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Cervecería Roja. Su nombre fue inspirado por su sabor y cuerpo, pero también tiene relación a ese sentimiento de patria y el proceso social que vive Colombia, con los llamados procesos de PAZ. En la actualidad, no solo producen roja, sino ROJA NEGRA Y ROJA RUBIA. Este, es quizás uno de los proyectos más significativos y emblemáticos de un pequeño grupo de reincorporados de la guerrilla de las FARC. Sus ángeles, son, Julieta, una mujer de 40 años, profesional en comunicación social, y Wally Broderick, su esposo, experto cervecero de origen irlandés. Así comienza esta cuasi cuento de hadas.
Antes de comenzar la pandemia y con el caminar de los procesos de paz, él decidió desplazarse a Icononzo a realizar voluntariado social a todas aquellas personas de la guerrilla, que estaban en proceso de reincorporación y enseñarles por medio de talleres a construir su propio negocio.
Aquellos cursos que les costaban tan sólo veinte mil pesos y que cubrían los insumos de elaboración de la cerveza, trajo rápidamente a más de 25 personas que finalmente dio para emprendimiento con 4 de los aprendices y así, sin pensarlo dos veces la lanzaron al mercado: CERVECERÍA ROJA. “Ese pequeño ejercicio que tuvo un origen muy modesto se convirtió uno de los proyectos productivos más emblemáticos de la reincorporación y yo terminé haciendo las comunicaciones y estrategia digital de la nueva cervecería artesanal. La cerveza tiene la reputación de ser una bebida de alta calidad y en medio de todas las dificultades ha sabido salir adelante”, cuenta Julieta, recuperando poco a poco la sonrisa.
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Hoy por hoy, lo que comenzó a cocinarse con baldes, ahora cuenta con 4 fermentadores de mil litros. La planta cervecera tiene capacidad de producir 6000 mil litros al mes, los equipos se están pagando, pero ya es una empresa. Además, tienen un PUB en el sector del siete de agosto de Bogotá, donde se comenta, se ha convertido en el punto de encuentro de hombres y mujeres que vivieron al margen de la ley durante décadas y hoy al parecer han retomado el camino de la democracia.
Julieta cuenta que, sin el esfuerzo y la notable dedicación y constancia de sus aprendices, jamás el proyecto hubiera sido exitoso, porque si de algo ellos se graduaron en la universidad de la vida titulada: GUERRILLA, es “berraquera”, esa que se requiere para ante todo mal pronóstico lograr levantarse de nuevo: “El gerente el Carlos Grajales estuvo en la guerrilla durante 12 años, ahora en la vida civil es el gerente del proyecto. Tiene una esposa maravillosa, Valentina, tienen una niña. Valentina es una de las gestoras del nuevo proyecto, es la casa cultural, La Roja, que contará con un espacio para el desarrollo de actividades, cine foros, conciertos y la distribución y comercialización de más productos de firmantes de paz. Allí llegarán mercados que vienen de las regiones de los diferentes asentamientos de reincorporados y será como el gran corazón de los reincorporados. En este grupo también está, Rubén Darío Jaramillo, otro ex guerrillero, un tipo muy carismático y divertido. Tomó muchos cursos antes como pasterelo, panadero, cocinero... Pero se quedó es la cervecería y está considerado por sus colegas como maestro cervecero. Y no podemos dejar de nombrar a José Hernando Mayorga, él está muy a gusto porque también ha hecho nuevos amigos. Pará todos es una forma de encontrar una visión nueva la vida… ah y Wallas les manda a decir que lo más bonito para él ha sido ayudarle a las personas a salir de la guerra y así además estén logrando una mujer vida”.
Gracias a todo este esfuerzo, actualmente Julieta y Wally, después de haber cumplido su sueño de trabajar con personas en proceso de reincorporación, están concentrados en la fabricación de una nueva bebida refrescante, libre de cafeína, energizante y altamente nutritiva. Se basa en la mezcla del chontaduro y borojó con varios adhesivos como jengibre, cúrcuma, clavos, entre otros. Con esta bebida se quiere brindar un alto componente para subir las defensas y seguir haciendo país… y colorín colorado este cuento aún no ha terminado. Julieta cuentan en esta entrevista más detalles del proyecto.
¿Cuál es el funcionamiento que tienen dentro de La Roja?
Como nuestra inspiración fue la cervecería, La Roja que construyó un modelo de economía solidaria para garantizar que quienes hacen parte del proyecto se encuentran en condiciones de dignidad así como la comunidad que impactan, queremos también replicar ese modelo para conseguir alcanzar nuestra propia autonomía financiera y que quienes se vinculen al proyecto lo hagan en las mejores condiciones. Sabemos que es un cambio de paradigma pero el actual estallido social nos ratifica que por ahí es el camino.
¿Ustedes qué hacían antes del emprendimiento? ¿Qué estudiaron?
Mi esposo ha estado en la docencia durante años, es profesor de idiomas en la universidad Externado de Colombia y asesora proyectos de cervecería artesanal. Yo soy comunicadora social y realizadora audiovisual.
¿Qué es lo que sigue para el proyecto?
Nosotros estamos empezando pero nuestra expectativa es de un lado ampliar la oferta de bebidas energizantes y nutritivas y de otro lado superar la incertidumbre económica.
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¿En qué se basan para crear esa bebida y a qué le apuntan?
Por las características geográficas del Colombia, hay una variedad de frutos y nutrientes de gran valor y sabor. Queremos ampliar esa oferta y que nuestro consumidores sepan que su bebida es altamente nutritiva. También queremos conseguir los insumos directamente a campesinos productores para ampliar el valor de consumo, integrar a esa cadena de producción modelos que estén en esta actitud de economía solidaria para intentar equilibrar la gran desigualdad presente en el país.
¿Cuál es el valor agregado que tendrá el producto?
En los últimos tiempos, las grandes superficies ofrecen bebidas de alto valor nutricional, incluso Alpina sacó una línea, pero no están diseñadas para incrementar la energía durante el día. También hay en el mercado bebidas importadas a base de metilxantinas como la cafeína, carbihodratos, taurina, vitaminas y/o guaraná.
¿Por qué buscan que la bebida energizante no tenga cafeína?
Hay evidencia de que el consumo excesivo de bebidas energizantes estarían asociadas a efectos secundarios como arritmias, hipertensión e insonnio, y es que la mayoría tiene compuestos como la cafeína, que es un estimulante pero su consumo en exceso puede ser perjudicial y sus efectos energizante son temporales, incluso hay cierta alarma por su uso frecuente en las personas más jóvenes para alcanzar mayor rendimiento físico y académico. La combinación de nuestra bebida promete ofrecer el vigor que un joven necesita sin elevar los riesgos, ofreciendo altos valores nutritivos ya que el chontadiro es altamente rico en proteínas, carbihodratos y grasas saludable como omega 3 y 6, fibra, vitamina A, C y D, y minerales como magnesio y calcio; el borojó tiene propiedades como vitaminas B y C y minerales como el hierro que está relacionado al desarrollo mental y físico de niños y adultos. Ambos tiene propiedades afrodisíacas.
¿Cómo comercializan sus productos y cuánto valen?
En el momento sólo participamos en ferias, festivales y lo llevamos por encargo, pueden hacer su pedido en el 3112221727. La unidad vale 5.000 y después de una docena 4.500. Viene en una botella de 250 mililitros.