Alirio Pedraza, el abogado desaparecido un 4 de julio de 1990
Han pasado 25 años desde la desaparición del hombre recordado por su defensa a guerrilleros, líderes sociales, presos políticos, entre otros.
Luis Eduardo Celis - Asesor Fundación Paz y Reconciliación
Alirio Pedraza, nació en Sogamoso en 1950, fue desaparecido un 4 de julio de 1990, de eso hace 25 años.
Alirio, estudió derecho en la Universidad Nacional en Bogotá, donde fue muy influenciado por Eduardo Umaña Luna y Eduardo Umaña Mendoza, fue rebelde y apasionado por el cambio social, esta rebeldía la encauso luego de su graduación como abogado a defender guerrilleros, líderes sociales y políticos, desde el Comité de Solidaridad con los Presos Políticos, la institución que ayudó a fundar Gabriel García Márquez, junto a Enrique Santos Calderón y un puñado de dirigentes barriales y sindicales, que sigue ejerciendo su labor hasta el día de hoy.
Por su labor profesional, como abogado se ganó la animadversión, en sectores de las Fuerzas Armadas, que siempre lo vieron como “Guerrillero vestido de civil”, de hecho, la investigación judicial y el fallo del Tribunal de Cundinamarca, en el año 96, condeno a la nación a pagar una indemnización a su familia y estableció que la desaparición y posterior asesinato, fue cometida por agentes de la Policía Judicial.
Los hechos de su desaparición fueron así: El 4 de julio de 1990, aproximadamente a las l0:00 p.m. Alirio de Jesús Pedraza Becerra fue detenido arbitrariamente por un grupo de 8 hombres vestidos de civil y fuertemente armados, en momentos en que salía de la panadería San Pablo, en el Centro Comercial La Campiña, calle 145 con carrera 92, cerca de su residencia en el sector de Suba, al noroccidente de la ciudad de Bogotá.
Los captores habían llegado antes al mencionado lugar en tres vehículos automotores: un Mazda oscuro, un Chevrolet Trooper color blanco y un tercer vehículo. Los tres automóviles se estacionaron frente a la panadería y sus ocupantes lo atacaron y golpearon en momentos en que salía de la panadería, obligándolo a abordar el vehículo Mazda.
La investigación estableció que los hechos fueron observados por dos agentes de la policía quienes se encontraban en inmediaciones del sitio de los hechos. Dos de sus captores se identificaron ante estos policías como miembros de un organismo de seguridad del Estado, por lo cual los agentes de policía permitieron pasivamente la consumación de la aprehensión.
Cuando se dio la desaparición de Alirio, sus colegas del Comité de Solidaridad con los Presos Políticos y muchos otros organismos de derechos humanos, movilizaron sus recursos, para hallarlo y luego no desfallecieron en todas las acciones legales para que su caso no quedará en la impunidad.
Cuando se dio la condena a la nación, su Madre, la Señora Paulina Becerra viuda de Pedraza dijo que lo único que le interesaba es que la justicia y quienes se llevaron al menor de sus cuatro hijos entreguen su cadáver o le digan dónde lo enterraron. “La plata no es mi ansiedad, haga Dios su santa voluntad. Ojalá hubieran salvado a mi hijo, porque era un hijo bueno, como él no hay otro en la vida”.
Un amigo generacional lo recuerda así: “Buen abogado, inteligentísimo, con sentido del humor. Hombre de una sola mujer, de pocos amores, y dentro de ellos, solo la mujer con la que tuvo un hijo”. Alirio Pedraza estaba casado con Virginia Vargas y tenían un hijo, Oscar de 7 años.
Ahora que el país, piensa en la memoria y en entender tantas dinámicas de victimización, es bueno recordar a Alirio Pedraza.
@luchoceliscnai
Alirio Pedraza, nació en Sogamoso en 1950, fue desaparecido un 4 de julio de 1990, de eso hace 25 años.
Alirio, estudió derecho en la Universidad Nacional en Bogotá, donde fue muy influenciado por Eduardo Umaña Luna y Eduardo Umaña Mendoza, fue rebelde y apasionado por el cambio social, esta rebeldía la encauso luego de su graduación como abogado a defender guerrilleros, líderes sociales y políticos, desde el Comité de Solidaridad con los Presos Políticos, la institución que ayudó a fundar Gabriel García Márquez, junto a Enrique Santos Calderón y un puñado de dirigentes barriales y sindicales, que sigue ejerciendo su labor hasta el día de hoy.
Por su labor profesional, como abogado se ganó la animadversión, en sectores de las Fuerzas Armadas, que siempre lo vieron como “Guerrillero vestido de civil”, de hecho, la investigación judicial y el fallo del Tribunal de Cundinamarca, en el año 96, condeno a la nación a pagar una indemnización a su familia y estableció que la desaparición y posterior asesinato, fue cometida por agentes de la Policía Judicial.
Los hechos de su desaparición fueron así: El 4 de julio de 1990, aproximadamente a las l0:00 p.m. Alirio de Jesús Pedraza Becerra fue detenido arbitrariamente por un grupo de 8 hombres vestidos de civil y fuertemente armados, en momentos en que salía de la panadería San Pablo, en el Centro Comercial La Campiña, calle 145 con carrera 92, cerca de su residencia en el sector de Suba, al noroccidente de la ciudad de Bogotá.
Los captores habían llegado antes al mencionado lugar en tres vehículos automotores: un Mazda oscuro, un Chevrolet Trooper color blanco y un tercer vehículo. Los tres automóviles se estacionaron frente a la panadería y sus ocupantes lo atacaron y golpearon en momentos en que salía de la panadería, obligándolo a abordar el vehículo Mazda.
La investigación estableció que los hechos fueron observados por dos agentes de la policía quienes se encontraban en inmediaciones del sitio de los hechos. Dos de sus captores se identificaron ante estos policías como miembros de un organismo de seguridad del Estado, por lo cual los agentes de policía permitieron pasivamente la consumación de la aprehensión.
Cuando se dio la desaparición de Alirio, sus colegas del Comité de Solidaridad con los Presos Políticos y muchos otros organismos de derechos humanos, movilizaron sus recursos, para hallarlo y luego no desfallecieron en todas las acciones legales para que su caso no quedará en la impunidad.
Cuando se dio la condena a la nación, su Madre, la Señora Paulina Becerra viuda de Pedraza dijo que lo único que le interesaba es que la justicia y quienes se llevaron al menor de sus cuatro hijos entreguen su cadáver o le digan dónde lo enterraron. “La plata no es mi ansiedad, haga Dios su santa voluntad. Ojalá hubieran salvado a mi hijo, porque era un hijo bueno, como él no hay otro en la vida”.
Un amigo generacional lo recuerda así: “Buen abogado, inteligentísimo, con sentido del humor. Hombre de una sola mujer, de pocos amores, y dentro de ellos, solo la mujer con la que tuvo un hijo”. Alirio Pedraza estaba casado con Virginia Vargas y tenían un hijo, Oscar de 7 años.
Ahora que el país, piensa en la memoria y en entender tantas dinámicas de victimización, es bueno recordar a Alirio Pedraza.
@luchoceliscnai