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Un giro dio el caso por el asesinato del rector y gestor cultural Armando Rivero, tras la legalización de captura de su esposa e hijastro, quienes son acusados de haber estado detrás del crimen, que se registró en julio de este año. En la audiencia de imputación de cargos, la Fiscalía reveló que la geolocalización de los celulares de los acusados fue una de las claves en la investigación.
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Armando Luis Rivero Manjarez era un reconocido docente y gestor cultural en Sucre, además de rector de la Institución Educativa Gavaldá, del municipio de Guaranda; integrante del Festival Nacional de Gaitas de Ovejas, y locutor de una emisora local. Por lo que, tras registrarse su desaparición el 12 de julio de este año, hubo pronunciamientos hasta del Ministerio de Cultura, que reconoció su labor.
Lo primero que se encontró fue su carro incinerado en el municipio de Tuchín, lo que encendió las alarmas de las autoridades y organizaciones como Fecode, que pidieron su regreso ante especulaciones de un posible secuestro, pero finalmente el cuerpo fue encontrado cinco días después de su desaparición, en avanzado estado de descomposición, bajo un puente de la carretera que comunica los municipios de Sampués y San Benito Abad, en Sucre.
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A dos meses de registrarse el hecho, las autoridades capturaron a Juana Yaneth Perea, de quien se estaba separando Rivero, y a su hijo Yofran Orozco Perea, que fueron imputados por los delitos de desaparición forzada y agravada en concurso con homicidio agravado.
En la audiencia, la Fiscalía indicó que por la georreferenciación del celular de Yofran, se pudo desmentir el testimonio del joven en el que decía que Rivero lo había dejado en su casa en Villa Natalia, Sincelejo, luego de recibir una llamada. “En realidad estaba donde apareció el cuerpo. Rayó en el cinismo”, explicó el fiscal.
Sumado a esto, la Fiscalía indicó que el joven había tenido conversaciones con terceros, mientras Rivero seguía desaparecido, en las que señalaba cómo se haría la división de bienes y la parte de un seguro de vida que le correspondería a su mamá.
En cuanto a Juana Perea, el ente investigador se centró en la llamada anónima que ella recibió de una mujer que le dijo que buscara el cuerpo en Sampués. La georreferenciación evidenció que el número desde el que se realizó la llamada se movía con Juana y solo fue usado ese día para llamarla a ella y a un familiar de Rivero.
Finalmente, el fiscal se refirió al asesinato del gestor cultural, de la que aseguró fue “una muerte traumática, con violencia y sevicia”. El informe señala que lo habrían golpeado con un objeto contundente, así como le dispararon en varias ocasiones, mientras que su cuerpo muestra señales de defensa.
Frente a los cargos, tanto Perea como su hijo se declararon inocentes. “Prefiero estar muerta antes de pagar por algo que yo no he hecho, mejor prefiero morirme”, dijo la mujer en la audiencia que continuará este martes 8 de octubre.