Así arrancó el año escolar en el Catatumbo
Hay instituciones educativas de esa subregión nortesantandereana que alcanzaron el punto óptimo en infraestructura y mobiliario para iniciar con la presencialidad. Sin embargo, en otras los alumnos no tienen pupitres ni transporte escolar.
Giovanni Mejía Cantor
Una jornada de protesta fue la primera actividad de la comunidad educativa del centro educativo rural Benjamín Quintero Álvarez, ubicado en el corregimiento de La Vega de San Antonio, en el municipio de La Playa de Belén (Norte de Santander), en la que se forman 300 estudiantes, varios de ellos del sector rural. Allí la mayoría de los docentes no son del corregimiento y tardan hasta nueve horas en desplazarse. Entretanto, es común que los estudiantes caminen jornadas de cuatro o cinco horas para llegar a la institución. La razón: no cuentan con transporte escolar y las vías de acceso no están en buen estado, lo que dificulta aún más el recorrido.
Así lo dio a conocer la rectora de este centro educativo, María Belén Ríos Hernández, quien se traslada desde la capital del departamento hasta este centro poblado para cumplir con su deber. “Vivo en Cúcuta, son nueve horas para llegar a La Vega de San Antonio, la mayoría de compañeros viven en Ocaña, para ellos son cinco horas de camino, pero realmente lo hacemos con una gran pasión”.
Además, según narra la docente, las condiciones de la institución no son las mejores, porque hace falta personal de aseo, no tienen los pupitres suficientes para todos los estudiantes y no cuentan con la cobertura completa para el Plan de Alimentación Escolar (PAE).
A esto se suma el problema económico de las familias, que se complicó con la pandemia, y por eso los niños son empleados para trabajar. “La Vega es una población que pasa necesidades y la gran mayoría de los estudiantes trabajan en el campo. Si queremos rescatar a los niños para que no se vayan a la guerra, debemos ayudarlos con educación y formación de calidad”, manifestó Ríos Hernández.
Una situación similar afronta el colegio integrado Gilberto Claro Lozano, del corregimiento de Aspasica, también en La Playa de Belén, que recibe a 255 estudiantes para su formación académica. En esta institución el panorama es similar, pues están a la espera de la contratación para el transporte escolar y en estos momentos requieren pupitres para dictar las clases. Su rector, Álvaro José Molina, indicó que “una persona dueña de un restaurante prestó las sillas y mesas para que los niños estuvieran cómodos, pero debemos devolverlas lo más pronto posible”. La Alcaldía de La Playa de Belén adelanta gestiones para hacer la entrega de los pupitres faltantes, según comunicó a través de la Secretaría de Gobierno.
Proceso de matrícula en la presencialidad
En cuanto a la matrícula, los municipios del Catatumbo aún están recibiendo a los menores. En Teorama, el alcalde Róbinson Salazar ha dicho que este año han aumentado los matriculados, “hemos visto que han incrementado en los colegios, como en (el corregimiento) San Pablo, que antes tenía 1.400 niños, ya hoy cuenta con 1.800 estudiantes, por lo que requiere más docentes. Hemos estado solicitando una reunión con la Secretaría de Educación para pedir a más educadores”. Asimismo, indica que con el crecimiento de las matrículas es necesario solicitar la adecuación de las instalaciones y tener más aulas para poder recibir a los estudiantes.
En el municipio de Convención, el Instituto Agrícola cuenta con 18 sedes educativas y, según el rector de esta institución, Josué Trillos, los jóvenes, que en su gran mayoría pertenecen al sector rural, son población vulnerable, deben ayudar a sus familias y trabajar en cultivos de uso ilícito.
“Nuestros muchachos campesinos trabajan en estos cultivos, entonces el joven labora y gana recursos y ya no quiere retornar a las aulas, porque para ellos la escuela no les genera ganancias. Estamos haciendo un trabajo con la orientación escolar, con comisarías de familia, para que los padres entiendan que la educación es un derecho fundamental y es una obligación darles el servicio educativo a los niños”.
Según el secretario de Educación del departamento, Diomar Velásquez, “cerca de 4.000 niños aún faltan por matricularse, ya que se espera que en todo el departamento se logre un total de 156.568 niños matriculados, estando en estos momentos en un 97 % de matrículas en los 39 municipios del departamento, de los cuales el 50 % corresponde a la región del Catatumbo, que se encuentra en un 95 % en cuanto a este proceso.
Velásquez agregó que en Ábrego aún faltan 290 niños por matricular; en Convención, 320; en el Carme, 256; en El Tarra, 362; en Hacarí, 77; La Playa de Belén, 105; Ocaña, 1.068, donde se espera que las matrículas lleguen a 20751; en San Calixto, 213; Sardinata, 444; en Teorama, 315, y en Tibú se espera lograr un total de 17.180 niños y aún hacen faltan 1.199 por matricular.
Asimismo, indicó que “durante el primer año de la pandemia en el departamento se dio una deserción de 6.000 niños aproximadamente, pero en todo el tiempo donde los menores no asistieron a las aulas se generó un retraso del 60 % en la calidad de aprendizaje, por lo que esperamos que al finalizar febrero se logre el 100 % de matrículas”.
Por otra parte, el secretario manifestó que “se cuenta con material de bioseguridad para cumplir con los protocolos en las aulas, las instituciones cuentan con suministro de tapabocas, jabón para lavado de manos y el alcohol para la desinfección, además de un giro para los 39 municipios por $2.500 millones para pequeños arreglos locativos en algunas instituciones donde necesitaban mejorar ventilación, sin embargo, en 17 sedes todavía hay problemas de infraestructura”.
Una jornada de protesta fue la primera actividad de la comunidad educativa del centro educativo rural Benjamín Quintero Álvarez, ubicado en el corregimiento de La Vega de San Antonio, en el municipio de La Playa de Belén (Norte de Santander), en la que se forman 300 estudiantes, varios de ellos del sector rural. Allí la mayoría de los docentes no son del corregimiento y tardan hasta nueve horas en desplazarse. Entretanto, es común que los estudiantes caminen jornadas de cuatro o cinco horas para llegar a la institución. La razón: no cuentan con transporte escolar y las vías de acceso no están en buen estado, lo que dificulta aún más el recorrido.
Así lo dio a conocer la rectora de este centro educativo, María Belén Ríos Hernández, quien se traslada desde la capital del departamento hasta este centro poblado para cumplir con su deber. “Vivo en Cúcuta, son nueve horas para llegar a La Vega de San Antonio, la mayoría de compañeros viven en Ocaña, para ellos son cinco horas de camino, pero realmente lo hacemos con una gran pasión”.
Además, según narra la docente, las condiciones de la institución no son las mejores, porque hace falta personal de aseo, no tienen los pupitres suficientes para todos los estudiantes y no cuentan con la cobertura completa para el Plan de Alimentación Escolar (PAE).
A esto se suma el problema económico de las familias, que se complicó con la pandemia, y por eso los niños son empleados para trabajar. “La Vega es una población que pasa necesidades y la gran mayoría de los estudiantes trabajan en el campo. Si queremos rescatar a los niños para que no se vayan a la guerra, debemos ayudarlos con educación y formación de calidad”, manifestó Ríos Hernández.
Una situación similar afronta el colegio integrado Gilberto Claro Lozano, del corregimiento de Aspasica, también en La Playa de Belén, que recibe a 255 estudiantes para su formación académica. En esta institución el panorama es similar, pues están a la espera de la contratación para el transporte escolar y en estos momentos requieren pupitres para dictar las clases. Su rector, Álvaro José Molina, indicó que “una persona dueña de un restaurante prestó las sillas y mesas para que los niños estuvieran cómodos, pero debemos devolverlas lo más pronto posible”. La Alcaldía de La Playa de Belén adelanta gestiones para hacer la entrega de los pupitres faltantes, según comunicó a través de la Secretaría de Gobierno.
Proceso de matrícula en la presencialidad
En cuanto a la matrícula, los municipios del Catatumbo aún están recibiendo a los menores. En Teorama, el alcalde Róbinson Salazar ha dicho que este año han aumentado los matriculados, “hemos visto que han incrementado en los colegios, como en (el corregimiento) San Pablo, que antes tenía 1.400 niños, ya hoy cuenta con 1.800 estudiantes, por lo que requiere más docentes. Hemos estado solicitando una reunión con la Secretaría de Educación para pedir a más educadores”. Asimismo, indica que con el crecimiento de las matrículas es necesario solicitar la adecuación de las instalaciones y tener más aulas para poder recibir a los estudiantes.
En el municipio de Convención, el Instituto Agrícola cuenta con 18 sedes educativas y, según el rector de esta institución, Josué Trillos, los jóvenes, que en su gran mayoría pertenecen al sector rural, son población vulnerable, deben ayudar a sus familias y trabajar en cultivos de uso ilícito.
“Nuestros muchachos campesinos trabajan en estos cultivos, entonces el joven labora y gana recursos y ya no quiere retornar a las aulas, porque para ellos la escuela no les genera ganancias. Estamos haciendo un trabajo con la orientación escolar, con comisarías de familia, para que los padres entiendan que la educación es un derecho fundamental y es una obligación darles el servicio educativo a los niños”.
Según el secretario de Educación del departamento, Diomar Velásquez, “cerca de 4.000 niños aún faltan por matricularse, ya que se espera que en todo el departamento se logre un total de 156.568 niños matriculados, estando en estos momentos en un 97 % de matrículas en los 39 municipios del departamento, de los cuales el 50 % corresponde a la región del Catatumbo, que se encuentra en un 95 % en cuanto a este proceso.
Velásquez agregó que en Ábrego aún faltan 290 niños por matricular; en Convención, 320; en el Carme, 256; en El Tarra, 362; en Hacarí, 77; La Playa de Belén, 105; Ocaña, 1.068, donde se espera que las matrículas lleguen a 20751; en San Calixto, 213; Sardinata, 444; en Teorama, 315, y en Tibú se espera lograr un total de 17.180 niños y aún hacen faltan 1.199 por matricular.
Asimismo, indicó que “durante el primer año de la pandemia en el departamento se dio una deserción de 6.000 niños aproximadamente, pero en todo el tiempo donde los menores no asistieron a las aulas se generó un retraso del 60 % en la calidad de aprendizaje, por lo que esperamos que al finalizar febrero se logre el 100 % de matrículas”.
Por otra parte, el secretario manifestó que “se cuenta con material de bioseguridad para cumplir con los protocolos en las aulas, las instituciones cuentan con suministro de tapabocas, jabón para lavado de manos y el alcohol para la desinfección, además de un giro para los 39 municipios por $2.500 millones para pequeños arreglos locativos en algunas instituciones donde necesitaban mejorar ventilación, sin embargo, en 17 sedes todavía hay problemas de infraestructura”.