El sargento Javier Solano emprendió un viaje sin retorno
Este viernes, a las 3:30 de la tarde, será el sepelio del bombero que murió el pasado miércoles cuando atendía la emergencia por el incendio en la zona industrial de Barranquilla. Ayer, durante las exequias, familiares, amigos y compañeros lo recordaron con cariño. “Era el mejor héroe”: Karoly, su hija.
Darling Jiménez Jiménez
Luciendo orgullosa su uniforme de bombera, Karoly María Solano Mercado concurrió con discreción y altivez a la despedida del sargento Javier Enrique Solano, su padre, el bombero que falleció el pasado miércoles 21 de diciembre luego de que una estructura impactara en su rostro cuando atendía la emergencia producida por un gigantesco incendio registrado en la zona industrial de la capital del Atlántico.
(La historia detrás de la película “Argentina, 1985″)
Su féretro estaba en uno de los salones del segundo piso de la edificación de la funeraria Los Olivos, en el barrio El Recreo, sector histórico de Barranquilla. Por lo menos una docena de coronas puestas junto al ataúd servían para hacer un poco más acogedor el entorno.
Con fortaleza, Karoly, de 22 años y vinculada al Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Malambo (Atlántico), acepta hablar para recordar el momento previo a la tragedia y evocar algunos recuerdos.
“La última vez que compartí con mi papá fue en septiembre. Estábamos en el cumpleaños de la novia de mi hermano, quien ese día le propuso matrimonio. La última vez que hablé con él fue el 19 de diciembre en la noche. Ambos estábamos de turno y le escribí un mensaje para preguntarle cómo estaba y darle una bendición.
-“Estoy bien hija, Dios te bendiga. Aquí de turno, ya me quedan dos días en (la estación) Las Flores”.
Se refería a que este jueves saldría a unas merecidas vacaciones para disfrutar de un viaje al Eje Cafetero con su esposa Malca Irina Diazgranados Caro y su hija menor Daniela, de 17 años y estudiante de contaduría.
“Estaba tranquilo porque allá en Las Flores no salían tantas emergencias para atender, pero la del miércoles…”.
En la mañana de ese 21 de diciembre, “cuando todas las máquinas de Barranquilla estaban en la emergencia, yo estoy en Malambo y cuando van a despachar la máquina me visto y, de un momento a otro, el comandante ordenó suspender la salida. Me puse a ver las noticias porque los compañeros me dijeron que había muerto un bombero”.
-No me digan eso porque mi papá está en turno y yo sé que él esta allá. Les dice Karoly.
En ese instante un bombero de Sabanagrande la llama. “Yo estaba por un teléfono viendo las noticias y por otro hablando por teléfono”.
-Murió un bombero que tiene tu apellido y se llama Javier, dijo la voz del hombre al otro lado de la línea.
“Por las noticias confirmé que sí era mi papá. Ahí fue donde me puse mal, tiré el teléfono y me derrumbé por completo”.
Al final, recobrando fuerzas, dice: “Él era el mejor héroe”.
Quienes conocieron al sargento Solano coinciden en comentar que era un hombre de buen carácter, apasionado por el fútbol e hincha del Júnior.
Con las maletas hechas
Javier Solano estaba muy entusiasmado con el viaje que haría al Eje Cafetero, junto con su esposa y su hija Daniela, la menor de cuatro hermanos. “Él salía a vacaciones este viernes, y las maletas que compraron para irse se quedaron en la casa porque Javier se fue de viaje, pero con el Señor”, relata Maryuri Barcanegras Orozco, de 29 años y cuñada de la viuda de Solano.
Ella rememora que el trato con él era excelente. “Lo recuerdo como un buen hombre que adoraba a sus hijos y a su familia. Hacíamos recreaciones familiares en casa, no era de problemas ni malgeniado, siempre estaba sonriente. Lo vamos a recordar por el excelente ser humano que era y sabemos que él está tranquilo con Cristo”,
Napoleón Ospina Pérez, jubilado del Cuerpo de Bomberos Distrital de Barranquilla, compartió varios años con Solano. En tono compungido por su partida, lo evoca como un “buen muchacho”. “Nunca lo vi metido en problemas ni en vicios. Amaba a su familia y se dedicó a ella, por eso me duele (llanto) lo ocurrido porque era como un hermano para mí”, reseña.
Vocación de servicio
El director nacional de Bomberos, el capitán Charles Benavides, en breve charla con El Espectador, destacó las virtudes y la entrega del sargento Solano, un ejemplo para las nuevas generaciones. Por eso anunció que su hija Karoly será promovida a sargenta para continuar con su legado.
“Javier (Solano) ingresó a los Bomberos con vocación de servicio, y eso es lo que lo hace diferente a los demás, su propósito de servir y de entregar, como dice nuestro himno, si es preciso la vida por salvar nuestro nombre y honor. Él hace honor a eso. Murió en el cumplimiento de su deber y haciendo lo que a él más le gustaba. Y hay que rendirle un homenaje póstumo y ponerlo como ejemplo, incluso para las próximas generaciones. Su hija es una bombera que va a ocupar el cargo que el sargento dejó para continuar con ese legado de servicio”.
Dice que lo recordará como a un hombre noble y de muchas virtudes, como un hombre de servicio.
Luciendo orgullosa su uniforme de bombera, Karoly María Solano Mercado concurrió con discreción y altivez a la despedida del sargento Javier Enrique Solano, su padre, el bombero que falleció el pasado miércoles 21 de diciembre luego de que una estructura impactara en su rostro cuando atendía la emergencia producida por un gigantesco incendio registrado en la zona industrial de la capital del Atlántico.
(La historia detrás de la película “Argentina, 1985″)
Su féretro estaba en uno de los salones del segundo piso de la edificación de la funeraria Los Olivos, en el barrio El Recreo, sector histórico de Barranquilla. Por lo menos una docena de coronas puestas junto al ataúd servían para hacer un poco más acogedor el entorno.
Con fortaleza, Karoly, de 22 años y vinculada al Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Malambo (Atlántico), acepta hablar para recordar el momento previo a la tragedia y evocar algunos recuerdos.
“La última vez que compartí con mi papá fue en septiembre. Estábamos en el cumpleaños de la novia de mi hermano, quien ese día le propuso matrimonio. La última vez que hablé con él fue el 19 de diciembre en la noche. Ambos estábamos de turno y le escribí un mensaje para preguntarle cómo estaba y darle una bendición.
-“Estoy bien hija, Dios te bendiga. Aquí de turno, ya me quedan dos días en (la estación) Las Flores”.
Se refería a que este jueves saldría a unas merecidas vacaciones para disfrutar de un viaje al Eje Cafetero con su esposa Malca Irina Diazgranados Caro y su hija menor Daniela, de 17 años y estudiante de contaduría.
“Estaba tranquilo porque allá en Las Flores no salían tantas emergencias para atender, pero la del miércoles…”.
En la mañana de ese 21 de diciembre, “cuando todas las máquinas de Barranquilla estaban en la emergencia, yo estoy en Malambo y cuando van a despachar la máquina me visto y, de un momento a otro, el comandante ordenó suspender la salida. Me puse a ver las noticias porque los compañeros me dijeron que había muerto un bombero”.
-No me digan eso porque mi papá está en turno y yo sé que él esta allá. Les dice Karoly.
En ese instante un bombero de Sabanagrande la llama. “Yo estaba por un teléfono viendo las noticias y por otro hablando por teléfono”.
-Murió un bombero que tiene tu apellido y se llama Javier, dijo la voz del hombre al otro lado de la línea.
“Por las noticias confirmé que sí era mi papá. Ahí fue donde me puse mal, tiré el teléfono y me derrumbé por completo”.
Al final, recobrando fuerzas, dice: “Él era el mejor héroe”.
Quienes conocieron al sargento Solano coinciden en comentar que era un hombre de buen carácter, apasionado por el fútbol e hincha del Júnior.
Con las maletas hechas
Javier Solano estaba muy entusiasmado con el viaje que haría al Eje Cafetero, junto con su esposa y su hija Daniela, la menor de cuatro hermanos. “Él salía a vacaciones este viernes, y las maletas que compraron para irse se quedaron en la casa porque Javier se fue de viaje, pero con el Señor”, relata Maryuri Barcanegras Orozco, de 29 años y cuñada de la viuda de Solano.
Ella rememora que el trato con él era excelente. “Lo recuerdo como un buen hombre que adoraba a sus hijos y a su familia. Hacíamos recreaciones familiares en casa, no era de problemas ni malgeniado, siempre estaba sonriente. Lo vamos a recordar por el excelente ser humano que era y sabemos que él está tranquilo con Cristo”,
Napoleón Ospina Pérez, jubilado del Cuerpo de Bomberos Distrital de Barranquilla, compartió varios años con Solano. En tono compungido por su partida, lo evoca como un “buen muchacho”. “Nunca lo vi metido en problemas ni en vicios. Amaba a su familia y se dedicó a ella, por eso me duele (llanto) lo ocurrido porque era como un hermano para mí”, reseña.
Vocación de servicio
El director nacional de Bomberos, el capitán Charles Benavides, en breve charla con El Espectador, destacó las virtudes y la entrega del sargento Solano, un ejemplo para las nuevas generaciones. Por eso anunció que su hija Karoly será promovida a sargenta para continuar con su legado.
“Javier (Solano) ingresó a los Bomberos con vocación de servicio, y eso es lo que lo hace diferente a los demás, su propósito de servir y de entregar, como dice nuestro himno, si es preciso la vida por salvar nuestro nombre y honor. Él hace honor a eso. Murió en el cumplimiento de su deber y haciendo lo que a él más le gustaba. Y hay que rendirle un homenaje póstumo y ponerlo como ejemplo, incluso para las próximas generaciones. Su hija es una bombera que va a ocupar el cargo que el sargento dejó para continuar con ese legado de servicio”.
Dice que lo recordará como a un hombre noble y de muchas virtudes, como un hombre de servicio.