Darío Bautista: guía de Guillermo Cano

Uno de los periodistas cruciales en la historia de El Espectador y en la formación profesional de Guillermo Cano fue el huilense Darío Bautista. Un reportero que llegó a ser jefe de información del diario y que con el correr de los días se consolidó como uno de los pioneros del periodismo económico en Colombia. Sus análisis sobre las finanzas públicas o sus reportajes con ministros de Hacienda o expertos ciencias económicas son piezas de colección sobre la historia de la evolución de las finanzas nacionales.

En sus memorias, el premio nobel de literatura Gabriel García Márquez lo recordó como “una rara especie de contraministro de Hacienda que desde el primer canto de los gallos se dedicaba a amargarles la aurora a los funcionarios más altos, con las cábalas casi siempre certeras de un porvenir siniestro”. Entró a la redacción de El Espectador en el año 1933, en los años 40 era uno de los jefes de los reporteros, en 1956, junto a José Salgar, fue director de la primera parte de El Independiente, y escribió en el periódico hasta su muerte.

Sin embargo, Darío Bautista o fue únicamente un periodista de quilates que hizo la economía comprensible para los lectores del diario, sino que quienes lo conocieron o trabajaron con él, lo rememoran como uno de los principales promotores del clima de buen humor que caracterizó la redacción en su tiempo. Con una peculiar habilidad para colocar apodos a los periodistas o colaboradores, o para trastocar los nombres de sus colegas pronunciando sus silabas de atrás para adelante.

Uno de los periodistas cruciales en la historia de El Espectador y en la formación profesional de Guillermo Cano fue el huilense Darío Bautista. Un reportero que llegó a ser jefe de información del diario y que con el correr de los días se consolidó como uno de los pioneros del periodismo económico en Colombia. Sus análisis sobre las finanzas públicas o sus reportajes con ministros de Hacienda o expertos ciencias económicas son piezas de colección sobre la historia de la evolución de las finanzas nacionales.

En sus memorias, el premio nobel de literatura Gabriel García Márquez lo recordó como “una rara especie de contraministro de Hacienda que desde el primer canto de los gallos se dedicaba a amargarles la aurora a los funcionarios más altos, con las cábalas casi siempre certeras de un porvenir siniestro”. Entró a la redacción de El Espectador en el año 1933, en los años 40 era uno de los jefes de los reporteros, en 1956, junto a José Salgar, fue director de la primera parte de El Independiente, y escribió en el periódico hasta su muerte.

Sin embargo, Darío Bautista o fue únicamente un periodista de quilates que hizo la economía comprensible para los lectores del diario, sino que quienes lo conocieron o trabajaron con él, lo rememoran como uno de los principales promotores del clima de buen humor que caracterizó la redacción en su tiempo. Con una peculiar habilidad para colocar apodos a los periodistas o colaboradores, o para trastocar los nombres de sus colegas pronunciando sus silabas de atrás para adelante.