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Fueron 71 los ocupantes de la aeronave que fallecieron, la mayoría de ellos miembros del club de fútbol brasileño Chapecoense, periodistas e invitados espaciales a la frustrada final de la Copa Sudamericana, que iban a jugar contra Atlético Nacional. Sólo seis personas sobrevivieron, cinco de las cuales siguen hospitalizadas. ¡Tumirí es un milagro! (Lea: Agradecimiento de Erwin Turimi, técnico de vuelo del Chapecoense, a los colombianos)
Al abrirse la puerta de la pequeña oficina y salir escoltado hacia el baño por un policía, todas las miradas se volvieron a él. Irónicamente, Tumirí estaba conociendo el aeropuerto al que su avión no alcanzó a llegar cinco días antes. Caminaba como si no le hubiera pasado nada, como quien se cae de su bicicleta y se levanta. (Lea también: Cuerpos de las víctimas del accidente de Chapecoense son repatriados)
Maryluz Avendaño, corresponsal de El Espectador en Medellín, habló con el sobreviviente que, a pocos días del trágico accidente, mostró una recuperación milagrosa.
Me acerqué a saludarlo con el corazón acelerado por la emoción. Su voz tímida, sus ojos alegres y llenos de vida me sorprendieron. Le extendí la mano temblorosa y lo felicité por estar aquí, vivo, entre nosotros. Me respondió que estaba muy agradecido con todos los colombianos por lo que hicieron para salvarle la vida.
Recordó al intendente Ramírez, quien lo abrigó con una chaqueta en el momento en que lo rescataron: “Estoy muy agradecido con él, los bomberos, los médicos, con todos”, y agregó: “Ya les dejé un video agradeciendo. No puedo ver un montón de periodistas, todavía no”.
Se le ve tranquilo y de buen ánimo: “Eso me ayuda a recuperar”. Me dijo que estaba ansioso de llegar a Bolivia, donde espera seguir su proceso de recuperación y determinar el momento en que contará lo que le ocurrió a los medios: “Ya voy a ver cuándo voy a hablar, a contar lo que pasó”.
Con la timidez de un niño asustado, pero la alegría reflejada en sus ojos y una sonrisa que no se borra, se despidió. Me dio la mano y caminó firme hacia la oficina a esperar su vuelo.
A las 7:15 p.m. despegó su avión hacia Bogotá y luego a Bolivia, a donde tenía previsto llegar en la madrugada, con la promesa de regresar a Colombia, pues asegura que Medellín y Colombia entera ahora son parte de su familia.