06 de diciembre de 2016 - 02:42 p. m.
Así nació la Libreta de Apuntes de Guillermo Cano
Su padre Gabriel Cano fue quién lo motivó a escribir esta columna.
Redacción El Espectador
Archivo / Guillermo Cano, junto a su padre y sus hermanos.
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La sugerencia fue de su padre Gabriel Cano, quien le insistió en que además de sus labores como director o editorialista del diario, debía escribir una columna firmada. De esa manera, hacia julio de 1979, en plena aplicación del Estatuto de Seguridad de Turbay Ayala y cuando ya abundaban las críticas sobre la violación de derechos humanos, Guillermo Cano publicó por primera vez su Libreta de Apuntes, así llamada porque ese fue su método de trabajo: anotaciones diarias hasta consolidar un sólido editorial. (Vea el especial 30 años sin Guillermo Cano)
Desde ese momento, la Libreta de Apuntes se convirtió en su espacio personal, no solo para dar a conocer su pensamiento político o sus reflexiones sobre el acontecer nacional, sino también para escribir sobre aspectos disímiles de la vida cotidiana, de los amigos, las aficiones, en general del fluir de la vida a través de la óptica de un periodista que ya llevaba un cuarto de siglo al frente de El Espectador, y que en una larga carrera periodística había demostrado el talante suficiente como para consolidar el diario. (Lea: Estas eran las noticias del 6 de diciembre de 1986)
De cara a los años 80 que ya se advertían de difícil tránsito, Guillermo Cano había consolidado una redacción en la que tres de sus hijos, Juan Guillermo, Fernando y Camilo ya habían comenzado el relevo generacional de la familia en asuntos periodísticos. De igual modo, siempre en la compañía de José Salgar, comenzaba a abrirse paso una nueva generación de periodistas acompañados por los ya consagrados editores Mike Forero, Luis de Castro, Carlos Murcia, Luis Palomino y Pablo Augusto Torres, entre otros. (Así era la familia de Guillermo Cano)
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Archivo / Guillermo Cano, junto a su padre y sus hermanos.
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La sugerencia fue de su padre Gabriel Cano, quien le insistió en que además de sus labores como director o editorialista del diario, debía escribir una columna firmada. De esa manera, hacia julio de 1979, en plena aplicación del Estatuto de Seguridad de Turbay Ayala y cuando ya abundaban las críticas sobre la violación de derechos humanos, Guillermo Cano publicó por primera vez su Libreta de Apuntes, así llamada porque ese fue su método de trabajo: anotaciones diarias hasta consolidar un sólido editorial. (Vea el especial 30 años sin Guillermo Cano)
Desde ese momento, la Libreta de Apuntes se convirtió en su espacio personal, no solo para dar a conocer su pensamiento político o sus reflexiones sobre el acontecer nacional, sino también para escribir sobre aspectos disímiles de la vida cotidiana, de los amigos, las aficiones, en general del fluir de la vida a través de la óptica de un periodista que ya llevaba un cuarto de siglo al frente de El Espectador, y que en una larga carrera periodística había demostrado el talante suficiente como para consolidar el diario. (Lea: Estas eran las noticias del 6 de diciembre de 1986)
De cara a los años 80 que ya se advertían de difícil tránsito, Guillermo Cano había consolidado una redacción en la que tres de sus hijos, Juan Guillermo, Fernando y Camilo ya habían comenzado el relevo generacional de la familia en asuntos periodísticos. De igual modo, siempre en la compañía de José Salgar, comenzaba a abrirse paso una nueva generación de periodistas acompañados por los ya consagrados editores Mike Forero, Luis de Castro, Carlos Murcia, Luis Palomino y Pablo Augusto Torres, entre otros. (Así era la familia de Guillermo Cano)
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Por Redacción El Espectador
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