Cuando la felicidad se encuentra en servir a los demás
Paola Benrey, fundadora de la marca Color de esperanza, cuenta de dónde surgió este emprendimiento, también de su carácter social y los retos para conquistar el mercado nacional e internacional. Colombianos berracos.
Sandra Pino Bacca
“Para enseñar a los demás, primero has de hacer algo muy duro: haz de enderezarte a ti mismo”. - Buda -
Esta sabia frase resume quizá lo vivido por Paola Benrey, para lograr hacer florecer la inspiración de su vida: “Durante un sabático, trabajando con niños en un TownShip en Sudafrica, viví de cerca la necesidad que tienen algunas personas, esta experiencia cambió mi vida e hizo que al volver a mi país estructurara un proyecto para dar oportunidades a mujeres en áreas vulnerables. Al principio, ni siquiera tenía la idea de una marca, sino de un proyecto social e, inclusive, lo pensé con niños. Pero me di cuenta que la manera de ayudar a los pequeños era dándoles una oportunidad a sus mamás y que ellos pudieran disfrutar de ellas en sus casas. Entonces nació la idea de hacer un proyecto autosostenible, donde lo principal era la capacitación de un grupo de mujeres que de manera independiente, después de aprender el oficio, pudieran trabajar desde sus casas. Hoy somos un gran equipo. Somos, ¡Color de esperanza!”
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Lo que para cualquiera es la mayor felicidad, ser exitosa, para ella, el haber ocupado cargos directivo comerciales para la región Andina, Centro América y el Caribe en medios digitales, durante más de 15 años, tuvo su tope máximo y llegó ese momento en que el vacío de no sentirse plenamente feliz la estremeció y este proyecto la hizo sentir de nuevo viva: “Color de esperanza es una empresa de carácter social, los primeros años nos concentramos en estructurar el proyecto, en capacitar a las mujeres que hoy tejen para nosotros, hubo más inversión que utilidades. Hoy ya da números negros y tiene un potencial de crecimiento enorme en el mercado nacional e internacional. Siempre digo que hay que ser muy numérico para emprender, cuidar mucho los gastos tanto de la empresa, como los personales. En mi caso, este proyecto comenzó a darme salario después de varios años de solo invertir. Pero si es posible vivir de tu emprendimiento”.
Color esperanza son 12 mujeres, madres cabeza de familia, artesanas de broches coloridos, con bellos diseños que inspiran al amor por lo colorido de nuestra fauna y flora, de nuestra esencia, de ese folclor lleno de magia y colombianidad que nos caracteriza, pero con ese toque femenino y artístico que los hace exclusivos: “Uno de los grandes retos que asumimos cuando definimos concentrarnos en los Paolines (nuestro producto estrella que son broches para la ropa), fue empezar a generar una moda. Aunque las generaciones anteriores han usado broches, no es un producto que se use con frecuencia. Tenemos retos tanto de propósito como de negocio. Queremos construir un centro de aprendizaje para nuestras mamás y sus hijos. Que sea un espacio donde mamás y familias quieran asistir para siempre aprender. Además, estamos desarrollando productos para conquistar mercados internacionales y fortalecer nuestra presencia nacional”. Una proyección que aportará oportunidades de empleo y generar como su nombre lo dice: esperanza.
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“Color de esperanza”, es de una u otra forma una propuesta de filosofía de vida: “Lo más retador es no desfallecer nunca, incluso en los momentos en donde todo parece estar en contra”.
“Para enseñar a los demás, primero has de hacer algo muy duro: haz de enderezarte a ti mismo”. - Buda -
Esta sabia frase resume quizá lo vivido por Paola Benrey, para lograr hacer florecer la inspiración de su vida: “Durante un sabático, trabajando con niños en un TownShip en Sudafrica, viví de cerca la necesidad que tienen algunas personas, esta experiencia cambió mi vida e hizo que al volver a mi país estructurara un proyecto para dar oportunidades a mujeres en áreas vulnerables. Al principio, ni siquiera tenía la idea de una marca, sino de un proyecto social e, inclusive, lo pensé con niños. Pero me di cuenta que la manera de ayudar a los pequeños era dándoles una oportunidad a sus mamás y que ellos pudieran disfrutar de ellas en sus casas. Entonces nació la idea de hacer un proyecto autosostenible, donde lo principal era la capacitación de un grupo de mujeres que de manera independiente, después de aprender el oficio, pudieran trabajar desde sus casas. Hoy somos un gran equipo. Somos, ¡Color de esperanza!”
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Lo que para cualquiera es la mayor felicidad, ser exitosa, para ella, el haber ocupado cargos directivo comerciales para la región Andina, Centro América y el Caribe en medios digitales, durante más de 15 años, tuvo su tope máximo y llegó ese momento en que el vacío de no sentirse plenamente feliz la estremeció y este proyecto la hizo sentir de nuevo viva: “Color de esperanza es una empresa de carácter social, los primeros años nos concentramos en estructurar el proyecto, en capacitar a las mujeres que hoy tejen para nosotros, hubo más inversión que utilidades. Hoy ya da números negros y tiene un potencial de crecimiento enorme en el mercado nacional e internacional. Siempre digo que hay que ser muy numérico para emprender, cuidar mucho los gastos tanto de la empresa, como los personales. En mi caso, este proyecto comenzó a darme salario después de varios años de solo invertir. Pero si es posible vivir de tu emprendimiento”.
Color esperanza son 12 mujeres, madres cabeza de familia, artesanas de broches coloridos, con bellos diseños que inspiran al amor por lo colorido de nuestra fauna y flora, de nuestra esencia, de ese folclor lleno de magia y colombianidad que nos caracteriza, pero con ese toque femenino y artístico que los hace exclusivos: “Uno de los grandes retos que asumimos cuando definimos concentrarnos en los Paolines (nuestro producto estrella que son broches para la ropa), fue empezar a generar una moda. Aunque las generaciones anteriores han usado broches, no es un producto que se use con frecuencia. Tenemos retos tanto de propósito como de negocio. Queremos construir un centro de aprendizaje para nuestras mamás y sus hijos. Que sea un espacio donde mamás y familias quieran asistir para siempre aprender. Además, estamos desarrollando productos para conquistar mercados internacionales y fortalecer nuestra presencia nacional”. Una proyección que aportará oportunidades de empleo y generar como su nombre lo dice: esperanza.
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“Color de esperanza”, es de una u otra forma una propuesta de filosofía de vida: “Lo más retador es no desfallecer nunca, incluso en los momentos en donde todo parece estar en contra”.