Hombres trans y su lucha contra el servicio militar en Colombia
Rodeado de soldados, Santiago avanza incómodo hacia el cuarto donde lo espera el psicólogo de una base del Ejército de Colombia. Como hombre transgénero, pretende que lo eximan del servicio militar.
Auxiliar de vuelo de 22 años, Santiago, entra a solas en la pequeña habitación. Al cabo de un tiempo, sale con la calificación de “No Apto”.
Contra su voluntad, debió contarle al especialista que desde hace ocho años no se define como mujer y que como hombre trans no quiere cumplir con el servicio militar obligatorio de 12 meses que impone la ley a todos los varones colombianos entre 18 y 24 años, en un país con más de seis décadas de conflicto interno.
El dictamen del psicólogo lo liberó de ir al ejército, pero a costa de destapar su intimidad. “No se siente bien (...) mostrar el cuerpo, tener que explicar que soy trans, que tengo senos y, en mi caso, tener que quitarme la blusa y mostrar mi cuerpo”, señala a la AFP Santiago, reconocido legalmente como hombre desde 2019.
Para escapar del estigma, omite su nombre real y oculta el rostro frente a las cámaras.
Experiencias como la suya han empujado a los hombres trans de Colombia a librar una batalla ante la Corte Constitucional para ser exonerados del servicio militar, como ya ocurre con los negros, los indígenas y las mujeres trans gracias a sentencias del mismo tribunal.
En 2017 el Congreso aprobó la exoneración de las mujeres transexuales, pero excluyó de ese beneficio a los hombres trans.
La ley también exime a los huérfanos, hijos únicos, religiosos, condenados, casados y víctimas del conflicto, mientras que las mujeres pueden incorporarse voluntariamente.
Cuba, Brasil, Bolivia, México, Guatemala, entre otros países, también imponen el paso por los cuarteles.
Auxiliar de vuelo de 22 años, Santiago, entra a solas en la pequeña habitación. Al cabo de un tiempo, sale con la calificación de “No Apto”.
Contra su voluntad, debió contarle al especialista que desde hace ocho años no se define como mujer y que como hombre trans no quiere cumplir con el servicio militar obligatorio de 12 meses que impone la ley a todos los varones colombianos entre 18 y 24 años, en un país con más de seis décadas de conflicto interno.
El dictamen del psicólogo lo liberó de ir al ejército, pero a costa de destapar su intimidad. “No se siente bien (...) mostrar el cuerpo, tener que explicar que soy trans, que tengo senos y, en mi caso, tener que quitarme la blusa y mostrar mi cuerpo”, señala a la AFP Santiago, reconocido legalmente como hombre desde 2019.
Para escapar del estigma, omite su nombre real y oculta el rostro frente a las cámaras.
Experiencias como la suya han empujado a los hombres trans de Colombia a librar una batalla ante la Corte Constitucional para ser exonerados del servicio militar, como ya ocurre con los negros, los indígenas y las mujeres trans gracias a sentencias del mismo tribunal.
En 2017 el Congreso aprobó la exoneración de las mujeres transexuales, pero excluyó de ese beneficio a los hombres trans.
La ley también exime a los huérfanos, hijos únicos, religiosos, condenados, casados y víctimas del conflicto, mientras que las mujeres pueden incorporarse voluntariamente.
Cuba, Brasil, Bolivia, México, Guatemala, entre otros países, también imponen el paso por los cuarteles.