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Ana Lucía Caicedo Laurido es ingeniera electrónica de la Universidad de Nariño, magister en Oceanografía Física de la Escuela Naval de Cadetes “Almirante Padilla” y candidata a doctorado en Ciencias del Mar de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Nació en Tumaco, Nariño, hace 36 años. Su nombre se volvió un referente en esa zona del Pacífico, luego de más de ocho años de trabajo con las comunidades afrodescendientes. En 2018 recibió el “Reconocimiento Afro” del Ministerio del Interior por su labor con comunidades afrocolombianas. Este año fue seleccionada en la categoría de Ciencia, Tecnología e Innovación de la primera versión del concurso “El Poder de las Mujeres en Nariño”, un espacio que busca resaltar la labor de quince mujeres étnicas, rurales, empresarias, académicas y políticas de ese departamento.
Ana es la primera oceanógrafa de Tumaco. Un mérito que más allá de hacerla alardear de ello, la motiva a cambiar esa realidad. Asegura que debería haber más profesionales de la región en esa profesión. “Tenemos muchas características regionales que nos permiten tener un mayor desarrollo. Trato de que la gente vea en el océano una oportunidad de desarrollo. Ahora es muy triste que yo sea la única oceanógrafa de la región, pues al estar rodeados de océano debería ser más común que hayan profesionales de este tipo”, dice Ana, quien en su día a día trata de llevar ese mensaje a las jóvenes.
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En el 2010 hizo sus practicas profesionales de ingeniera electrónica en la Dirección General Marítima (Dimar). Dos años después, en 2012, logró ingresar de manera oficial a esa entidad, donde actualmente se desempeña como científica de la Autoridad Marítima Colombiana en Tumaco. Desde entonces, su trabajo con el mar no para. “Mi enfoque ha sido la creación de herramientas de información sobre el conocimiento del océano, el comportamiento numérico para tener mayor información sobre el oleaje en la costa. Recientemente estamos trabajando lo que tiene que ver con el estudio de las afectaciones al mar por los derrame de hidrocarburos, que son muy recurrentes en esta zona”, detalla la profesional.
En 2018 fue escogida por el Ministerio del Interior para recibir el “Reconocimiento Afro”, un espacio para resaltar la labor de lideres regionales con sus mismas comunidades. “Mi compromiso es darle a conocer los datos sobre el océano a los estudiantes, con las visitas a las escuelas; y a todo el público en general. Por ejemplo, si nosotros no damos una buena información ya sea en cuanto al oleaje o la temperatura de las aguas, la labor no va a ser segura y las actividades de pesca serían poco productivas para las comunidades”, explica Ana.
La oceanógrafa participó en la III Expedición a la Antártica Verano Austral 2016 – 2017, como parte de las acciones del Programa Antártico Colombiano, promovido por la Comisión Colombiana del Océano (CCO). Ese trabajo también fue fundamental para ser reconocida por el Ministerio del Interior.
Este año fue seleccionada en la categoría de Ciencia, Tecnología e Innovación de la primera versión del concurso “El Poder de las Mujeres en Nariño”, un espacio del periódico regional Página 10, que busca resaltar la labor de quince mujeres étnicas, rurales, empresarias, académicas y políticas de ese departamento. Para ella eso es un gran logro, pues la motiva a seguir trabajando para sus comunidades. “Yo amo esta región. Tiene cosas negativas, pero en el proceso de estar informando muchas veces se pueden olvidar y mostrar lo positivo”, dice Ana.
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Esta tumaqueña nació en un hogar de recursos limitados, por lo que le tocó suspender la universidad para poder trabajar, ahorrar y luego retomar sus estudios de ingeniería electrónica. “Los jóvenes pueden decir que estudiar esto no da plata o quizás que yo lo lo estudié porque era rica, y no es así. Mi mamá siempre ha estado con los negocios de panadería y mi papá tenía un sueldo estable, para sostener a cinco hijos”, cuenta Ana, quien antes de empezar la universidad realizó estudios técnicos de hotelería y turismo en el SENA, conocimientos que le fueron útiles para trabajar el año que se retiró de la universidad en un hotel de Tumaco.
Tras estudiar su pregrado, siguió con esa disciplina que la llevó a ser merecedora de una beca para una maestría en oceanografía. Dice que quiere seguir aprendiendo y trabajando con sus comunidades, especialmente para enseñarles a aprovechar los recursos que el océano les da.
“Es bonito sentir que estoy aportando en algo dentro de lo poco que yo puedo saber. Me gusta que lo que puedo transmitir, le puede ser de utilidad a otras personas. Me gustaría que de aquí a 10 años uno pueda decir que la cantidad de estudiantes en esta línea son muchos”, concluye Ana.