 25 municipios, que en un principio podrán integrar la región sin caer en nuevas divisiones que puedan atrasar mucho más el plan de la nueva Región Metropolitana.