En el Caribe los proyectos de competitividad benefician a 10.7 millones de personas
Los ocho departamentos de la región Caribe comparten una apuesta por el fortalecimiento de sectores económicos como el de la producción, transformación y exportación de productos agrícolas y el turismo que, sumado a los avances en la generación de energías no convencionales, buscan potenciar la competitividad y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Gustavo Montes Arias
Cuando a Rusbel Tilano, diseñadora de modas del corregimiento de Orihueca (Zona Bananera, Magdalena) le preguntan desde cuándo se dedica a su profesión, responde con una risa que rebela convicción: “yo nací diseñadora y coso desde que tengo uso de razón”. Siendo niña tomaba las muñecas como modelos para confeccionar pequeños vestidos, sin saber que sería profesional en ello.
Años más tarde, al terminar su bachillerato, viajó a Barranquilla y estudió diseño de modas en la Universidad Autónoma del Caribe. Pero la tierra llama y por esa razón regresó a su pueblo, donde hace diez años montó su “taller de barrio”, como ella lo llama, y en el que se dedica a producir las prendas de la marca que lleva su mismo nombre.
Rusbel trabaja junto a su madre en su emprendimiento, emplea a dos mujeres más y le apuesta a la economía local al acudir a otros actores del sector textil de la región para surtirse de telas e insumos, mandar a hacer bordados y contratar servicios para los cuales depende del apoyo de las personas que se dedican a ese renglón económico en Magdalena y Atlántico.
Sin embargo, fue con la llegada del proyecto Modistas del Cambio que su iniciativa salió adelante. Antes se ocupaba de otras labores, pero a través esa iniciativa de la Gobernación el Magdalena recibió apoyo con dotación y se unió a un proyecto cooperativo del que hacen parte 1.800 personas reunidas en 600 unidades productivas del departamento.
Si bien la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex) dio a conocer que entre enero y noviembre de 2023 las cifras de exportación de textiles colombianos cayeron en un 10.8%, la región Caribe tuvo presencia dentro de la lista de mayores exportadores de textiles con la participación de Bolívar y Atlántico. Este último departamento tuvo operaciones fuera del país que alcanzaron los 6.2 millones de dólares.
Lea también: Departamentos del Centro del país se proyectan a través de la gestión ambiental
Al tiempo que Rusbel toma medidas y combina colores y texturas de telas en su taller de Orihueca, Osvaldo Valdés se dedica a la siembra de ñame de variedad diamante en los Montes de María, producto con el cual contribuye a la reforestación de zonas afectadas ambientalmente por la acción humana y asegura la materia prima para la elaboración de los productos de Ñami Chips, una marca gestionada por la Asociación Mujeres Unidas de San Isidro (AMUSI).
Entre los años 2020 y 2021, comunidades como San Isidro (Carmen de Bolívar), donde vive Osvaldo, experimentaron las consecuencias económicas de la sobreproducción de ñame, producto original de esa región del Caribe colombiano. Entonces nació la idea de transformar el tubérculo y vender el producto con valor agregado.
“Ñami Chips es un producto que nació de una organización de mujeres víctimas y resilientes del conflicto armado en Montes de María. Trabajamos en la protección del bosque seco tropical a través de este producto agroecológico”, expresó Osvaldo.
Durante su jornada de trabajo combina las labores tempraneras en los sembrados de ñame con la atención de asuntos administrativos en la oficina de la organización de la que hacen parte 42 mujeres y hombres, así como con las gestiones en la administración local y la gobernación para ampliar el alcance de la marca.
Además de convertirse en una importante alternativa económica para los integrantes de la asociación, Ñami Chips hace parte de todo un engranaje productivo en el que se apuesta por la asociatividad, la construcción de tejido social en comunidades golpeadas por la violencia y en un modelo de producción sostenible y amigable con ecosistemas de especial importancia ambiental para el país.
Según cifras del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, a febrero de 2024 la producción de ñame en el departamento de Bolívar hizo que este cultivo tuviera una incidencia de 14.8% entre los cultivos transitorios, superado solo por Córdoba, donde su presencia fue del 20.6% en el agro regional.
Sin embargo, la yuca sigue llevando una ventaja importante los cultivos transitorios de la región Caribe, pues es el principal producto que se siembra en Atlántico (49%), Bolívar (42.9%), Córdoba (34.5%), La Guajira (29%), Magdalena (59%), San Andrés, Providencia y Santa Catalina (41.7%) y Sucre (44.5%). Solo en Cesar ocupa el segundo lugar luego del maíz (31.2%), con una incidencia del 24.4%, según la misma cartera de Gobierno.
El agro y el turismo apalancan la economía regional
Para Osvaldo Valdés la mayor dificultad de sacar adelante el proyecto Ñami Chips ha sido llevar sus productos al comercio de grandes superficies; también la desventaja de que AMUSI no cuenta con una planta de producción propia, por lo que deben enviar sus productos para que sean terminados en maquilas externas.
Sin embargo, destaca las virtudes de lo que hacen y la importancia que ha tenido para la transformación del territorio. “Es el primer emprendimiento que nace de un producto propio de los Montes de María, se prepara con aceite natural y la siembra del ñame sirve para la conservación ambiental”, explicó.
Además de su importancia económica y ambiental, Ñami Chips y AMUSI se convirtieron en un punto de encuentro para gestionar desde la paz las heridas que dejó abiertas la guerra. La organización está integrada por siete hombres y 35 mujeres, de quienes Osvaldo destacó “el valor de ejercer su rol de mujeres y de madres antes, durante y después del conflicto, su aporte a las familias y al desarrollo socioeconómico de la comunidad”.
Mientras que esta iniciativa de los Montes de María busca hacer del campo un lugar más productivo, la Gobernación de Bolívar trabaja en otro eje clave para la economía regional: el impulso de la competitividad turística. Angélica Villalba Eljach, secretaria de Desarrollo Económico, destacó la importancia del territorio como “un departamento de sol y playa, con municipios patrimonio y potencial para el turismo religioso y científico”.
Por esa razón la administración tiene una apuesta especial para sostener el potencial turístico de Bolívar, ampliar las capacidades e incursionar en nuevas alternativas. Logros como la reactivación de los vuelos desde Bogotá y Medellín a Mompox, la “Ruta Mágica García Márquez”, la “Ruta María Mágica” y la llegada de nuevos cruceros de las empresas AmaWaterways y Metropolitan Touring, pretenden seguir haciendo del turismo el enclave de la competitividad del departamento.
Solo en 2023, según la Corporación de Turismo de Cartagena, la ciudad recibió a 624.000 pasajeros, lo que representó un aumento del 35% respecto al año 2022. “Nuestra vocación turística siempre ha permanecido, el peso de la historia, el mar y la playa siempre están latentes; ahora lo que queremos hacer es que otros sitios tengan esta misma potencialidad y que se dé la internacionalización de la región; hay un hermanamiento directo sobre lo que significa el Caribe para el mundo”, agregó la funcionaria sobre las expectativas del sector.
En el caso del departamento de Atlántico, donde el turismo también es un renglón importante de la economía y que, según registros del Ministerio de Comercio Industria y Turismo, recibió al 2,63% de los extranjeros no residentes que llegaron al país a hacer turismo entre 2012 y 2022, el fortalecimiento del sector se combina también con la apuesta por el desarrollo del agro.
Iniciativas como los proyectos agroindustriales de siembra y transformación de cacao en los municipios de Suan y Santa Lucía, una alianza entre la Gobernación del Atlántico y la multinacional Bean&Co, buscan fortalecer los modelos de asociatividad de al menos 200 familias que durante treinta años podrán dedicarse a la cadena productiva de las 500 hectáreas sembradas con ese fruto.
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En la misma línea trabajan en el departamento de Córdoba, donde estrategias como “El Campo Cambia”, que buscan combinar la innovación tecnológica y la infraestructura de transformación para darle valor agregado a productos como el coco, el limón Tahití, el mango, el cacao y la palma de aceite, prometen seguir haciendo del campo “nuestra mina de oro”, como lo explicó Boris Zapara Romero, secretario de Competitividad y Cooperación Internacional.
Ese proyecto está pensado para desarrollarse en dos fases. La primera, dedicada solo al fortalecimiento del sector agrícola a través de la producción en 10.000 hectáreas de tierra; será implementada durante los próximos años y tendrá una inversión aproximada de $190.000 millones; con la segunda etapa se buscará replicar el modelo de la primera fase para mejorar los niveles de productividad y competitividad del sector pecuario y la producción de carne. No en vano es “el proyecto más ambicioso de Córdoba,” como lo indicó el funcionario.
La apuesta por el campo se combina con la proyección de una escuela de negocios digitales que estará orientada a “dar un salto de revolución productiva a través del uso de las herramientas digitales”. El desarrollo de la iniciativa tendría un costo de entre $65.000 y $75.000 millones y recibiría apoyo de entidades externas. “No solo podemos seguir proyectándonos desde el campo, sino también desde la ciudad y desde los jóvenes”, destacó el secretario sobre la importancia que tiene incursionar en la industria 4.0 y en la integración de los jóvenes para el desarrollo.
Por parte del departamento del Cesar, los proyectos de competitividad tienen el valor agregado de estar dirigidos hacia las mujeres y apostar por la asociatividad. Para ello, la gobernación adelanta el proyecto Fortalecimiento a Madres Cabeza de Hogar, del que ya se han beneficiado 274 mujeres, cien colectivos y diez asociaciones que emprenden procesos de industrialización y generación de valor para la economía de la región.
En el marco de la iniciativa, las mujeres acceden a procesos de formación para la fabricación de productos como vasos, platos y cajas de cartón bajo un modelo de rentabilidad y disminución de costos, al trabajar con insumos locales. Además, recibieron cinco máquinas industriales que fortalecen los niveles de productividad e innovación de sus proyectos.
Sobre el proyecto y el proceso de formación de mujeres, el gerente del Instituto para el Desarrollo del Cesar (Idecesar), José Guillermo Castro, resaltó en su momento la importancia de “darle continuidad a este proceso que inició con el suministro de maquinaria y que ponemos en funcionamiento a través de la inducción que reciben estas madres cabezas de hogar, para empezar a comercializar los productos y poder darle un mayor dinamismo a nuestra economía”.
Mientras tanto, en La Guajira los logros recientes en materia de turismo demuestran que este sector es clave para mejorar los niveles de competitividad, que para 2023 se ubicó en 3.7, con una caída de dos puntos porcentuales respecto a la cifra de 3.9 del año 2022. La medición de los 108 indicadores de tipo socioeconómico ubicó al departamento en la posición número 26 a nivel nacional.
Sin embargo, la llegada de cruceros al Cabo de la Vela durante 2024 le ha dado un nuevo impulso y dinamismos al sector turístico y a la economía del departamento. El primero de ellos llegó el pasado 11 de enero, se trató de una embarcación de la compañía suiza Emerald Cruises, tripulada por cuarenta pasajeros que desembarcaron en La Guajira para conocer los encantos del extremo norte Colombia.
José Emilio Sierra, director de Cultura del departamento expresó que “es un hito porque nunca había llegado un crucero al departamento, siempre los veíamos pasar en la distancia por nuestra cercanía con las islas del Caribe”. Además, explicó que este logro se dio luego de cuatro años de estudios y trabajo junto a PROCOLOMBIA para lograr que el Cabo de la Vela quedara dentro de la ruta de cruceros del Caribe.
Si bien el funcionario resaltó que el departamento “no tiene la innovación de infraestructura para un viajero que se baja de un crucero con todas las comodidades”, para la región es muy importante poder ofrecer la experiencia turística de la Alta Guajira. Asimismo, la gobernación proyecta trabajar en el desarrollo de las capacidades necesarias para seguir recibiendo turistas y fortalecer ese renglón de la economía, pero resguardando la sostenibilidad de ambiental y la protección de las comunidades.
“Estamos trabajando para que se logre tener un destino competitivo, pero también sostenible. Nuestra capacidad nos permite operar de una manera sostenible con el territorio. No nos interesa tener grandes infraestructuras, sino mejorar los procesos y servicios a nivel de condiciones y alojamientos”, dijo el funcionario. El desarrollo del turismo se enmarca en una ruta de cinco municipios con potencial turístico en el departamento y se articula también con otros proyectos como la ampliación del malecón de Riohacha y la construcción de una estación de guardacostas.
Asociatividad e industria movilizan el desarrollo
En el departamento del Magdalena, además de la experiencia de Rusbel Tilano, quien sacó adelante a sus dos hijos trabajando en el diseño de modas, 1.800 personas más integran unidades productivas del sector textil, haciendo de este uno de los más importantes para el departamento. Estas personas son beneficiarias del proyecto Modistas del Cambio, que logró consolidar la cooperativa del sector textil más grande de la región, como lo explicó Ceduin De la Cruz, secretario de Desarrollo Económico del Magdalena.
“Fue una estrategia de reactivación económica y generación de empleo justo después de la pandemia del Covid-19, que buscaba mejorar las capacidades productivas y comerciales de microempresarios del Magdalena, dedicados a la industria de las confecciones”, expuso el funcionario. La inversión para darle continuidad al proyecto ronda los $7.000 millones y se suma al rubro de entre $18.000 y $28.000 millones que esperan invertir en la nueva etapa del proyecto Brigadas Agrarias.
En su primera fase de implementación, esta última iniciativa de fortalecimiento de capacidades para el sector agrícola benefició a 1.300 productores de los municipios del Sur del Magdalena. La meta ahora es llegar a los habitantes de las 23 poblaciones restantes del departamento para hacer más competitivo el campo. “La productividad del agro es lo que nos garantizará el abastecimiento y la reducción de la pobreza”, concluyó De la Cruz sobre este proyecto de inversión rural en un sitio en el que el 67.9% de sus cultivos permanentes corresponden a plantaciones de banano, según el Ministerio de Comercio.
Si bien Sucre también tiene un alto potencial agrícola, con una producción de caña y de plátano que suman juntos el 47% de los cultivos permanentes del departamento, la apuesta de competitividad busca innovar desde la industria sostenible. Con ese objetivo, el departamento trabaja en ofrecer las condiciones necesarias para el desarrollo de una planta de producción de aluminio verde en Tolú, proyectada por la firma GaltCo.
La meta del proyecto es producir 450 mil toneladas de aluminio verde cada año y beneficiar a la población del Golfo de Morrosquillo a través de la generación de empleos y el fortalecimiento de la economía. El aliado internacional de la idea es la compañía Emirates Global Aluminium (EGA), dedicada a la producción de aluminio de alta calidad y con bajas emisiones de gases de efecto invernadero.
Finalmente, en San Andrés, Providencia y Santa Catalina el impulso a la competitividad está ligado de forma directa al sector turístico. Solo en diciembre de 2023, según cifras de la administración, la isla recibió a 74.583 turistas, cerca de dos mil visitantes más que los registrados en el período del 1 al 24 de diciembre de 2022. El fortalecimiento de este sector, que es el principal motor de su economía, se apalanca desde proyectos como la ampliación del Aeropuerto de San Andrés.
Hasta el 12 de julio de 2024 se encuentra activa la licitación para adjudicar el contrato de la obra con la que se espera tener una infraestructura de 13.500 metros cuadrados y construir 3.516 metros cuadrados para áreas comerciales. La meta es movilizar a 2.8 millones de pasajeros cada año y generar 8.719 empleos directos e indirectos. Se espera que antes de que termine este año la obra sea adjudicada. El proyecto se combina con la alianza celebrada con Fontur para fortalecer la oferta de eventos deportivos y culturales de la isla en 2024.
Lea también: Conectividad y agroindustria: ejes claves para potenciar el desarrollo en la Orinoquia
De ese modo, los ocho departamentos de la región Caribe (Atlántico, Bolívar, Cesar, Córdoba, La Guajira, Magdalena, Sucre, San Andrés, Providencia y Santa Catalina) atienden distintos frentes que son clave en la economía de una región cuya población al año 2018, según el último censo del DANE, era de 10′717.385 habitantes. Un lugar en el que la amplitud del mar y las extensas sabanas sembradas por el sol hacen del territorio un lugar atractivo para el turismo y la inversión empresarial.
*Este es un contenido desarrollado en el marco de la iniciativa Construyendo Regiones de Progreso, de la Federación Nacional de Departamentos, y apoyado por El Espectador.
Cuando a Rusbel Tilano, diseñadora de modas del corregimiento de Orihueca (Zona Bananera, Magdalena) le preguntan desde cuándo se dedica a su profesión, responde con una risa que rebela convicción: “yo nací diseñadora y coso desde que tengo uso de razón”. Siendo niña tomaba las muñecas como modelos para confeccionar pequeños vestidos, sin saber que sería profesional en ello.
Años más tarde, al terminar su bachillerato, viajó a Barranquilla y estudió diseño de modas en la Universidad Autónoma del Caribe. Pero la tierra llama y por esa razón regresó a su pueblo, donde hace diez años montó su “taller de barrio”, como ella lo llama, y en el que se dedica a producir las prendas de la marca que lleva su mismo nombre.
Rusbel trabaja junto a su madre en su emprendimiento, emplea a dos mujeres más y le apuesta a la economía local al acudir a otros actores del sector textil de la región para surtirse de telas e insumos, mandar a hacer bordados y contratar servicios para los cuales depende del apoyo de las personas que se dedican a ese renglón económico en Magdalena y Atlántico.
Sin embargo, fue con la llegada del proyecto Modistas del Cambio que su iniciativa salió adelante. Antes se ocupaba de otras labores, pero a través esa iniciativa de la Gobernación el Magdalena recibió apoyo con dotación y se unió a un proyecto cooperativo del que hacen parte 1.800 personas reunidas en 600 unidades productivas del departamento.
Si bien la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex) dio a conocer que entre enero y noviembre de 2023 las cifras de exportación de textiles colombianos cayeron en un 10.8%, la región Caribe tuvo presencia dentro de la lista de mayores exportadores de textiles con la participación de Bolívar y Atlántico. Este último departamento tuvo operaciones fuera del país que alcanzaron los 6.2 millones de dólares.
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Al tiempo que Rusbel toma medidas y combina colores y texturas de telas en su taller de Orihueca, Osvaldo Valdés se dedica a la siembra de ñame de variedad diamante en los Montes de María, producto con el cual contribuye a la reforestación de zonas afectadas ambientalmente por la acción humana y asegura la materia prima para la elaboración de los productos de Ñami Chips, una marca gestionada por la Asociación Mujeres Unidas de San Isidro (AMUSI).
Entre los años 2020 y 2021, comunidades como San Isidro (Carmen de Bolívar), donde vive Osvaldo, experimentaron las consecuencias económicas de la sobreproducción de ñame, producto original de esa región del Caribe colombiano. Entonces nació la idea de transformar el tubérculo y vender el producto con valor agregado.
“Ñami Chips es un producto que nació de una organización de mujeres víctimas y resilientes del conflicto armado en Montes de María. Trabajamos en la protección del bosque seco tropical a través de este producto agroecológico”, expresó Osvaldo.
Durante su jornada de trabajo combina las labores tempraneras en los sembrados de ñame con la atención de asuntos administrativos en la oficina de la organización de la que hacen parte 42 mujeres y hombres, así como con las gestiones en la administración local y la gobernación para ampliar el alcance de la marca.
Además de convertirse en una importante alternativa económica para los integrantes de la asociación, Ñami Chips hace parte de todo un engranaje productivo en el que se apuesta por la asociatividad, la construcción de tejido social en comunidades golpeadas por la violencia y en un modelo de producción sostenible y amigable con ecosistemas de especial importancia ambiental para el país.
Según cifras del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, a febrero de 2024 la producción de ñame en el departamento de Bolívar hizo que este cultivo tuviera una incidencia de 14.8% entre los cultivos transitorios, superado solo por Córdoba, donde su presencia fue del 20.6% en el agro regional.
Sin embargo, la yuca sigue llevando una ventaja importante los cultivos transitorios de la región Caribe, pues es el principal producto que se siembra en Atlántico (49%), Bolívar (42.9%), Córdoba (34.5%), La Guajira (29%), Magdalena (59%), San Andrés, Providencia y Santa Catalina (41.7%) y Sucre (44.5%). Solo en Cesar ocupa el segundo lugar luego del maíz (31.2%), con una incidencia del 24.4%, según la misma cartera de Gobierno.
El agro y el turismo apalancan la economía regional
Para Osvaldo Valdés la mayor dificultad de sacar adelante el proyecto Ñami Chips ha sido llevar sus productos al comercio de grandes superficies; también la desventaja de que AMUSI no cuenta con una planta de producción propia, por lo que deben enviar sus productos para que sean terminados en maquilas externas.
Sin embargo, destaca las virtudes de lo que hacen y la importancia que ha tenido para la transformación del territorio. “Es el primer emprendimiento que nace de un producto propio de los Montes de María, se prepara con aceite natural y la siembra del ñame sirve para la conservación ambiental”, explicó.
Además de su importancia económica y ambiental, Ñami Chips y AMUSI se convirtieron en un punto de encuentro para gestionar desde la paz las heridas que dejó abiertas la guerra. La organización está integrada por siete hombres y 35 mujeres, de quienes Osvaldo destacó “el valor de ejercer su rol de mujeres y de madres antes, durante y después del conflicto, su aporte a las familias y al desarrollo socioeconómico de la comunidad”.
Mientras que esta iniciativa de los Montes de María busca hacer del campo un lugar más productivo, la Gobernación de Bolívar trabaja en otro eje clave para la economía regional: el impulso de la competitividad turística. Angélica Villalba Eljach, secretaria de Desarrollo Económico, destacó la importancia del territorio como “un departamento de sol y playa, con municipios patrimonio y potencial para el turismo religioso y científico”.
Por esa razón la administración tiene una apuesta especial para sostener el potencial turístico de Bolívar, ampliar las capacidades e incursionar en nuevas alternativas. Logros como la reactivación de los vuelos desde Bogotá y Medellín a Mompox, la “Ruta Mágica García Márquez”, la “Ruta María Mágica” y la llegada de nuevos cruceros de las empresas AmaWaterways y Metropolitan Touring, pretenden seguir haciendo del turismo el enclave de la competitividad del departamento.
Solo en 2023, según la Corporación de Turismo de Cartagena, la ciudad recibió a 624.000 pasajeros, lo que representó un aumento del 35% respecto al año 2022. “Nuestra vocación turística siempre ha permanecido, el peso de la historia, el mar y la playa siempre están latentes; ahora lo que queremos hacer es que otros sitios tengan esta misma potencialidad y que se dé la internacionalización de la región; hay un hermanamiento directo sobre lo que significa el Caribe para el mundo”, agregó la funcionaria sobre las expectativas del sector.
En el caso del departamento de Atlántico, donde el turismo también es un renglón importante de la economía y que, según registros del Ministerio de Comercio Industria y Turismo, recibió al 2,63% de los extranjeros no residentes que llegaron al país a hacer turismo entre 2012 y 2022, el fortalecimiento del sector se combina también con la apuesta por el desarrollo del agro.
Iniciativas como los proyectos agroindustriales de siembra y transformación de cacao en los municipios de Suan y Santa Lucía, una alianza entre la Gobernación del Atlántico y la multinacional Bean&Co, buscan fortalecer los modelos de asociatividad de al menos 200 familias que durante treinta años podrán dedicarse a la cadena productiva de las 500 hectáreas sembradas con ese fruto.
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En la misma línea trabajan en el departamento de Córdoba, donde estrategias como “El Campo Cambia”, que buscan combinar la innovación tecnológica y la infraestructura de transformación para darle valor agregado a productos como el coco, el limón Tahití, el mango, el cacao y la palma de aceite, prometen seguir haciendo del campo “nuestra mina de oro”, como lo explicó Boris Zapara Romero, secretario de Competitividad y Cooperación Internacional.
Ese proyecto está pensado para desarrollarse en dos fases. La primera, dedicada solo al fortalecimiento del sector agrícola a través de la producción en 10.000 hectáreas de tierra; será implementada durante los próximos años y tendrá una inversión aproximada de $190.000 millones; con la segunda etapa se buscará replicar el modelo de la primera fase para mejorar los niveles de productividad y competitividad del sector pecuario y la producción de carne. No en vano es “el proyecto más ambicioso de Córdoba,” como lo indicó el funcionario.
La apuesta por el campo se combina con la proyección de una escuela de negocios digitales que estará orientada a “dar un salto de revolución productiva a través del uso de las herramientas digitales”. El desarrollo de la iniciativa tendría un costo de entre $65.000 y $75.000 millones y recibiría apoyo de entidades externas. “No solo podemos seguir proyectándonos desde el campo, sino también desde la ciudad y desde los jóvenes”, destacó el secretario sobre la importancia que tiene incursionar en la industria 4.0 y en la integración de los jóvenes para el desarrollo.
Por parte del departamento del Cesar, los proyectos de competitividad tienen el valor agregado de estar dirigidos hacia las mujeres y apostar por la asociatividad. Para ello, la gobernación adelanta el proyecto Fortalecimiento a Madres Cabeza de Hogar, del que ya se han beneficiado 274 mujeres, cien colectivos y diez asociaciones que emprenden procesos de industrialización y generación de valor para la economía de la región.
En el marco de la iniciativa, las mujeres acceden a procesos de formación para la fabricación de productos como vasos, platos y cajas de cartón bajo un modelo de rentabilidad y disminución de costos, al trabajar con insumos locales. Además, recibieron cinco máquinas industriales que fortalecen los niveles de productividad e innovación de sus proyectos.
Sobre el proyecto y el proceso de formación de mujeres, el gerente del Instituto para el Desarrollo del Cesar (Idecesar), José Guillermo Castro, resaltó en su momento la importancia de “darle continuidad a este proceso que inició con el suministro de maquinaria y que ponemos en funcionamiento a través de la inducción que reciben estas madres cabezas de hogar, para empezar a comercializar los productos y poder darle un mayor dinamismo a nuestra economía”.
Mientras tanto, en La Guajira los logros recientes en materia de turismo demuestran que este sector es clave para mejorar los niveles de competitividad, que para 2023 se ubicó en 3.7, con una caída de dos puntos porcentuales respecto a la cifra de 3.9 del año 2022. La medición de los 108 indicadores de tipo socioeconómico ubicó al departamento en la posición número 26 a nivel nacional.
Sin embargo, la llegada de cruceros al Cabo de la Vela durante 2024 le ha dado un nuevo impulso y dinamismos al sector turístico y a la economía del departamento. El primero de ellos llegó el pasado 11 de enero, se trató de una embarcación de la compañía suiza Emerald Cruises, tripulada por cuarenta pasajeros que desembarcaron en La Guajira para conocer los encantos del extremo norte Colombia.
José Emilio Sierra, director de Cultura del departamento expresó que “es un hito porque nunca había llegado un crucero al departamento, siempre los veíamos pasar en la distancia por nuestra cercanía con las islas del Caribe”. Además, explicó que este logro se dio luego de cuatro años de estudios y trabajo junto a PROCOLOMBIA para lograr que el Cabo de la Vela quedara dentro de la ruta de cruceros del Caribe.
Si bien el funcionario resaltó que el departamento “no tiene la innovación de infraestructura para un viajero que se baja de un crucero con todas las comodidades”, para la región es muy importante poder ofrecer la experiencia turística de la Alta Guajira. Asimismo, la gobernación proyecta trabajar en el desarrollo de las capacidades necesarias para seguir recibiendo turistas y fortalecer ese renglón de la economía, pero resguardando la sostenibilidad de ambiental y la protección de las comunidades.
“Estamos trabajando para que se logre tener un destino competitivo, pero también sostenible. Nuestra capacidad nos permite operar de una manera sostenible con el territorio. No nos interesa tener grandes infraestructuras, sino mejorar los procesos y servicios a nivel de condiciones y alojamientos”, dijo el funcionario. El desarrollo del turismo se enmarca en una ruta de cinco municipios con potencial turístico en el departamento y se articula también con otros proyectos como la ampliación del malecón de Riohacha y la construcción de una estación de guardacostas.
Asociatividad e industria movilizan el desarrollo
En el departamento del Magdalena, además de la experiencia de Rusbel Tilano, quien sacó adelante a sus dos hijos trabajando en el diseño de modas, 1.800 personas más integran unidades productivas del sector textil, haciendo de este uno de los más importantes para el departamento. Estas personas son beneficiarias del proyecto Modistas del Cambio, que logró consolidar la cooperativa del sector textil más grande de la región, como lo explicó Ceduin De la Cruz, secretario de Desarrollo Económico del Magdalena.
“Fue una estrategia de reactivación económica y generación de empleo justo después de la pandemia del Covid-19, que buscaba mejorar las capacidades productivas y comerciales de microempresarios del Magdalena, dedicados a la industria de las confecciones”, expuso el funcionario. La inversión para darle continuidad al proyecto ronda los $7.000 millones y se suma al rubro de entre $18.000 y $28.000 millones que esperan invertir en la nueva etapa del proyecto Brigadas Agrarias.
En su primera fase de implementación, esta última iniciativa de fortalecimiento de capacidades para el sector agrícola benefició a 1.300 productores de los municipios del Sur del Magdalena. La meta ahora es llegar a los habitantes de las 23 poblaciones restantes del departamento para hacer más competitivo el campo. “La productividad del agro es lo que nos garantizará el abastecimiento y la reducción de la pobreza”, concluyó De la Cruz sobre este proyecto de inversión rural en un sitio en el que el 67.9% de sus cultivos permanentes corresponden a plantaciones de banano, según el Ministerio de Comercio.
Si bien Sucre también tiene un alto potencial agrícola, con una producción de caña y de plátano que suman juntos el 47% de los cultivos permanentes del departamento, la apuesta de competitividad busca innovar desde la industria sostenible. Con ese objetivo, el departamento trabaja en ofrecer las condiciones necesarias para el desarrollo de una planta de producción de aluminio verde en Tolú, proyectada por la firma GaltCo.
La meta del proyecto es producir 450 mil toneladas de aluminio verde cada año y beneficiar a la población del Golfo de Morrosquillo a través de la generación de empleos y el fortalecimiento de la economía. El aliado internacional de la idea es la compañía Emirates Global Aluminium (EGA), dedicada a la producción de aluminio de alta calidad y con bajas emisiones de gases de efecto invernadero.
Finalmente, en San Andrés, Providencia y Santa Catalina el impulso a la competitividad está ligado de forma directa al sector turístico. Solo en diciembre de 2023, según cifras de la administración, la isla recibió a 74.583 turistas, cerca de dos mil visitantes más que los registrados en el período del 1 al 24 de diciembre de 2022. El fortalecimiento de este sector, que es el principal motor de su economía, se apalanca desde proyectos como la ampliación del Aeropuerto de San Andrés.
Hasta el 12 de julio de 2024 se encuentra activa la licitación para adjudicar el contrato de la obra con la que se espera tener una infraestructura de 13.500 metros cuadrados y construir 3.516 metros cuadrados para áreas comerciales. La meta es movilizar a 2.8 millones de pasajeros cada año y generar 8.719 empleos directos e indirectos. Se espera que antes de que termine este año la obra sea adjudicada. El proyecto se combina con la alianza celebrada con Fontur para fortalecer la oferta de eventos deportivos y culturales de la isla en 2024.
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De ese modo, los ocho departamentos de la región Caribe (Atlántico, Bolívar, Cesar, Córdoba, La Guajira, Magdalena, Sucre, San Andrés, Providencia y Santa Catalina) atienden distintos frentes que son clave en la economía de una región cuya población al año 2018, según el último censo del DANE, era de 10′717.385 habitantes. Un lugar en el que la amplitud del mar y las extensas sabanas sembradas por el sol hacen del territorio un lugar atractivo para el turismo y la inversión empresarial.
*Este es un contenido desarrollado en el marco de la iniciativa Construyendo Regiones de Progreso, de la Federación Nacional de Departamentos, y apoyado por El Espectador.