La represa de El Quimbo inició sus operaciones en noviembre de 2015, y junto con Betania producen el 8 % de la energía que se consume en el país. / Albarracín Gallego - Asoquimbo
Antes de la instalación de la represa de El Quimbo, a cargo de la empresa Emgesa, Estella Gutiérrez vivía en la vereda La Escalareta, en el municipio de Agrado (Huila). Se dedicaba a la ganadería y llevaba una vida tranquila hasta que en 2015 tuvo que dejar su casa y reasentarse en la vereda de Llano de la Virgen, en Altamira, pues su vivienda estaba ubicada dentro de las más de 8.500 hectáreas que se tenían que inundar para la construcción de la hidroeléctrica El Quimbo, proyecto aprobado en 2009.
Por María Camila Bonilla
Periodista con intereses en las áreas de medio ambiente, movimientos sociales y democracia, y conflictos y paz.mbonilla@elespectador.com