Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La madrugada del 16 de noviembre del 2020 pareció eterna. La lluvia golpeaba cual cincel los techos de los hogares, creando un nefasto estruendo desafinado. Los habitantes del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina se levantaron, quienes pudieron dormir, con el sonido avasallante del viento retumbando entre las palmeras y caminando sin cesar por las casas.
El Iota fue el segundo huracán que golpeó las ínsulas en noviembre del año pasado. El primero, fue el Eta. Sin embargo, Iota traía consigo la amenazante denominación de huracán categoría cinco en la escala Saffir Simpson, la más alta. Colombia nunca había experimentado un fenómeno natural de tal envergadura, por lo que el temor era generalizado.
Hasta el último momento, los isleños estuvieron expectantes ante el recorrido del huracán, en una suerte de plegaria silenciosa para que en un milagro, desviara su curso; tal como habían hecho en el pasado otros fenómenos naturales. No sucedió. Iota tocó tierra.
Luego, caos. Providencia sufrió una afectación del 98 %, pero San Andrés no se quedó atrás. Posterior a conocerse las imágenes del fatídico paso en las ínsulas, la batería de acciones del Gobierno Nacional no se hizo esperar. En principio, mediante el decreto 1472 del 18 de noviembre de 2020, el Presidente Iván Duque, declaró la existencia de una situación de Desastre en el Archipiélago y sus cayos, por el término de doce meses, prorrogables; con dicho marco constitucional se previó la intervención de las islas en pro de su recuperación.
San Andrés
En San Andrés, fueron registradas 2.542 viviendas en el registro único de damnificados y el Sistema de Evaluación de Daños y Análisis de necesidades, Edán. A partir de allí, la ruta para tratar de levantar lo que Iota desmoronó ha sido ardua. En esta materia, una de las voces más representativas es el pastor Augusto Francis, quien sostiene: “Desde un inicio, la directriz nacional fue aunar esfuerzos para la reconstrucción de Providencia, isla que lamentablemente tuvo una gran afectación. Sin embargo, nosotros también sufrimos los embates de los dos fenómenos naturales pero no fuimos visibilizados”.
Le puede interesar: Providencia: La lucha por la dignidad
Por otra parte, comenta Francis, existe gran preocupación con el registro de viviendas en el EDAN. Según informa, con el cabalgar del tiempo han aparecido casos de hogares isleños que fueron afectados por los huracanes y que no se encuentran incluidos en el registro por lo que a la postre, no recibirán ayuda alguna para la reconstrucción.
Ante esto, se han realizado plantones afuera de la gobernación con el fin de solicitar la ayuda de la administración para la apertura de la EDAN y, en este sentido, poder incluir a los habitantes. Empero, la última información conocida es que este sistema no se abrirá hasta que no se construyan las viviendas ya registradas.
Providencia
De otro lado está Providencia, principal foco de destrucción por el huracán. En conversación con Susana Correa, gerente para la reconstrucción de las islas, la funcionaria entregó un balance de la reconstrucción en dicha isla: “Tenemos entre viviendas nuevas y reconstruidas cerca del 54 %; de 1.787 viviendas, hemos entregado 962. Por otra parte, poseemos 280 frentes trabajando, con todos los materiales en la isla. Esperamos seguir trabajando. Concluimos en marzo del próximo año”.
También puede leer: Un año del huracán Iota: ¿En qué va la reconstrucción en San Andrés?
Igualmente, mencionó Correa, que han enfrentado diferentes retos: en principio, trabajar en una isla alejada del continente y con un nivel de destrucción tan elevado; seguidamente, generar una sinergia entre la necesidad de reconstruir la isla y el no dañar el patrimonio cultural y, por último, lograr tener las coordinaciones con la mano de obra y materiales a tiempo. Es menester recordar que Providencia solo tiene un muelle, el cual no tenía dragado, por lo que fue necesario la utilización de un buque externo para transportar los materiales.
Voces
Ana Gabriela Hawkins es habitante de Providencia. Antes tenía una posada nativa que era su fuente económica, como muchos de sus coterráneos, vivía de esta modalidad. El Iota destruyó todo. La isla todavía no ha tenido apertura económica. Sin embargo, Ana consiguió un empleo en el Banco Agrario, para poder comer.
No recibe ayuda alguna de la administración local, menciona, únicamente tuvo acceso a un subsidio entregado por FONTUR por 900 mil pesos durante cinco meses. De ahí en adelante, rema sola. “La reconstrucción es muy lenta, es puro favoritismo. Mi hermana está enferma, tiene diabetes, y todavía vive en una carpa. Es triste que estemos pasando por esto a un año de lo sucedido. Yo estoy abanderada de su proceso, porque ella no puede hacer las vueltas; siempre dicen que van a venir y nunca lo hacen. Los que más lo necesitamos tenemos menos apoyo”.
COVID avanza
Por otra parte, en las últimas semanas el archipiélago ha enfrentado una escalada de los casos COVID - 19, lo que ha encendido las alarmas en el territorio. Providencia, aún no tiene hospital completo. Otrora, Iván Duque se comprometió a realizar un hospital de nivel 2 en la isla, mismo que ya posee estudios y diseños para ser ejecutado y debe iniciar operaciones a mitad del próximo año. Mientras, las dolencias de los providencianos se atienden en el hospital de campaña desde el que son remitidos hacia San Andrés, en caso de alguna complicación.
Empero, el repunte pandémico obligó a afianzar las medidas de bioseguridad se han promulgado los siguientes anuncios, en aras de restarle velocidad de transmisión al virus: uso del tapabocas, exigencia del carnet de vacunación al ingreso en lugares públicos, refuerzo de las vacunas, incluido todo el personal que se encuentra apoyando la reconstrucción, aplicación de dosis de refuerzo para los adultos mayores, mejorar la Estrategia Prass y seguimiento a los casos positivos en casa.