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“En la mañana de hoy (domingo), he decidido aceptar la renuncia del secretario de Seguridad, Carlos Soler Parra (...) mientras se designa un nuevo secretario, será @Dranguet (Jimmy Dranguet), quien ocupará ese cargo temporalmente.”
(“El río Carare está pelado”: pescadores)
Con esas palabras, a través de su red social de Twitter el mandatario de los caleños, Jorge Iván Ospina, oficializó y aceptó la dimisión del cuestionado secretario de Seguridad, quien argumentado un “linchamiento mediático, no jurídico, donde se me han mancillado todos mis derechos fundamentales, desde la privacidad, por medio de interceptaciones ilegales, hasta el del buen nombre, presunción de inocencia y dignidad, con denuncias en redes sociales, que nunca han trascendido de ella (…) para forzar mi salida de la administración”.
En una intervención en vivo, Ospina comentó este domingo que en el marco del estallido social que se produjo el año pasado y que tuvo como epicentro la ciudad de Cali, en respuesta a la iniciativa de una reforma tributaria en un momento inoportuno, decidió vincular a su administración al coronel retirado Carlos Soler, para adelantar tareas en materia de seguridad y de reconciliación.
Recordó Ospina que su padre, Iván Marino Ospina, murió durante un operativo militar el 28 de agosto de 1985, y que el nombramiento de Soler era, precisamente, un gesto de reconciliación de su parte y como hijo de guerrillero, con el estamento militar.
Soler toma decisiones que no conocía, dijo Ospina, como incorporar a oficiales del Ejército y de la Policía a la Secretaría de Seguridad y de Justicia. “Creo que si el señor coronel Soler, me hubiese compartido que iba a incorporar a determinados coroneles y generales del Ejército en la Alcaldía de Cali, en el propósito del perdón y la reconciliación y civilizar este debate, yo creo que hubiese sentado con él y plantearlo cómo hacerlo de cara al país (...), pero nunca me lo plateó, nunca me lo compartió. Jamás se le ocurrió pensar que yo podría entender claramente lo que significa la reconciliación y el perdón, pero lo hizo, y cuando lo ha hecho a cuenta gotas de una contradicción directa, vienen sacando cada uno de los coroneles, oficiales y suboficiales allí vinculados”, señaló Ospina.
Se preguntó el alcalde si una persona que esté en la JEP ¿tiene imposibilitada su relación con el Estado? Esta es una de lo que calificó “lagunas” o dudas en torno a las decisiones del Soler. Al final, concluyó que el problema fue que Soler nunca le consultó “la incorporación de militares en un proceso que no fue construido y consultado conmigo. Yo no me opondría a que un militar que haya dicho la verdad ante la JEP trabaje en el estado local, pero también tendría que saber si tengo o no tengo una inhabilidad como gobernante en el vínculo de ese talento”
Desde hace varias semanas, Soler también ha sido centro de la polémica debido, entre otros temas, a que algunos militares en retiro contratados como asesores en ese despacho han sido cuestionados por presuntos nexos con el narcotráfico.