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La riqueza y variedad del sector agrícola y minero en el Sur del país es tan amplia como los pisos térmicos que reúnen sus cuatro departamentos. Va desde los cultivos de café y mangostino en el Tolima, el castaño de monte y la ganadería en el Caquetá, la siembra de arroz y la explotación de roca calcárea en el Huila, hasta la producción acuícola y de lácteos en el Putumayo.
Según cifras del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, al cierre de febrero del 2024 los cuatro departamentos de la región Sur de Colombia representaron el 4,47% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. El caso del Tolima fue el más destacado con una participación del 2,08% en el PIB nacional.
El sector agrícola, uno de los renglones más importantes de la economía regional, se suma a otras fuentes como el turismo, que cada vez toma más fuerza en distintos departamentos del país. Sin embargo, los altos resultados de productividad de Caquetá, Huila, Tolima y Putumayo se deben en gran parte a la capacidad de agenciamiento de proyectos de ordenamiento del aparato productivo.
La inversión de recursos en el fortalecimiento de la infraestructura agroindustrial, la investigación científica y el mejoramiento genético de plantas y animales como los bovinos, da ejemplo de la importancia de pensar en los resultados de productividad del campo cuando se organiza de forma efectiva.
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Juan Pablo Jaramillo, secretario de Agricultura del Caquetá, explicó que una de las apuestas del departamento se centra en el sector ganadero. Por esa razón adelantan el estudio de factibilidad, oferta y demanda para la creación de una planta pulverizadora o pasteurizadora de leche. El estudio cuenta con la financiación de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y tiene un valor de $700 millones.
A esta inversión se suman los esfuerzos por fortalecer unidades productivas de sectores como el del plátano, la caña de azúcar y proyectos de agricultura familiar y comunitaria que benefician a 500 pequeños productores y sus familias. Además, avanza la implementación de los pagos por servicios ambientales en el municipio de El Doncello, donde 114 familias son beneficiarias por la siembra de 250 mil árboles en 170 hectáreas protegidas.
El funcionario explicó que en el Caquetá se producen diariamente 1′900.000 litros de leche, de los cuales la mitad está destinada a la producción de queso salado picado. Para aumentar los indicadores, la Gobernación trabajará en la inversión de 600 millones de pesos para el mejoramiento genético en la ganadería de doble propósito.
En el caso del Putumayo, donde en 2014 el Gobierno Nacional invirtió $420 millones para construir un centro de acopio lácteo que benefició a ochenta pequeños ganaderos, este sector productivo tiene gran importancia. Según el inventario bovino de 2016 a 2019 realizado por el DANE, el departamento alcanzó 354.377 cabezas de ganado. La cifra mostró con crecimiento sostenido respecto a los tres años anteriores.
En agosto de 2023, la Agencia de Desarrollo Rural (ADR) visitó el departamento y se comprometió con la construcción de un nuevo centro de acopio para lácteos, frutas y hortalizas, una planta procesadora de leche y un centro agroindustrial. Esto como parte de la apuesta por mejorar su productividad.
Mientras tanto, en el Huila la administración trabaja en el fortalecimiento del agro con investigaciones que les permita sustituir “el mito de que cualquier cosa se puede producir en cualquier sitio”, como indicó Carlos Cuellar, secretario de Agricultura y Minería. Allí, la apuesta en el sector agrícola es por el desarrollo de una sostenibilidad productiva y “climáticamente inteligente”.
Lo anterior implica la inversión de recursos de mejoramiento genético de cultivos como el arroz, que les permita ser más resistentes a las variaciones del clima. El ordenamiento y tecnificación del agro se suma a la inversión en proyectos mineros que benefician la productividad del campo. Tal es el caso de la planta de fertilizantes del municipio de Palermo.
El proyecto está pensado para la trituración de roca calcárea y su aprovechamiento en la producción de fertilizantes agrícolas. El secretario Cuellar señaló que la ejecución avanza en aproximadamente el 60% y ha tenido una inversión de $5.000 millones. “Debemos apostarle al ordenamiento de la producción y del campo (…). Adicionalmente, garantizar la permanencia del campesinado en las zonas rurales, con condiciones que las hagan más habitables”, concluyó.
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Finalmente, en el Tolima hay un interés especial por mejorar los procesos de poscosecha y transformación de productos como el café. También tiene gran relevancia la tecnificación y transformación de las cadenas productivas del cacao, el maíz, la ganadería sostenible y con tecnología. Así lo indicó Fernando Borja Sánchez, secretario de Desarrollo Agropecuario y Producción Alimentaria.
Uno de los proyectos más importantes es la Escuela de Café, que no solo busca aportar al ordenamiento productivo, sino también al “empalme generacional del campo, que se está envejeciendo”; dijo el funcionario. Para tal fin, la Gobernación trabaja en una alianza con la Universidad del Tolima y la Federación Nacional de Cafeteros. Adriana Magali Matiz, su gobernadora, explicó que, con “una inversión de nueve mil millones de pesos, queremos formar a mil jóvenes de todo nuestro departamento”.
Las cifras oficiales indican que el turismo, el café y los textiles bajo el modelo de clúster, han permitido el desarrollo económico del departamento y de Ibagué, su capital. La zona cafetera productiva es de 116.114 hectáreas, de un total de 884.141 aptas para la siembra del grano. El ecosistema cafetero está compuesto también por al menos 61.955 familias y 71.878 fincas cafeteras, lo que hace del Tolima el tercer productor de café del país.
El secretario Borja concluyó que la apuesta del Sur de Colombia es aprovechar la riqueza agrícola del territorio a través de la “especialización de la región por sectores y la transformación; mejorando procesos productivos podemos crecer y avanzar”. Igual que en el Tolima, los departamentos de Caquetá, Huila y Putumayo están seguros de que la transformación social de la región parte de la evolución del campo.
*Este es un contenido desarrollado en el marco de la iniciativa Construyendo Regiones de Progreso, de la Federación Nacional de Departamentos, y apoyado por El Espectador.
