Encuentran con vida a los niños desaparecidos en la selva de Guaviare

Tras cinco semanas de incertidumbre, fuentes de las Fuerzas Militares confirmaron el hallazgo con vida de los cuatro niños desaparecidos en la selva del Caquetá, quienes eran pasajeros de la aeronave tipo Cessna HK 2803, que se accidentó el pasado primero de mayo, mientras cubría la ruta Arauca y San José del Guaviare.

A la zona se desplaza un helicóptero, que ya estaba listo, para recoger a los niños, quienes deberán recibir una valoración médica, según informaron fuentes a este medio. El equipo de búsqueda confirmó que se hallaron con vida a los cuatro menores de edad, quienes habrían sobrevivido por los kits que desde hace quince días ha estado lanzando el Ejército.

Lea: Así fue el rescate de las víctimas fatales del accidente aéreo en Guaviare

Lesly Jacobo Bonbaire, de 13 años; Soleiny Jacobombaire Mucutuy, de 9 años; Tien Noriel Ronoque Mucutuy, de 4 años, y Cristin Neriman Ranoque Mucutuy, de 11 meses, provienen de la comunidad indígena muinane, que son considerados uitoto y viven cerca del río Cahuinarí y de la Araracuara, en Caquetá, de donde salieron el día del accidente.

La búsqueda de los niños de 13, 9, 4 años y el bebé de 11 meses se focalizó desde el pasado martes 16 de mayo, cuando se encontraron los restos de la aeronave y de los tres adultos que también se movilizaban en ella. Se trata del piloto Hernán Murcia; Magdalena Mucutuy Valencia, madre de los niños desaparecidos; y Herman Mendoza Hernández, líder uitoto de la Organización Nacional de los Pueblos de la Amazonía Colombiana (OPIAC).

Los encargados de los operativos de rescate centraron sus fuerzas en encontrarlos con vida, tras la aparición de elemento que inducían que los niños se movilizaron buscando una salida de la selva. Entre estos, el equipo de búsqueda encontró un tetero, que al parecer era del bebé, un cambuche, que localizó un perro, en el que se encontraron unas tijeras y unas moñas para el cabello, y en el que las autoridades creen pudieron dormir los niños.

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Además, en la zona del siniestro se halló una maleta que fue abierta. Mientras que, durante la búsqueda terrestre, los militares hallaron huellas frescas que podrían ser de la niña mayor.

Con el fin de facilitar la búsqueda, un avión fantasma de las Fuerzas Militares lanzó bengalas sobre la zona de búsqueda para dar mayor visibilidad a los comandos durante la búsqueda nocturna. Al mismo tiempo, desde un helicóptero reprodujeron un audio de la abuela de los niños, en el que les pedía, en su lengua, que se quedaran quietos para que pudieran ubicarlos.

De acuerdo con la Defensa Civil, la desaparición de la aeronave se dio a las 7:45 a.m. de ese lunes festivo, luego de que el piloto de la aeronave reportó fallas en el motor e indicó que intentaría aterrizar sobre un cuerpo de agua que había en la zona donde se presentó la emergencia.

El director de la Aeronáutica Civil, Sergio París Mendoza, señaló que, como hipótesis, creen que el piloto hizo un viraje e intentó arborizar, pero por la altura de los árboles, la aeronave cayó al suelo, en medio de zona rural de Solano (Caquetá).

La incertidumbre reinó la búsqueda de los niños desaparecidos, luego de que el pasado 17 de mayo, el presidente Gustavo Petro publicara un trino en el que aseguró que los cuatro menores de edad habían aparecido con vida. Con el paso de las horas y tras un largo silencio de las instituciones involucradas, las Fuerzas Militares señalaron que no tenían en su poder a los niños, mientras que Presidencia aseguró que la información había sido confirmada por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).

Esa misma noche, el propio ICBF publicó un comunicado en el que indicó que la información la dio una fuente en la zona, que aseguró que los niños estaban siendo trasladados a una comunidad en límites entre Vaupés y Caquetá. Sin embargo, en la mañana del 18 de mayo, el presidente borró el trino en el que aseguraba que habían encontrado los niños. Como respuesta, el propio mandatario publicó otro mensaje en el que dijo que la información no había sido corroborada.

A San José del Guaviare se trasladó la directora del ICBF, Astrid Cáceres, y el director de la Aerocivil, Sergio París, para acompañar al PMU instalado para la búsqueda, mientras que el viernes 19 de mayo, el Ejército reforzó al equipo terrestre de búsqueda con 50 comandos más de las fuerzas especiales.

Días más tarde, el equipo se reforzó con más comandos, así como con indígenas de diferentes zonas del país, que ampliaron el rango de búsqueda de los menores. Sumado a esto, se lanzaron kits de sobrevivencia a la espera que los niños los encontraran. A la par, se encontraron más huellas y un pañal, así como más señales de que los menores de edad se encontraban con vida.

Un informe preliminar del accidente de la Aeronáutica Civil señala que la fuerte desaceleración, sumado al primer golpe contra los árboles, hizo que la aeronave cayera de forma vertical y chocará contra el suelo (como se ve en la imagen) “disipándose la energía principalmente en el panel de instrumentos y en el borde de ataque del plano derecho”.

Sobre las lesiones y posible supervivencia de los pasajeros, el informe indica que tanto el piloto como la posición en la que se encontraban los dos adultos pudieron tener lesiones mortales, según la diagramación que se hizo de la aeronave. En el caso de los puestos en los que irían los menores de edad, se evidenció que no hubo desprendimiento de dos de las sillas de la estructura de la avioneta.

Tras cinco semanas de incertidumbre, fuentes de las Fuerzas Militares confirmaron el hallazgo con vida de los cuatro niños desaparecidos en la selva del Caquetá, quienes eran pasajeros de la aeronave tipo Cessna HK 2803, que se accidentó el pasado primero de mayo, mientras cubría la ruta Arauca y San José del Guaviare.

A la zona se desplaza un helicóptero, que ya estaba listo, para recoger a los niños, quienes deberán recibir una valoración médica, según informaron fuentes a este medio. El equipo de búsqueda confirmó que se hallaron con vida a los cuatro menores de edad, quienes habrían sobrevivido por los kits que desde hace quince días ha estado lanzando el Ejército.

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Lesly Jacobo Bonbaire, de 13 años; Soleiny Jacobombaire Mucutuy, de 9 años; Tien Noriel Ronoque Mucutuy, de 4 años, y Cristin Neriman Ranoque Mucutuy, de 11 meses, provienen de la comunidad indígena muinane, que son considerados uitoto y viven cerca del río Cahuinarí y de la Araracuara, en Caquetá, de donde salieron el día del accidente.

La búsqueda de los niños de 13, 9, 4 años y el bebé de 11 meses se focalizó desde el pasado martes 16 de mayo, cuando se encontraron los restos de la aeronave y de los tres adultos que también se movilizaban en ella. Se trata del piloto Hernán Murcia; Magdalena Mucutuy Valencia, madre de los niños desaparecidos; y Herman Mendoza Hernández, líder uitoto de la Organización Nacional de los Pueblos de la Amazonía Colombiana (OPIAC).

Los encargados de los operativos de rescate centraron sus fuerzas en encontrarlos con vida, tras la aparición de elemento que inducían que los niños se movilizaron buscando una salida de la selva. Entre estos, el equipo de búsqueda encontró un tetero, que al parecer era del bebé, un cambuche, que localizó un perro, en el que se encontraron unas tijeras y unas moñas para el cabello, y en el que las autoridades creen pudieron dormir los niños.

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Además, en la zona del siniestro se halló una maleta que fue abierta. Mientras que, durante la búsqueda terrestre, los militares hallaron huellas frescas que podrían ser de la niña mayor.

Con el fin de facilitar la búsqueda, un avión fantasma de las Fuerzas Militares lanzó bengalas sobre la zona de búsqueda para dar mayor visibilidad a los comandos durante la búsqueda nocturna. Al mismo tiempo, desde un helicóptero reprodujeron un audio de la abuela de los niños, en el que les pedía, en su lengua, que se quedaran quietos para que pudieran ubicarlos.

De acuerdo con la Defensa Civil, la desaparición de la aeronave se dio a las 7:45 a.m. de ese lunes festivo, luego de que el piloto de la aeronave reportó fallas en el motor e indicó que intentaría aterrizar sobre un cuerpo de agua que había en la zona donde se presentó la emergencia.

El director de la Aeronáutica Civil, Sergio París Mendoza, señaló que, como hipótesis, creen que el piloto hizo un viraje e intentó arborizar, pero por la altura de los árboles, la aeronave cayó al suelo, en medio de zona rural de Solano (Caquetá).

La incertidumbre reinó la búsqueda de los niños desaparecidos, luego de que el pasado 17 de mayo, el presidente Gustavo Petro publicara un trino en el que aseguró que los cuatro menores de edad habían aparecido con vida. Con el paso de las horas y tras un largo silencio de las instituciones involucradas, las Fuerzas Militares señalaron que no tenían en su poder a los niños, mientras que Presidencia aseguró que la información había sido confirmada por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).

Esa misma noche, el propio ICBF publicó un comunicado en el que indicó que la información la dio una fuente en la zona, que aseguró que los niños estaban siendo trasladados a una comunidad en límites entre Vaupés y Caquetá. Sin embargo, en la mañana del 18 de mayo, el presidente borró el trino en el que aseguraba que habían encontrado los niños. Como respuesta, el propio mandatario publicó otro mensaje en el que dijo que la información no había sido corroborada.

A San José del Guaviare se trasladó la directora del ICBF, Astrid Cáceres, y el director de la Aerocivil, Sergio París, para acompañar al PMU instalado para la búsqueda, mientras que el viernes 19 de mayo, el Ejército reforzó al equipo terrestre de búsqueda con 50 comandos más de las fuerzas especiales.

Días más tarde, el equipo se reforzó con más comandos, así como con indígenas de diferentes zonas del país, que ampliaron el rango de búsqueda de los menores. Sumado a esto, se lanzaron kits de sobrevivencia a la espera que los niños los encontraran. A la par, se encontraron más huellas y un pañal, así como más señales de que los menores de edad se encontraban con vida.

Un informe preliminar del accidente de la Aeronáutica Civil señala que la fuerte desaceleración, sumado al primer golpe contra los árboles, hizo que la aeronave cayera de forma vertical y chocará contra el suelo (como se ve en la imagen) “disipándose la energía principalmente en el panel de instrumentos y en el borde de ataque del plano derecho”.

Sobre las lesiones y posible supervivencia de los pasajeros, el informe indica que tanto el piloto como la posición en la que se encontraban los dos adultos pudieron tener lesiones mortales, según la diagramación que se hizo de la aeronave. En el caso de los puestos en los que irían los menores de edad, se evidenció que no hubo desprendimiento de dos de las sillas de la estructura de la avioneta.